En pleno fragor por la guerra de espías, la Cámpora había deslizado que avanzaría en la estructura de la disuelta Secretaría de Inteligencia (SI). El comentario que corrió en la sede del PJ en la calle Matheu tuvo su correlato, días después, en la Escuela Nacional de Inteligencia (ENI). Entre 200 y 300 miembros de La Cámpora y del Movimiento Evita reciben capacitaciones en la sede de Recoleta.
La depuración de la exSIDE sería profunda e incluiría un fuerte desembarco de militantes kirchneristas, que se sumarían a espías partidarios de las gestiones de los antiguos señores 5, Sergio Acevedo y Héctor Icazuriaga. Como ocurrió con la Justicia y los medios -ámbitos en los que también intentó un movimiento “democratizador”-, el kirchnerismo buscaría colonizar la Inteligencia con agentes de su riñón.
Además de los militantes de base, el diario La Nación consignó que entre los aspirantes estarían el concejal kirchnerista en La Plata, Martín Alaniz; su par del municipio de Malvinas Argentinas, Rodolfo Tailhade y el director del Registro Nacional de Armas (Renar), Matías Molle.
El plantel de agentes de Inteligencia está conformado por especialistas en análisis, de formación técnica, y en operaciones, avezados en el uso de armas y defensa personal. La Casa alberga a espías históricos, que ingresaron por contactos, camadas residuales que llegaron de la mano de gestiones políticas anteriores y se acomodaron a los nuevos vientos y también los Camporitos, como denominan a los miembros de la organización dirigida por Máximo Kirchner.
Reacción. Desde la oposición se hizo sentir el rechazo ante la eventual incorporación de agentes-militantes. La legisladora del PRO, Patricia Bullrich, sostuvo que "el Gobierno quiere dejar los 'nuevos' servicios de inteligencia colonizados por militantes de La Cámpora".
En sintonía, el jefe del bloque de diputados del PRO, Federico Pinedo, calificó la supuesta iniciativa como "atroz” y anticipó que “los nombramientos serán revisados en forma inmediata por el próximo Gobierno".
Purgas y jubilaciones. La purga iniciada, a fines del año pasado, para desarticular al grupo que respondía al exdirector general de Operaciones, Antonio Jaime Stiuso, tendrá su corolario en la flamante Agencia Federal de Inteligencia (AFI). En la sesión parlamentaria del miércoles, la diputada Teresa García (FPV) aseguró que "hay un 60 por ciento del personal que va a estar dentro de la norma jubilatoria".
La legisladora Diana Conti fue un poco más allá y vaticinó que "pueden producirse distintos tipos de purgas", "jubilaciones extraordinarias" y "el apartamiento de agentes".