Jueves, tres de la tarde. Cristina Kirchner se baja del helicóptero, con botas de lluvia, y recorre los barrios más afectados por las inundaciones en La Plata, donde murió medio centenar de personas. Camina entre la gente, sin ministros alrededor, y se expone a los reclamos vecinales. Recibe duras críticas y las contesta. Más tarde, se traslada hacia el barrio obrero Mitre, en Capital Federal, que quedó devastado por el temporal. Hizo, en definitiva, algo poco usual en el libreto K: poner la cara ante una situación trágica o adversa.
Cuando murieron 51 personas por el choque del tren en Once, la jefa de Estado no habló durante una semana y, cuando finalmente lo hizo, le echó la culpa al vaciamiento ferroviario ejecutado en la década del 90. Esta vez, reaccionó rápido, incluso antes que Daniel Scioli, propenso a exponerse ante las cámaras en situaciones similares.
Fue la madre de Cristina, Ofelia Wilhelm, el motivo del giro comunicacional de la jefa de Estado. Preocupada, la Presidenta le pidió a su madre que saliera de su casa, aunque a ella no le había entrado el agua –estaba, sí, en una de las zonas más afectadas–. Le respondió que no lo iba a hacer, y que se quedaba para ayudar a los vecinos.
Para el analista político y director ejecutivo de la consultora Opinión Autenticada, Federico González, la Cristina “auténtica” es la que está ausente ante estas situaciones, la que no le pone el cuerpo a las tragedias y adversidades. Según su opinión, caminar en los barrios inundados no fue más que una puesta en escena. Así como su primera reacción ante la designación de Jorge Bergoglio como Papa fue de malestar, la segunda fue almorzar junto a él y saludarlo en la misa de entronización. El ejemplo muestra las dos actitudes. La Cristina auténtica, según González, es la que se tensó por el nombramiento de Bergoglio. Almorzar con él fue, otra vez, una puesta en escena. Sin embargo, González cree que CFK hizo bien en poner la cara ante las inundaciones y, aunque se trate de una puesta en escena, tiene sus méritos. Cristina desnudó, con ese gesto, que los funcionarios provinciales y municipales estaban paralizados ante la catástrofe. O algunos, incluso, fuera del país. La incógnita en el Gobierno es si, a partir de ahora, la mandataria aparecerá ante cada tragedia o se guardará, como hizo tras el choque de Once. “Ante una situación extrema, ella va a estar”, aseguró a PERFIL un senador K. Habrá que esperar para verlo.
Claro que visitar los barrios inundados le ofrecía a CFK dos ventajas: la primera, que no había un funcionario nacional que pudiera ser culpado por los efectos de la lluvia. La segunda, estar presente le podía dar algún rédito político. Y lo hizo antes que nadie. Opositores y oficialistas reconocen, algunos en público y otros en privado, que la reacción de la Presidenta fue una buena estrategia.
CFK caminó por Tolosa acompañada por el secretario de Seguridad, Sergio Berni; y por el secretario general de La Cámpora, Andrés "Cuervo" Larroque (ver recuadro).
Los únicos antecedentes de Cristina en una situación similar datan de 2008 y 2009, cuando sobrevoló en helicóptero y visitó la zona afectada por los incendios de pastizales en la zona del delta del Paraná, y después de un alud en Tartagal, en Salta, donde muchos perdieron sus casas y algunos murieron. Esa vez, en febrero de 2009, hubo más de mil evacuados. En aquel entonces se especuló con un cambio en la comunicación. Sin embargo, con el paso del tiempo, se mostró que había sido una excepción. Nunca lo volvió a hacer hasta el miércoles pasado.
Los acompañantes en la recorrida
Desde 2011, cuando puso a varios de ellos en las listas legislativas, CFK se apoya en los miembros de la mesa chica de La Cámpora, la agrupación juvenil que dirige su hijo, Máximo. Es por eso que no sorprendió a muchos que uno de los que la acompañó a recorrer la zona de inundación en La Plata fuera Andrés Larroque, diputado nacional y secretario general de la organización.
La Cámpora montó un comando de operaciones en la Facultad de Periodismo de La Plata, al que sólo ingresaba quien tenía una acreditación.
Sergio Berni, el secretario de Seguridad, estuvo presente ante la inacción de su jefa inmediata, Nilda Garré, que no mostró la cara en la catástrofe.
La línea de “Seguridad” y no de “Acción Social” fue la que ganó la batalla política esta vez.
Alicia Kirchner recién visitó La Plata un día después, al igual que el gobernador Daniel Scioli.