La confirmación de que Raúl Zaffaroni dejará su cargo como ministro de la Corte Suprema fue tomada con naturalidad en los pasillos de Tribunales. Luego del fallecimiento de Enrique Petracchi, los jueces supremos, liderados por Ricardo Lorenzetti, comenzaron una campaña para demostrar que pueden funcionar normalmente siendo cuatro y para intentar evitar una avanzada del kirchnerismo si intenta extender la cantidad de miembros. La carta de Zaffaroni de ayer sólo fue la confirmación de un hecho anticipado.
La mira ahora estará puesta en los nombres que barajará el Gobierno para ocupar la vacante que se abrirá a partir de enero de 2015. Si intenta poner una figura del riñón kirchnerista, tendrá que esforzarse para conseguir los dos tercios de los votos que se necesitan en el Senado para designar a un juez de la Corte, algo que hoy se anticipa muy complicado. En ese caso, algunos sueñan con los nombres de Carlos Zannini o Alejandra Gils Carbó, o incluso algún jurista de Justicia Legítima, vinculado al jubilado Zaffaroni. El escenario que oficialistas y opositores ven probable, en cambio, es que surja un nombre con el consenso necesario para conseguir el respaldo de bloques opositores. León Arslanian ya fue mencionado por dirigentes del oficialismo, aunque él se bajó el precio. Aída Kemelmajer, que participó de la comisión redactora del nuevo Código Civil, también es bien vista, aunque le juega en contra no ser penalista. Con las partidas de Carmen Argibay y Zaffaroni, el Tribunal se queda sin especialistas en justicia penal.
Mientras tanto, Lorenzetti tiene previsto abroquelarse junto a Juan Carlos Maqueda y Elena Highton de Nolasco, para seguir marcando la mayoría. Y junto a ellos, generalmente, también cuentan a Carlos Fayt.