POLITICA
hoy se vota

La Argentina despide las presidencias kirchneristas y abre otra etapa histórica

Macri llega con ventaja a la segunda vuelta electoral. Scioli busca dar la sorpresa. Los votantes definirán el grado de continuidad o cambio que tendrá el próximo gobierno. Galería de fotos

Abrieron las urnas puntualmente a las 8 de la mañana.
| Dyn

Los argentinos cerraremos hoy una etapa histórica de 12 años de kirchnerismo. Las encuestas indican que Mauricio Macri llega con clara ventaja. Ninguna lo muestra perdedor. Daniel Scioli intentará ser la sorpresa, como en la primera vuelta figuró entre los sorprendidos. En las últimas semanas, Cristina Kirchner anticipó su partida al alejarse del ojo de las cámaras y abandonar el centro de la escena que ocupó durante los últimos ocho años. Pero el legado de la década larga del kirchnerismo marcará los límites y las necesidades que caerán sobre el próximo presidente apenas sea consagrado por los votos.

Cristina Kirchner entregará el poder con la Argentina apretada por problemas económicos pero sin una crisis social como aquellas que marcaron las transiciones presidenciales en el pasado.

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En una sociedad partida por aduladores y detractores escasean los diagnósticos equilibrados. Pero la situación social actual pone la vara mucho más alta para el próximo presidente que aquella que tuvieron Néstor Kirchner, quien siempre pudo compararse con el cataclismo de 2001, o Carlos Menem, quien disfrutaba de medirse con el espejo de la hiperinflación que signó los últimos años del gobierno de Raúl Alfonsín. Ni Macri ni Scioli, cualquiera sea el ganador, tendrán la oportunidad de mesurarse con una calamidad semejante. Enfrentarán expectativas mucho más elevadas.

Uno y otro llegan también presionados por una campaña interminable que los empujó a promesas cada vez más insostenibles, como que era posible levantar el cepo, dejar flotar el dólar y levantar retenciones todo rápido y en un mismo momento. En la última semana, a medida que se acercó la posibilidad de ocupar el gobierno, las promesas fueron bañándose de realismo.

Gobernabilidad. Si las encuestas se confirman y Macri se consagra como el sucesor de Cristina Kirchner, se convertirá en el presidente con menos diputados y senadores propios desde la recuperación democrática de 1983. Intentará compensar la debilidad política con el apoyo social de quienes eligieron profundizar el cambio. Cuenta inicialmente con el respaldo del principal grupo de medios de la Argentina, sectores poderosos del empresariado y la simpatía de amplios sectores del Poder Judicial.

La necesidad de consolidar gobernabilidad explica la red que comenzó a tejer con otros jefes políticos y la invitación, como ayer anticipó PERFIL, que cursará a todos los candidatos a presidente para que lo acompañen en el respaldo a un paquete de leyes común. Las ansias de ampliar la base de sustento ya se puso en marcha.

Al menos en los primeros dos años, hasta las elecciones legislativas, necesitará alimentar un diálogo colaborativo con otros jefes políticos, como aquel que a través de María Eugenia Vidal comenzó a tejer con Sergio Massa. Los une su decisión de cortarle el camino al kirchnerismo para un eventual regreso. Y se necesitan mutuamente. Un dirigente del massismo recordó que dos tercios de la Legislatura bonaerense formarán parte de la oposición. “Es el número que hace falta para una destitución”, acotó temerario.

Olla de presión. Por las expectativas generadas por la campaña y por la presencia que mantendrá el kirchnerismo, el próximo presidente tiene un estrecho margen para acertar rápidamente con las medidas económicas.

Enfrenta una olla a presión. En su interior hierven los problemas acumulados desde 2008: un déficit que ya llega a siete puntos del PBI, escasez de dólares, reservas flacas y baja actividad económica. Dejar flotar el dólar libremente de un día a otro y ajustar el gasto público sería levantar la olla y quemarles la cara a los sectores menos protegidos. Algunos fanáticos llegaron a sugerirlo. Sin embargo, en las últimas semanas las posturas se deslizaron hacia una mayor racionalidad, como una devaluación controlada y la búsqueda de financiamiento.

A Gramsci le atribuyen una definición de pragmatismo: “Es saber que si golpeas tu cabeza contra la pared, es tu cabeza la que se romperá y no la pared”.