La CGT hizo de la conferencia por el paro una muestra de unidad gremial. El triunvirato que integran Juan Carlos Schmid, Carlos Acuña y Héctor Daer fue acompañado por el pleno de la comisión directiva. Estaban enemigos jurados como Francisco “Barba” Gutiérrez y Pablo Moyano, sectores más dialoguistas como los que firmaron convenios con el Gobierno esta semana y aquellos que quieren escalar las medidas.
En su discurso, esquivaron definiciones sobre el futuro porque creen que ahora la pelota quedó en el campo del Gobierno. Daer dijo que el paro fue “contundente” y señaló que las autoridades deberán tomar “objetivamente la dimensión del reclamo” para sentarse a hablar “temas de fondo y otros no tan de fondo” con la CGT. Sin embargo, también reconoció que el Gobierno ha tomado en los últimos días medidas y ha realizado declaraciones que buscan “deslegitimidad de los dirigentes sindicales”.
Acuña fue el encargado de recordar los eventos que llegaron al paro: la promesa de una inflación baja que terminó superando todos los pronósticos, el acuerdo anti-despidos y por el bono de fin de año incumplido y la falta de respuestas a los pedidos por la industria, afectada por la apertura de importaciones. Luego puso en entredicho el número que difundió el Gobierno como estimación de las pérdidas que implicaron el paro: “Lo que perdieron los asalariados es 15 o 20 veces más”. También dejaron en claro que la estrategia será definida por la central y no dejarán que ningún sector les imponga su agenda. Daer recordó una frase de Pablo Moyano durante la conferencia de las 11, al remarcar que la CGT es la única organización capaz de lograr una paralización de las actividades como la que se vio hoy en casi todo el país.
Hubo fuertes gestos en pos del diálogo. Schmid, por ejemplo, insistió en que el sindicalismo tiene un espíritu de colaboración y diálogo. Aclaró que no quieren que se termine el “mandato de nadie” y mandó al gobierno a buscar mafias “en la especulación financiera”. Respondió luego a los cuestionamientos que llegan desde el kirchnerismo y la izquierda por los tiempos que han decidido imprimir a su plan de fuerza: “Sí, somos conservadores, queremos conservar los empleos, nuestros convenios colectivos…”, punto donde lo interrumpieron los aplausos.
Daer fue el que más picante puso a la conferencia, en un día en que la CGT eligió una tranquilidad que contrató con el fervor militante que primaba durante los paros en los tiempos de Hugo Moyano. Al cineasta Juan José Campanella, que desafió a ver cuanta adhesión tenía el paro si había transporte le dijo: “Miró la película equivocada”. Y ante el decreto de hoy, firmado por el ministro Jorge Triaca, que busca intervenir en la vida gremial dijo: “Si el gobierno o cree que el problema del país son el voto electrónico en los sindicatos empezamos mal”.
Sin llegar a cambiar el humor de los dirigentes, hubo una interrupción del padre de una víctima de inseguridad durante la conferencia de prensa. Schmid esquivó con soltura el pedido de que “hagan algo”. Lejos estuvo de los incidentes del 7M, pero hubo una ausencia que recordó aquel trance traumático: sobre el mismo estrado en que estaban los dirigentes, solía ubicarse el atril perdido en tras la invasión del palco que opacó la masiva movilización de marzo.