POLITICA
enfrentados por las clases y las medidas

Alberto Fernández y Rodríguez Larreta, un vínculo roto para transitar el pico de casos

El Presidente ya no confía en el jefe de Gobierno porteño. Mantuvo su postura y no dio concesiones sobre ninguna de las restricciones. Una advertencia ante los escraches de JxC.

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Encuentro obligado. Larreta pidió la reunión después de los anuncios de Fernández. Llegó con la presentación judicial hecha y el jefe de Estado lo esperó sabiendo que el DNU en marcha no iba a ser modificado. | presidencia

Esta vez, Alberto Fernández quiso adelantarse. Entre las distintas críticas que sumó en las últimas horas contra Horacio Rodríguez Larreta, el Presidente lo acusa de decir una cosa en las reuniones que mantienen a solas y otra cuando las cámaras se encienden. Por eso, prefirió anticipar su versión de un encuentro que fue cordial pero que dejó al descubierto que el vínculo entre estos dirigentes se rompió de manera definitiva. Es un hecho que la segunda ola de coronavirus será atravesada por cruces, reproches por la administración de la pandemia y peleas electorales. 

“¿Para qué íbamos a hablar? Cada vez que nos sentamos y nos pusimos de acuerdo en algo, la Ciudad no tardó en desdecirse públicamente y rechazar las medidas que habíamos acordado minutos antes”, dicen en el entorno más íntimo del Presidente. Esta vez, Fernández decidió no debatir las nuevas restricciones que mantuvo incluso después de una reunión con Horacio Rodríguez Larreta en la Quinta de Olivos.

Repasaron números y Fernández justificó los cierres pero también hubo momentos tensos en la charla. “La presidenta de tu partido viene a tirar huevos a Olivos, que es mi casa, avisanos si va a ser así porque entonces vamos a la casa de Macri, a la de Bullrich y a la tuya”, le dijo el mandatario sobre la presencia de Bullrich en las protestas. 

En público y sobre el posible no acatamiento de las medidas al que llama un sector de Juntos por el Cambio, Fernández dijo: “A mí, la rebelión no. En un Estado de derecho las leyes se cumplen. No estoy para tolerar la indisciplina de muchos restaurantes colmados de gente”. 

El Presidente recibió a Kicillof mientras Larreta rechazaba las medidas

“Yo invité al jefe de Gobierno a seguir trabajando juntos, más allá de las diferencias. Yo sé que él no está de acuerdo en la decisión sobre la escolaridad. Le he dicho también que haré todos los esfuerzos y, si esto que proponemos funciona, en 15 días pueda volver la presencialidad con más garantías y con más cuidados”, dijo ayer el Presidente sobre las restricciones que decidió adelantar sin consultar a Larreta. 

“Las medidas que anunciamos son las necesarias para frenar la curva de contagios y ganar tiempo en la vacunación. Larreta miente cuando dice que el sistema de salud tiene capacidad y el costo de una pandemia es del Presidente, nadie va a culpar al jefe de Gobierno por fallecer sin tener camas en la Ciudad”, dice un importante funcionario. 

El Presidente dejó definitivamente atrás la etapa de “mi amigo Horacio” y se muestra molesto con el dirigente de Juntos por el Cambio. Días atrás, Fernández se sorprendió al escuchar que la Ciudad dejaría que los restaurantes continúen atendiendo hasta las 24 horas. “Discutimos largamente por el horario en el que debían empezar las restricciones nocturnas, nosotros queríamos que fuesen antes de las 23 pero terminamos cediendo y acordando ese horario con la Ciudad que minutos después anunció que en Capital Federal continuarían funcionando una hora más”, relatan cerca del jefe de Estado.  

Menciona que no es la primera vez que sucede y recuerdan que esto también había pasado en torno a la discusión por las clases presenciales cuando el año pasado se había llegado a un acuerdo con el ministro de Educación, Nicolas Trotta, que después fue desmentido por la Ciudad. “Si le adelantás las medidas, además se suma que utilizan los medios que son mucho más afines a ellos para boicotearlas antes de tiempo”, detallan en Balcarce 50. 

Este viernes Alberto Fernández escuchó a Larreta pero ya había adelantado en su círculo íntimo que no modificaría su decisión de suspender la presencialidad en las escuelas del AMBA. El Presidente mostró sus números minutos después del encuentro y Larreta los contrarrestó. La principal pelea está en la circulación que genera la apertura de las escuelas.  

“Larreta no mostró vocación al diálogo al no acompañar las restricciones que tomamos en conjunto hace unos días y tampoco ahora. ¿Por qué no esperó a reunirse con Alberto y ver si podía resolverlo con consenso?”, repetían desde Presidencia. Minutos antes de ingresar a la Quinta de Olivos, el Gobierno de la Ciudad interpuso ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación una acción declarativa de inconstitucionalidad contra lo dispuesto por el Decreto 241/2021 en relación con la presencialidad de las clases. En su presentación, el Gobierno porteño sostiene que el decreto “viola la autonomía de la Ciudad” e “implica una virtual intervención federal, porque se arroga potestades sobre competencias locales, en salud y educación”.

La decisión que el Presidente ratificó no tuvo el aval de Larreta pero sí el acuerdo del gobernador Axel Kicillof. Las medidas parecen ajustarse a las necesidades y pedidos de la provincia de Buenos Aires. El gobernador estuvo en comunicación permanente con el Presidente mientras su ministro Sergio Berni pedía en un raid mediático restricciones totales. Ayer, mientras Larreta anunciaba que iba a “hacer todo lo posible para que los chicos estén el lunes en clases”, Fernández y Kicillof repasaban las medidas en una reunión en la Casa Rosada. El televisor estaba apagado. 

Fernández sabe que la política ya no lo acompaña como en los inicios de la cuarentena pero cree que la sociedad está dispuesta a acatar nuevas restricciones. Kicillof muestra sus números: Un sondeo que realiza la propia provincia da cuenta de que los bonaerenses acompañarían las medidas. Sobre el futuro del aislamiento el 50% de los consultados dijo la semana pasada que las medidas debían endurecerse. El 24% respondió que se debían mantener como hasta entonces mientras que el 18% debían flexibilizarse aún más o levantarse por completo. También consultaron sobre qué tan grave podría ser contagiarse de coronavirus. El  54% respondió que sería entre muy y bastante grave. En octubre del año pasado este número llegaba al 47%.

 

 

Nación y Ciudad muestran números distintos

El incremento en un 25% de la circulación y el uso del transporte público en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), así como también el aumento “exponencial” de contagios en la franja de edad que va de los 9 a 18 años fueron los números que dio el gobierno nacional para suspender las clases presenciales por 15 días. 

“Desde que volvieron las clases presenciales, fue exponencial el crecimiento de los contagios entre los 9 y los 18 años”, explicó el presidente Alberto Fernández ante el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

El mandatario aseguró que “los datos científicos dan cuenta de que el problema no ocurre en los colegios sino que detrás de la presencialidad de alumnos se genera todo un movimiento social que incrementa mucho la circulación ciudadana”. Fernández aseguró que el Gobierno propone “15 días de shock”.

Larreta rechazó estos números y explicó: “En las escuelas primarias, jardín y primaria, la mayoría de los chicos viven 10 cuadras a la redonda, la mayoría van caminando, no usan transporte público, no hay riesgo ahí. Si el problema es en la entrada con los padres, es mucho más fácil organizar y evitar las aglomeraciones que hacer que los chicos no vayan a clase”.