“La Razón de mi Vida”, fue el libro que Eva Duarte de Perón utilizó para enviar su mensaje al pueblo argentino de sus convicciones, temores y fortalezas. Editado el 15 de octubre de 1951 por Ediciones Peuser, alcanzó una tirada de 300.000 ejemplares y fue reeditado en numerosas ocasiones en los años posteriores.
A cien años del nacimiento de “Evita”, como le gustaba que la llamaran sus "descamisados", el escrito detalla sus inicios y motivos para emprender su lucha contra las desigualdades, su amor por el ex presidente Juan Domingo Perón y sus batallas dentro del feminismo.
A continuación las mejores 33 frases del libro:
- “Desde que yo me acuerdo cada injusticia me hace doler el alma como si me clavase algo en ella. De cada edad guardo el recuerdo de alguna injusticia que me sublevó desgarrándome íntimamente”.
- Recuerdo muy bien que estuve muchos días tristes cuando me enteré que en el mundo había pobres y había ricos; y lo extraño es que no me doliese tanto la existencia de los pobres como el saber que al mismo tiempo había ricos.
- Yo no pude acostumbrarme al veneno y nunca, desde los once años, me pareció natural y lógica la injusticia social.
- Los síntomas de la injusticia social en que vivía nuestra Patria se me aparecían entonces a cada paso; en cada recodo del camino; y me acorralaban en cualquier parte y todos los días.
- Todos, o casi todos, tenemos en la vida un “día maravilloso”. Para mí, fue el día en que mi vida coincidió con la vida de Perón.
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- Quiero aclarar aquí que hasta no hace muchos años, en este país, muchos “dirigentes” sindicales (a sueldo) consideraban que la Patria y sus símbolos eran prejuicios del capitalismo, lo mismo que la Religión
- Lo vieron avanzar a Perón y primero se reían de él creyéndole y aún diciéndole loco.
- Yo no estuve en la cárcel con él; pero aquellos ocho días me duelen todavía; y más, mucho más, que si los hubiese podido pasar en su compañía, compartiendo su angustia
- Desde aquel día pienso que no debe ser muy difícil morir por una causa que se ama. O simplemente: morir por amor.
- Su rara insistencia me iluminó: ¡aquel “encargarme de sus trabajadores” era su palabra de amor, su más sentida palabra de amor!
- Se la di entonces y se la sigo dando. Mientras viva no me olvidaré que él, Perón, me encomendó a sus descamisados en la hora más difícil de su vida.
- A veces me suele decir cariñosamente el mismo Líder que soy “demasiado peronista”.
- Un día me dijeron que era demasiado peronista para que pudiese encabezar un movimiento de las mujeres de mi Patria.
- La verdad, lo lógico, lo razonable es que el feminismo no se aparte de la naturaleza misma de la mujer.
- Yo sería desleal con mi pueblo si no hablase de él. Por otra parte nadie puede pensar que mi elogio tenga algún interés.
- Cada conversación que sostengo con él es una lección maravillosa que nunca parece lección
- Cuando algunos elogian mi “intuición” se refieren siempre al rápido conocimiento que tengo de las personas con que trato. A veces he confiado en quienes muchos desconfiaban y otras he desconfiado de quienes todos creían. Casi siempre el tiempo me ha dado la razón.
- Nuestro pueblo ha vivido más de un siglo, de gobiernos oligarcas cuya principal tarea no fue atender al pueblo sino más bien a los intereses de una minoría privilegiada, tal vez refinada y culta, pero sórdidamente egoísta.
- Yo elegí ser “Evita”... para que por mi intermedio el pueblo y sobre todos los trabajadores, encontrasen siempre libre el camino de su Líder.
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- Nunca la oligarquía fue hostil con nadie que pudiera serle útil. El poder y el dinero no tuvieron nunca malos antecedentes para un oligarca genuino.
- Cuando un obrero me llama “Evita” me siento con gusto “compañera” de todos los hombres que trabajan en mi país y aun en el mundo entero.
- Confieso que tengo una ambición, una sola y gran ambición personal: quisiera que el nombre de Evita figurase alguna vez en la historia de mi Patria
- Y el gobierno Peronista, inspirado por su conductor, trata de adelantarse al tiempo y se apoya cada vez más en las organizaciones sindicales.
- A veces, la gente me pregunta qué soy yo para los obreros de mi país. Yo prefiero explicar primero qué son los obreros para mí.
- Y ¿qué son, para mí, los descamisados? No puedo hablar de ellos sin que vengan a mi memoria los días de mi soledad en octubre de 1945.
- Descamisados fueron todos los que estuvieron en la Plaza de Mayo el 17 de Octubre de 1945.
- Un oligarca venido a menos podrá ser materialmente descamisado pero no será un descamisado auténtico.
- En la realidad de mi país el sindicalismo es actualmente la fuerza organizada más poderosa que apoya el movimiento Peronista.
- El objeto fundamental del Justicialismo en relación con el movimiento obrero es hacer desaparecer la lucha de clases y sustituirla por la cooperación entre capital y trabajo.
Cien años y mil rostros de Eva Perón
- No tengo aspiraciones de profeta; pero estoy firmemente convencida de que, cuando el siglo se cumpla, los hombres recordarán con cariño el nombre de Perón; y lo bendecirán por haberles enseñado a vivir.
- En mi despacho nunca faltan obreros. Yo los veo muchas veces conversar con los ministros, con altos funcionarios, embajadores, visitantes ilustres y aun famosos.
- Pienso que no deben ser muchos los pueblos a los que así, tan sencillamente, sin fórmula ninguna, pueden estar en contacto con la autoridad suprema del país.
- El 1º de mayo, que en otros tiempos fue triste celebración de los trabajadores oprimidos, es ahora una de nuestras dos fiestas mayores.
DR/FeL