La desesperación por cerrar filas detrás del voto afirmativo en el Senado ha puesto a la Cristina Fernández de Kirchner en un posición conciliadora. O mejor, en una pose distinta, que busca encontrar aliados o captar votos de aquellos que alguna vez comulgaron con su proyecto nacional. No obstante, en ese sector tantas veces cooptable, también hay dudas.
Fueron tres los llamados que recibió el senador de la UCR, reconvertido en radical K, Pablo Verani. El primero fue del gobernador de la provincia, Miguel Saiz, el miércoles pasado. En el diálogo que reproduce el diario Río Negro se echó a rodar la primera invitación:
"Pablo, creo que deberías considerar la posibilidad de respaldar al gobierno nacional... Respeto tu postura, sólo te pido que evalúes si no la podés hacer conciliar con la del Ejecutivo", le habría dicho Saiz.
Acto seguido, Verani lo rechazó -siempre en buenos términos, cuentan- y siguió firme con su idea de un "no" a las retenciones en la votación que se desarrollará en la cámara Alta. El segundo intento fue del ex presidente Néstor Kirchner que, aunque suene algo pintoresco, no logró localizar al senador porque "su celular estaba sin batería".
Más tarde y en lo que definitivamente fue un intento por persuadir un radical K que, curiosamente, disiente con la plataforma oficial de retenciones a la soja, la misma Cristina Fernández optó por llamarlo y explicar -con argumentos y razones- por qué tenía que votar al proyecto:
"Lo lamento, Cristina. Yo no estoy de acuerdo con los contenidos de la iniciativa del Gobierno. No vea en esto una postura carente de fundamento, de racionalidad. Simplemente se trata de una posición que no es nueva en mí, ya que fijé posición crítica ni bien se conoció la iniciativa. Por lo demás, Presidenta, tengo presentado ante la Cámara un proyecto propio sobre este tema, proyecto que pertenece también a la senadora Suárez y proyecto que vamos a defender. Quiero ser absolutamente sincero, Presidenta: ésta es mi posición", concluyó el senador.
Verani, ex gobernador de Río Negro, es una pieza clave para el próximo veredicto afirmativo que precisa el oficialismo.