A días de la primera medida de fuerza de peso contra el Gobierno, la CGT se entusiasma con protagonizar una convocatoria hacia el Congreso más que importante, que pueda aglutinar a todos aquellos sectores sociales y políticos que están enfrente de la administración de La Libertad Avanza. La mirada principalmente está dirigida a las líneas de Unión por la Patria, muchas de las cuales todavía no expresaron qué van a hacer el 24 de enero.
La huelga busca que el Gobierno dé marcha atráscon el DNU y la ley ómnibus y cuenta el respaldo de la UTEP, un conglomerado de organizaciones en donde pisa fuerte el Movimiento Evita, y el sindicalismo de izquierda, que si bien muestra reparos estará presente en la movilización con una columna.
Y la incógnita está colocada en qué postura van a tomar las distintas tribus que están bajo el paraguas de UxP. No son pocos los dirigentes cegetistas que creen que es momento de que existan expresiones contundentes por parte de la fuerza opositora, y hasta varios consideran que deberían “poner el cuerpo”, como lo está haciendo la CGT.
Esto no les gusta a los autoritarios
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Por eso, no fueron casuales las últimas palabras de Pablo Moyano, el triunviro de la central, quien pidió que los tres referentes de la coalición, Alberto Fernández, Sergio Massa y Cristina Kirchner, “den la cara”. Y habló de cuentas pendientes dentro del PJ, enseñando un malestar que recorre todas las alas de la calle Azopardo, desde los “gordos”, los independientes hasta el moyanismo. Todos piensan que el sindicalismo coloca “fierros, estructura y gente” pero en el instante de negociar cargos y listas, terminan sin lugares. El enojo sindical tiene sustento. En el último cierre de listas de UxP al Congreso nacional, y pese que la CGT lanzó una mesa política para colar nombres, solo vio como Mario Manrique, de Smata, leal a los Kirchner, entró a la Cámara de Diputados.
