Se venía anunciando desde hace tiempo y finalmente se concretó este viernes. El Gobierno de Javier Milei restringirá el trabajo de la prensa dentro de la Casa Rosada. Limitación en la cantidad de periodistas en la Sala que funciona allí, un código de vestimenta para asistir a las conferencias de prensa del vocero presidencial Manuel Adorni, acreditación de acuerdo a la audiencia que tenga cada medio, imposibilidad de circular libremente por los pasillos y de esperar por la llegada de algún funcionario a su despacho, restricción en la cantidad de tiempo que se utilice para realizar preguntas, prohibición de sacar fotos o filmar dentro de las instalaciones, son algunas de las medidas que se anunciaron y que entrarán en vigencia dentro de un mes.
La misión del periodismo acreditado en Casa Rosada fue desde siempre transmitir los actos de Gobierno. Ser el vehículo para que el ciudadano común conozca qué ocurre en las intimidades del poder, así como sucede, por ejemplo, dentro de un ministerio público o desde el Congreso de la Nación. Sin embargo, ahora aunque para otras cuestiones se declara liberal, en este ámbito se amplían las restricciones y se limita el trabajo profesional.
La libertad de expresión, una vez más, parece en riesgo. Desde que llegó a su cargo Adorni permitió que aparecieran en la Sala de conferencias periodistas de medios digitales afines a La Libertad Avanza y la presencia de corresponsales extranjeros o de estudiantes de universidades que curiosamente coincidían con las posturas del oficialismo. Y, por el contrario, fue estricto con otros medios tradicionales que cuestionaban las políticas libertarias.
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Aunque su vertiginoso ascenso para acceder a la presidencia se apoyó en gran parte en sus constantes apariciones televisivas en el prime time donde su verba explosiva y cargada de posturas polémicas impactaba en las cifras del rating, Milei se toma venganza, una vez más, del periodismo al que todo el tiempo acusa de “ensobrado” y “pautero” con esta nueva iniciativa.
Adorni se tomará otras atribuciones cuando esté al frente de las conferencias. Podrá interrumpir el uso del micrófono a quienes preguntan y no permitirá la repregunta -ese humilde recurso con el que muchas veces se reformula un tema o se intenta obtener una respuesta- y también elegir a los que él prefiera, al estilo de la oficina de prensa de la Casa Blanca de Estados Unidos, de la que copiaron la estética que rodea a las presentaciones oficiales de los funcionarios. Y una vez que la conferencia se ponga en marcha, con un límite de 36 personas presentes, nadie más podrá ingresar a ese recinto.
Además de esas limitaciones el nuevo reglamento que se pretende imponer atenta contra la dinámica periodística. Cualquier acreditado en la Rosada puede dar testimonio de que son pocos los funcionarios que “off the record” comunican las intenciones o los planes gubernamentales. Ahora estarán prohibidas las habituales “guardias” periodísticas porque se necesitará autorización para la circulación interna.
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Otro de los puntos polémicos será el criterio de selección de los medios que podrán estar diariamente en Rosada. Apelarán a métricas de audiencia o alcance, a la experiencia de los representantes que eligió cada medio de comunicación o a la cobertura previa que hicieron de las actividades en Balcarce 50. ¿Un medio de cualquier provincia acaso no tiene derecho a acreditarse? ¿Cuáles serán los parámetros que se tomarán? ¿Habrá una cobertura que como dice la resolución permita “asegurar el pleno ejercicio del derecho de la ciudadanía a recibir información objetiva, plural y de interés público, en condiciones de igualdad y transparencia”? ¿A qué se considera actualmente un medio de comunicación tradicional? ¿Puede establecer el Gobierno el criterio para evaluar a cada persona que pretenda acreditarse?
Todas esas preguntas y muchas más plantea este nuevo reglamento. Ya en el inicio de las sesiones legislativas en el Congreso a los periodistas se los ubicó arbitrariamente y no se les permitió acceder a determinados sectores. Ahora pasará lo mismo en la Rosada. ¿En nombre de la libertad?
Preguntar. Cuestionar. Incomodar al poder. Investigar. Registrar. Buscar información. Funciones del periodismo que ahora están en peligro.
LT