POLITICA

"Los espías crecieron porque no los controlaron y resultaron funcionales al gobierno"

De las 'escuchas ilegales' al caso Nisman, todo es analizado en el libro de Clarisa Ercolano. Por qué Stiuso sigue teniendo poder. Video. Galería de fotos

Clarisa Ercolano, autora de "Escuchas ilegales".
| Cristian Minzer

El enfrentamiento entre los servicios de inteligencia del país tomó estado público en diciembre pasado luego de una serie de revelaciones de la revista Noticias respecto del pensamiento del agente Antonio 'Jaime' Stiuso y de su posterior partida de la SIDE por órdenes del Poder Ejecutivo. Pero el peligroso entramado de poder entre los servicios y los poderes del Estado ya se vislumbraba muchos años antes, con la causa AMIA y el caso de las "escuchas ilegales" que involucraba, entre otros, al jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri.

En diálogo con Perfil.com, la periodista y miembro de FOPEA, Clarisa Ercolano, autora de "Escuchas ilegales", explica la conexión entre el disparador de la causa con el presunto llamado a la casa de Sergio Burstein y el entramado de agentes como Jorge 'Fino' Palacios, Stiuso, Ciro James con las cúpulas del poder político incluídas.

—¿Cómo surgió la idea del libro y cuál es la conexión de las escuchas con las otras causas judiciales?
—Comencé a investigar cuando saltó lo que se dió en llamar el "escándalo de las escuchas ilegales", que obviamente a todos nos shockeó en su momento el caso. Y tuve la fortuna de empezar a cruzarme con fuentes y con personas que me empezaron a explicar qué era lo que había atrás de todo esto. No era simplemente Macri se volvió loco y decidió intervenir teléfonos. La primera vez que yo tengo una idea de lo que puede llegar a ser un libro es hablando precisamente con una fuente, un sábado a la mañana, que me dice 'mirá, esto va más allá, esto viene de la causa AMIA, es un enfrentamiento entre Stiuso y el Fino Palacios, es una operación de la Secretaría de Inteligencia', y ahí me empieza a explicar quiénes eran todos estos personajes que ahora se hicieron más conocidos mediáticamente.

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Surgió finalmente la idea del libro, hablando con colegas, empecé a acceder al expediente y empecé a acceder además a otras causas relacionadas con escuchas, que después se fueron dando en el tiempo. El secuestro por ejemplo del testigo Alfonso Severo el testigo del caso Mariano Ferreyra, parte de la causa Ciccone, causas que tal vez a uno le resuenan por otras cuestiones, pero es donde la interna de los servicios de inteligencia también ha tenido un rol muy fuerte.

—¿Queda lugar libre en el Estado de la intervención de la SIDE u otros servicios de inteligencia?
—Al parecer, no. En la Justicia sobre todo, tienen una injerencia asombrosa. En al ambiente político, ni te cuento. Lógicamente han armado durante todo este tiempo y, hay que aclararlo, durante los últimos diez años fue cuando más crecieron los servicios de manera exponencial. Han acumulado desde dinero hasta elementos técnicos. Esto no lo puse en el libro, porque me lo dijo una fuente hace días, 'ya no se usa tanto la intervención, ahora se usa más lo cibernético'. La información que antes costaba seis meses en reunirla, se reune ahora en dos o tres días. Crecieron porque no los controlaron y porque resultaron funcionales al Gobierno. Nadie las ha dicho nunca 'paren', y a mí me llamó la atención ver desprolijidades o cosas muy burdas, y esto se explica porque se sienten impunes. No es que sean 'brutos', sino que sienten que tienen una protección, enorme, y que tienen también lo que sucedió con Stiuso. Stiuso es millonario. Pudo salir del país tranquilamente. No piensa volver, se fue con toda la información que quiso y es titular de al menos diez empresas.

—¿Qué clase de la relación tienen los jueces, por ejemplo Arroyo Salgado, con la SIDE? ¿El Poder Judicial controla a la SIDE o la SIDE al Poder Judicial?
—Totalmente, esto es verdad. Jueces y fiscales utilizan servicios de inteligencia para esclarecer causas, es lógico y es hasta lícito. Después lo que pasa es un abuso en este sentido. Como cuando se autorizan intervenciones telefónicas como quien autoriza comprar una aspirina. O cuando no hay ningún tipo de control, ni control de caja, ni control de actividades, ni de nada. En el caso de Arroyo Salgado y de Nisman, Nisman y Stiuso trabajan juntos por una orden de Néstor Kirchner. De hecho, Stiuso fue ratificado al frente de la SIDE por Néstor Kirchner, cuando en su momento Gustavo Béliz le advierte que 'éste tipo está organizando una Gestapo acá adentro y lo que hay que hacer es correrlo'. Y claramente el ganador fue Stiuso. Ellos tenían información en conjunto respecto de la causa AMIA, además Stiuso manejaba toda otra información. Y también tenía una buena relación con Arroyo Salgado. Una cosa es la efectividad como proveedor de información de Stiuso y por otro lado están sus causas paralelas: las empresas, el tema del contrabando, el problema de denuncias por haber protegido lugares donde se explotaba sexualmente a mujeres, cuestiones gravísimos. Todo eso, el kirchnerismo no lo vio o no lo quiso ver durante muchísimo tiempo.

