POLITICA
CUMBRE EN EL VATICANO

Lorenzetti y los jueces vuelven fortalecidos con la bendición papal

El encuentro en la Santa Sede entre el titular de la Corte Suprema y Bergoglio selló un acercamiento entre ambos.

Francisco, acompañado por Lorenzetti, Ercolini, Vera y Casanello, entre otros representantes judiciales.
| Télam

El Papa se dio otro gusto en su cruzada global contra “la esclavitud moderna”: logró que unos 150 jueces y fiscales, incluido el grupo de argentinos encabezado por el presidente de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti, firmaran un compromiso de lucha contra la prostitución, trata, el trabajo forzado y el tráfico de órganos. Según el documento firmado por Francisco, Lorenzetti, Sebastián Casanello, Ariel Lijo y María Romilda Servini de Cubría, entre otros, esos crímenes califican como de lesa humanidad.

“Si el juez es atacado, presionado, en alguna medida es deteriorado en su imagen”, afirmó ayer Lorenzetti en la Casina Pío IV del Vaticano, sede de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales. Fue casi en el cierre de la Cumbre de Jueces sobre el Crimen Organizado y el Narcotráfico, armada por iniciativa papal.

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El discurso de Lorenzetti fue una especie de continuación conceptual del que Francisco había dado el viernes, en el mismo salón y ante el mismo auditorio. Si bien la relación entre el Papa y el presidente de la Corte tuvo vaivenes, el evento sirvió para sellar un acercamiento.

“La relación entre ellos ahora es buena. Lorenzetti se volvió un admirador de la encíclica del papa Laudato Sí”, afirmó ante PERFIL el legislador porteño Gustavo Vera, uno de los organizadores del encuentro, junto al arzobispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, quien vive en El Vaticano.

Bergoglio, a su vez, dedicó otro gesto de apoyo personalizado para el juez federal Sebastián Casanello, quien maneja causas sensibles tanto para el Gobierno como para el kirchnerismo, y se encuentra objetado por ambos sectores. Cuando le tocó exponer, el joven juez se quejó por la falta de colaboración internacional en casos de lavado de dinero.

Además de los guiños político y el gran interés que mostró Bergoglio por la situación argentina, la cita en El Vaticano concluyó con una declaración consensuada. En un texto que incluye diez objetivos, el Papa y los jueces afirmaron que “todas las naciones tienen que reconocer la esclavitud moderna, la trata de personas, el trabajo forzoso y la prostitución como crímenes de lesa humanidad con penas proporcionadas”.