POLITICA
Análisis oficial del CEP XXI

La brecha de género en la producción: 14% menos en el salario por hora

Pese a que las mujeres tienen mayor nivel educativo, ganan menos dinero y tienen menos acceso a los puestos más altos. La diferencia se agrava aún más entre las autónomas.

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| Cedoc

En  la estructura productiva argentina existe una brecha salarial de género “considerable”, según un informe oficial, que marca que la diferencia general es del 24% menos que perciben las mujeres en el mercado laboral aunque tienen mejor nivel educativo.

Parte  de esa diferencia está explicada por la menor cantidad de horas trabajadas por parte de las mujeres, que como contrapartida aportan más horas al trabajo no pago del cuidado del hogar y familiares. Pero el informe, a cargo del Centro de Estudios para la Producción XXI que dirige Daniel Schteingart, marca que también existe una diferencia de ingresos en el salario por hora del 14% en contra de las mujeres.

“Es de una magnitud muy considerable. A modo de comparación, la prima salarial por título universitario (en relación con una persona con secundario completo) está en torno al 20%”, detalló el CEP en base a la Encuesta Permanente de Hogares que publica el INDEC.

El informe se presentó durante la reunión del Gabinete de Género del Ministerio de Desarrollo Productivo del que participaron el titular del área, Matías Kulfas, la jefa del Gabinete de Género, Paula Basaldúa y la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, junto a otros funcionarios y empresarias de distintos sectores de la producción.

El estudio muestra una importante diferencia en la cantidad de horas trabajadas remuneradas a la semana: mientras que las mujeres en promedio trabajan 30 horas a la semana en tareas remuneradas, los varones lo hacen en 40 horas. “Esta diferencia se explica por la mayor cantidad de tiempo que las mujeres dedican a las tareas dentro del hogar, y es uno de los factores que agrava aún más las diferencias en el salario mensual entre géneros”, planteó Producción.

De acuerdo con otros estudios, hay otros factores que contribuyen a la desigualdad, como el uso de transporte -las mujeres usan más el transporte público, que conlleva más tiempo de traslado-. A eso se suma que, si eligen ser madres, tras la reinserción laboral  puede llevar más tiempo obtener promociones. Ese punto está vinculado también al debate por la ampliación de licencias de paternidad o la generación de un esquema compartido para el cuidado.

Autónomas.La brecha salarial de género “es especialmente alta en el cuentapropismo, donde las regulaciones laborales (como los convenios colectivos de trabajo) tienen escaso peso”, plantea el análisis. La brecha de género en el salario por hora es considerablemente menor en el sector público, un  ámbito más regulado de la economía.

La  edad es otro factor relevante a la hora de determinar los salarios. “Una mayor experiencia laboral suele ir de la mano de mayores remuneraciones. Sin embargo, la prima salarial por edad es notoriamente mayor en los varones; de este modo, las brechas de género tienden a incrementarse con la edad”, remarca el informe.

En promedio las mujeres tienen un nivel educativo más alto que los varones, según la información analizada por el CEP XXI, que sugiere que “el mercado de trabajo no “premia” esa mayor educación en términos de acceso a puestos más calificados, lo cual constituiría  en sí misma otra brecha de género”.

Políticas.Con esos datos, la propuesta es la del “diseño de políticas de género específicas para esos sectores” marcados por las diferencias. Entre esas alternativas citan a las leyes de cupos o políticas de role modelling femenino -generar referentes y mentoras- “pueden resultar especialmente atractivas”.

Además, las mujeres “podrían estar eligiendo relativamente más aquellos sectores productivos en los que tienen menor desventaja”, según planteó el CEP XXI. “Una estrategia de desarrollo debería incluir políticas sectoriales tendientes a eliminar las paredes de cristal, de manera tal de asegurar que la inserción productiva de los trabajadores se base en criterios de eficiencia económica y no en la búsqueda de mitigar desventajas surgidas de la segregación”, sugiere el estudio.

“Nuestro  trabajo es transversal y apunta al financiamiento, al liderazgo, a la prevención de violencia, a la inclusión y a la capacitación, planteó Basaldúa mientras que Kulfas detalló que “hay tres brechas muy grandes en Argentina: la de ingresos, la territorial y  la de género” y se busca “abordar los temas en simultáneo para combatirlos. Esto se hace desde la estructura productiva, haciéndola más densa, más federal y con una perspectiva de género que nos permita ir hacia la eliminación de estas brechas”.