Héctor Capaccioli intentó mantener siempre el bajo perfil. Los que lo conocen lo definen como "un buen tipo", "fanatico de Boca" y "familiero". Cuando estaba en el Gobierno, le decían "el hippie californiano" por su forma de vestir y su andar austero sobre un Volkswagen Passat rural modelo 2007. Algunos lo llamaban despectivamente "DJ" (Disc Jockey), en alusión a su profesión como operador de radio.
Hasta el año 2003, Capaccioli era solamente un trabajador con ansias políticas. Se dedicaba con esmero a la secretaría general de su gremio, cuando fue convocado por su amigo personal Alberto Fernández para sumarse al kirchnerismo como tesorero de la campaña presidencial de Néstor. De ahí, y sin escalas, pasó a manejar la Superintendencia de Servicios de Salud y a transformarse en "el gran recaudador" de la campaña de Cristina Kirchner.
En medio de un escándalo, el ex tesorero K debió abandonar la función pública señalado como el nexo clave entre la mafia de los medicamentos y el Gobierno. El juez federal a cargo de la causa, Norberto Oyarbide, lo citó a declarar el 2 de diciembre de 2009.
(*) De la redacción de Perfil.com