POLITICA
Deuda

Guzmán acelera las negociaciones con el FMI y esquiva presentar el plan a Juntos por el Cambio

El ministro de Economía buscará dar señales de volver a las discusiones técnicas con el Fondo Monetario, pero para la tribuna local no habrá detalles sobre la letra chica de una negociación en crisis.

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Otros tiempos. El presidente Alberto Fernández en uno de sus pocos encuentros con Georgieva. | cedoc

El ministro de Economía, Martín Guzmán retomará esta semana el diálogo con el staff del Fondo Monetario Internacional (FMI) en búsqueda del tan ansiado acuerdo para renegociar los US$ 40.952 millones –esa es la cifra oficial– que el país le debe al organismo.

El staff volvió al trabajo pleno tras las vacaciones de invierno en el hemisferio norte, pero ahora el caso argentino estará bajo la atenta mirada del brasileño Ilan Goldfajn, el nuevo director para el hemisferio occidental del Fondo, quien reemplazará al mexicano Alejandro Werner. Más aún, acaba de aterrizar en Buenos Aires el nuevo timonel de la oficina porteña del FMI, Ben Kelmanson, un funcionario con línea directa con David Lipton, el asesor vip de la secretaria del Tesoro de los EE.UU., Janet Yellen, una dura en las negociaciones con la Argentina.

Atrás quedó el encuentro en Washington entre el canciller Santiago Cafiero y su par de los Estados Unidos, Antony Blinken, con quien dialogó sobre las negociaciones entre la Argentina y el FMI, y le pidió apoyo ante el organismo para que “no se restrinja el crecimiento de la Argentina”.

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Pero Blinken le dijo a Cafiero el mismo mensaje que ya había dado antes: “alentó a la Argentina a presentar un marco de política económica sólido que devuelva el crecimiento al país”, según el comunicado del Departamento de Estado.

Guzmán insistirá en que se le otorgue a Argentina un período de gracia de al menos cuatro años, hasta el 2026, en el que pague “el mínimo interés posible”, para impulsar el crecimiento argentino, y lograr superávit fiscal recién en el 2027 para ir pagando el capital que se le adeuda al organismo.

Además, busca que el Fondo le “devuelva” los US$ 4.400 millones que le otorgó el año pasado en concepto de ayuda extraordinaria para enfrentar el covid-19 y que el Gobierno utilizó justamente para pagar la deuda con el organismo. Y un tercer “pedido”: Si el FMI “tiene un programa mejor en el futuro, le pediremos que nos lo habiliten para pagar en más largo plazo”.

Guzmán tendrá que mostrar esta semana que bajó a 3 puntos del Producto Bruto Interno (PBI) el déficit fiscal del 2021, pero no contará este año con los US$ 6 mil millones de ingresos extraordinarios de la soja, ni los US$ 4.400 del FMI, ni el 0,5 puntos del PBI que representó el “Impuesto Solidario”.

A cambio, ofrecerá más ajuste a los jubilados y reducir los subsidios a los servicios públicos, principalmente el gas y la electricidad, a través de un aumento “segmentado” de las tarifas en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, donde se concentra un tercio de los usuarios… y de los votos.

Pero, dentro de lo que trascendió, porque hasta ahora no se oficializó ninguna negociación, el Fondo quiere “reformas estructurales” para ordenar la macroeconomía, como reducir la brecha cambiaria, la inflación, y un ajuste fiscal más fuerte. Por ejemplo, que el déficit baje a dos puntos este año, a uno en el 2023, año electoral, para que el “nuevo gobierno” comience a pagar ni bien asuma.

Guzmán sabe que tiene tiempo para renegociar la deuda hasta el 21 de marzo. Para esa fecha vencen US$ 2.800 millones del FMI y otros US$ 1.900 del Club de París, pagos que no puede afrontar con las menguadas reservas del Banco Central.

A partir de ese día, Argentina tendrá tres meses para pagar por estar “en mora”, ya que para el 21 de junio el FMI publicará que existe un atraso, y se le indica que no tendrá acceso a ninguna asistencia, no siquiera de aquellas para combatir la pobreza, hasta pagar. Mientras tanto, no habrá diálogo con la oposición. Atrás quedó el intento de una reunión promovida por el gobernador de Jujuy, el radical Gerardo Morales, de mayor acercamiento con el Gobierno y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, con Guzmán.  

Habrá que recordar que no es la primera vez que desde el Congreso se “impulsa” a Guzmán a tener un contacto con los legisladores, y luego no se concreta. Después de que el ministro ingresara en septiembre el proyecto de Ley de Presupuesto el 2022 en la Cámara de Diputados, Massa, lo invitó al mes siguiente para que lo explicara. Pero, Guzmán fue recién en diciembre, cuando el cuerpo tenía una nueva integración proveniente de las elecciones legislativas de noviembre, con el rechazo ya conocido.  

El ministro de Economía quiere hacer lo mismo. Llegar con la “Carta de Intención”, ese pre-acuerdo que se logra con el staff técnico del Fondo, al Congreso, para que éste lo apruebe o lo rechace. La pregunta es ¿cuál es el grado de consenso que exige el FMI para aceptar una nueva renegociación? ¿ La mitad más uno de cada cámara, o el apoyo de las dos grandes coaliciones políticas?