Angelo Calcaterra, el primo del presidente Mauricio Macri, llegó el lunes 6 a las 7.20 de la mañana a Comodoro Py 2002. Algunos periodistas alcanzaron a verlo: le dio la mano a su custodio, en lo que pareció una despedida, y entró al despacho de Claudio Bonadio.
Un día antes PERFIL había anunciado que se venía una ola de arrepentidos. El ex dueño de Iecsa se convertiría en uno de ellos para salvar de la cárcel a su hombre de confianza, el CEO de la firma, Javier Sánchez Caballero.
Cuando Calcaterra y Caballero salieron de Py, como arrepentidos, se abrazaron y lloraron, según contó el primo de Macri a Clarín y La Nación horas después. Pese a eso, todavía les queda un largo camino por delante como acusados y saben que, llegado el momento, con este acuerdo les tocará una condena un tanto más leve que a los otros.
Sánchez Caballero fue el hombre clave de Calcaterra para concretar los pagos a Roberto Baratta, la mano derecha de Julio De Vido en el Ministerio de Planificación. De ahí el valor de su testimonio, al que accedió PERFIL, en el que aparece el propio Néstor Kirchner contándole al presidente venezolano Hugo Chávez que Calcaterra era el primo de su mayor oponente: “Tuvimos desde el inicio del gobierno del doctor Néstor Kirchner un contexto desfavorable hacia nuestro grupo empresarial en general y hacia la empresa Iecsa en particular. Como ejemplo puedo indicar que en ocasión de una reunión empresarial en Venezuela, Kirchner, encontrándose junto al entonces presidente Chávez, le pidió a Calcaterra que se acercara y cuando lo hizo el primero le manifestó a Chávez que era el primo de su mayor oponente político”.
También habló de cómo sufrieron la ofensiva kirchnerista sobre sus contratos con el Estado: “En dicha época del grupo perdió el Correo Argentino como primer símbolo kirchnerista de cortar con las reminiscencias menemistas. Asimismo, en el primer acto de la Cámara de la Construcción durante el gobierno de Kirchner otro hombro destacado me dijo que a partir de ese momento íbamos a tener que ser subcontratistas y jamás contratistas directos”.
Caballero hizo alusión, en otro momento, al primer detenido de la causa, Roberto Baratta. “Tiempo más tarde, en un acto de inauguración de una obra en la que participaba Iecsa, en un momento Roberto Baratta se dirigió a mí y me dijo que yo tenía tarjeta roja. A partir de allí nunca me dirigió la palabra directamente y cuando nos cruzábamos daba vuelta la cara. En oportunidad de un viaje a China, De Vido y José López me negaron la mano cuando los quise saludar”, aseveró.
Además, aludió a las amenazas que recibían del ex secretario de Obra Pública José López: “En otra ocasión, cruzando la calle Alem junto a Angelo, lo llama José López por teléfono y lo presiona para que el primo, entonces jefe de Gobierno de la Ciudad, acepte el traspaso de los subtes a la Ciudad, y que si no iba a estar muy contento de destrozarlo a él y a su empresa”.
Por último, en referencia a los aportes de campaña, explicó: “El señor Baratta comenzó a exigirle a Angelo Calcaterra que pusiera dinero para las campañas, con el tiempo la exigencia se fue haciendo más fuerte y en un momento se cedió a la presión entregando dinero”.