En un contexto de incertidumbre mundial por la crisis generada por el coronavirus, se inicia un año electoral en la Argentina, que será decisivo para las elecciones presidenciales de 2023. Con mayoría parlamentaria en el Congreso, Juntos por el Cambio buscará consolidar un frente opositor para la renovación de las 127 bancas en las elecciones legislativas de octubre próximo.
En el armado electoral están en juego los liderazgos y posicionamientos de una oposición que se encuentra en plena conformación. Joaquín de la Torre, exministro de Gobierno en el mandato de María Eugenia Vidal y exintendente de San Miguel participa de esta construcción política en la provincia de Buenos Aires.
En una entrevista con PERFIL, reconoce que el espacio vive "cierta incertidumbre", considera que la oposición debe conducirla el peronismo y admitió su vocación de gobernar el distrito más grande del país.
¿Cómo está Juntos por el Cambio en la provincia de Buenos Aires?
Juntos por el Cambio tiene una gran incertidumbre. Está dada lógicamente por la derrota del año pasado y por la decisión de María Eugenia de poner en duda si va a ser o no candidata en la provincia. Nada grave. Ha logrado mantener la unidad de su frente.
¿Cree que María Eugenia Vidal será candidata?
Ella tiene todo el derecho del mundo, como le dije el 17 de agosto en su casa, de tomar decisiones y hacerlas sin ningún tipo de reclamo de nadie. Yo hago política en la provincia de Buenos Aires, soy bonaerense y voy a seguir haciendo política. La he estado haciendo con las posibilidades que nos dio este año. Creo que si Cambiemos tiene vocación de poder en serio y quiere volver a gobernar la provincia de Buenos Aires tiene que reconstruirse y entender que el espacio peronista no es solamente una pata sino que también tiene que tener las mismas funciones y posibilidades que el resto de los espacios, en cuanto a la posibilidad de conducir ese espacio. Los que sean parte de ese espacio tienen que tener los mismos derechos.
¿De qué manera deberían ser esas alianzas en los espacios políticos?
Los peronistas, hablamos de frentes, somos frentistas. Yo creo en un frente opositor a La Cámpora. Después de la entrega genuflexa del presidente del peronismo de la provincia de Buenos Aires a La Cámpora, está claro que la opción del 2021 y 2023 es La Cámpora o un frente opositor, que creo que en la provincia tiene que estar conducido por peronistas.
¿Qué puede decir de la gestión de Axel Kicillof?
No creo que sea un año para juzgar la gestión, pero se puede opinar sobre su mirada y sus intenciones. Nosotros tenemos una mirada distinta, creemos que los intendentes son los principales colaboradores de la provincia de Buenos Aires, que gobernar responde a los intendentes y no terminan de entender las diferentes realidades que tiene la provincia, y no entender que tienen colaboradores de lujo elegidos por el pueblo cada uno en su distrito para ayudar a que las cosas estén mejor. Esa voluntad del gobierno de la provincia de querer centralizar sin tener las herramientas ni el conocimiento me parece una mirada equivocada. El 65% de la lucha contra la pandemia en la provincia de Buenos Aires ha estado en manos de los intendentes. La mayoría de los hospitales están en manos de los intendentes.
¿Cómo cree que debería ser el armado electoral en la provincia de Buenos Aires?
Hay que entender que en la provincia de Buenos Aires no se puede dejar de lado la mirada del peronismo, ni solamente una pata. Creo que la experiencia y las gestiones valiosas de un montón de hombres en la provincia de Buenos Aires debe ser aprovechada. El problema de la provincia no es que es inviable sino que vienen personas desde afuera sin conocer cómo funciona la provincia. En ese sentido, el gran problema de todos los argentinos es que se ha administrado mal la plata de la gente, en algunos casos por corrupción y, en otros, por desconocimiento. La política ha gastado más de lo que tenía que gastar y, en ese gastar más, está la gran cantidad de las crisis que hoy padecemos los argentinos. El no conocer ayuda a gastar más.
Elisa Carrió se anunció como candidata en la provincia. ¿Qué opinión tiene de su presentación?
La doctora Carrió es una dirigente de peso nacional, que vive en la provincia de Buenos Aires hace muchos años y tiene todo el derecho del mundo a ser candidata. No soy yo quien puede decir que sí o que no; nadie puede discutir su peso en la provincia. Siempre dije que un candidato en la provincia de Buenos Aires tiene que tener ganas de embarrarse los pies, de estar cerca de la gente, ser una persona con experiencia y conocimiento, que sea administrador del dinero de la gente y que tenga la sensibilidad para entender que esa persona se siente cómoda en su cargo. Sino tenemos candidatos que andan bien en la televisión, que le dan besos a las mascotas y, entonces, tienen imagen buena. Pero cuando llega el momento de gobernar la provincia la desconocen y no saben cómo funciona. Nosotros somos bonaerenses y me duele que la gente esté mal gobernada, me duele que la gente la pase mal. Nosotros hacemos política acá, somos de acá, vivimos acá; nos cruzamos con los vecinos todo el tiempo. Los vecinos la pasan mal porque los que los gobiernan no conocen y como no conocen no pueden amar, y como no pueden amar no pueden gobernar.
¿Cuáles son sus aspiraciones?
Tengo vocación de gobernar la provincia de Buenos Aires. Tengo conocimiento, tengo la experiencia, tengo la sensibilidad, entiendo de lo que se trata. Tengo vocación de que la provincia esté bien gobernada.
¿En qué contribuyó el debate sobre la legalización de aborto en este armado?
Lo mejor es seguir sosteniendo la posición y ver el discurso de Martín Lousteau, quien muestra tres cosas: algo que ya conocíamos, que es su inteligencia, algo que sospechábamos que es su honestidad intelectual, y lo tercero que es la diferencia entre lo que él cree que está bien y lo que yo creo que está bien. Lo que hizo Lousteau es determinar que esto era un juego de derechos, que había vida. Como el derecho de la vida no es un derecho absoluto había la posibilidad de limitarlo y, claramente, ahí tengo una gran disidencia con Lousteau: creo que el derecho a la vida es el primero de los derechos por lo que los límites a esos derechos tienen que ser lo más limitados posibles. Somos distintos, él se define como socialdemócrata y yo como socialcristiano, que es lo que siempre fue el peronismo.