—¿Cómo se entiende la cercana relación entre Néstor Kirchner y 'Jaime' Stiuso que revelás en tu libro? ¿La denuncia de Béliz no prosperó por la intervención de la SIDE?
—Exacto. Stiuso tenía información. Al menos tres fuentes me contaron que Kirchner, recién asumido, lo manda a llamar. Stiuso se junta con su gente y le avisan 'Nestor te quiere cortar'. Entonces Stiuso junto varios biblioratos por el volumen de información y se va de la base en donde trabajaba a reunirse con el Presidente. Se pasa medio día allí, y le muestra a Kirchner todo lo que sabía de él, de todo su gabinete, de Cristina, de su familia, etc. Entonces Néstor le  dice que se quede y ahí se termina todo. La lógica del carpetazo.

—Según tu libro, parecería que la Policía Metropolitana nació manchada por los servicios de inteligencia. ¿Ciro James fue un rehén de la pelea entre Palacios y Stiuso?
—Sí, él sostiene que estuvo en el lugar y momento equivocado. Él por casualidades de la vida, ya se conocía con Palacios. Y Palacios lo veía como una persona íntegra, de confianza. La Metropolitana nació manchada en el mismo momento en que el kirchnerismo levantó la mano en la Legislatura porteña para autorizarla. Me parece que pecaron de ingenuos en el PRO creyendo que de tan buena gana le estaban autorizando la Policía, pero que en realidad le estaban metiendo la bomba dentro de la casa. Eso fue llamativo. Desde entonces, Palacios buscaba reunirse con Stiuso porque temía esto que terminó pasando. Trató de llamarlo varias veces. Stiuso estaba convencido que de Palacios era la persona que había facilitado la foto de él a Gustavo Béliz para que la muestre en televisión. Palacios jura que no lo hizo. Y James ni siquiera tenía que ver, ni siquiera había tratado nunca con Stiuso. Pero estaba autorizado a retirar material de escuchas que él ni siquiera sabía qué llevaba o qué traía y les vino bien en ese momento.

—¿Acaso Ciro James fue, lo que popularmente se da en llamar, un perejil?
—No es un perejil, porque no es una persona tonta, ni mucho menos. Pero sí en este sentido fue una persona colocada ahí. Con Palacios fueron las dos únicas personas que estuvieron en prisión. Fueron las dos únicas personas que pagaron.  Yo accedí a hablar con él después de que salió de la cárcel, era una persona sumamente cambiada, desconfiada. Me decía 'yo no era así antes y ahora te veo a vos y no sé...'. Fue muy difícil poder explicarle lo que único que quería hacer era una nota y que yo no era quien para juzgarlo. Ahí me di cuenta que él había padecido muchísimo el proceso de la cárcel, de tener a su hijo recién nacido, de que lo visiten en Marcos Paz. Además, el venía de la fuerza policial, y estaba con presos comunes al lado. Una situación bastante complicada. Él asegura que eso le cambió la cabeza. 'Los mismos tipos que yo combatía me terminaron cuidado y dando de comer', me dijo.

—Por cosas como ésta es que le ofrecieron hacer una película sobre su vida.
—Claro, Adrián Suar le ofreció filmar la película. En realidad, él está esperando que la causa caiga por nulidad, al menos a eso apuesta la defensa.

—Según tu libro, el juez federal Norberto Oyarbide juró "llevárselo puesto a Macri". ¿Cuál es el futuro judicial del procesamiento de Macri?
—Creo que va a quedar en la nada. Esto lo quiere aclarar, Macri nunca quiso hablar sobre la causa para el libro. Tal vez por temor al título del libro, tal vez por preferir no explicar ciertas cuestiones, pero verdaderamente no hay nada que pruebe que él estuvo involucrado en esto.

—La tarea de investigar sobre los servicios de inteligencia no es sencilla. ¿Hubo presiones o amenazas?
—No me da miedo investigar. Pero pasaron cosas: que me quieran entrar a mi correo electrónico, que quieran entrar a Facebook... Pero sí fuentes reservadas que hablaron conmigo me dijeron hace poco tiempo cosas como 'che, me dijeron que vos diste mi nombre', con lo cual me doy cuenta que lo intentan generar es una brecha de desconfianza. Sentaron hace poco a una fuente mía y sufrió un momento bastante pesado. No lo llegué a poner en el libro porque pasó hace pocos días. Le preguntaron qué relación tiene conmigo, si éramos amigos, que porqué había hablado... Lógicamente él lo negó pero lo amenazaron con denunciarlo a él. Entonces pensé, bueno, si te denuncian a vos, yo los denuncio a ellos, porque nos estuvieron espiando entonces, si pueden probar que estuvimos hablando.

Cómo sigue la causa judicial. "Hoy se habla de que se elevaría a juicio en 2017" explica Ercolano, aunque es pesimista sobre el tema. "Creo que esto no va a llegar ni a pasar. ¿Por qué se elevaría ese año? Porque si se eleva ahora a juicio sería un escándalo, porque faltan pruebas. No aparece y no figura en ninguna parte la llamada famosa que dispara la causa. La llamada que en teoría recibe la hija de Sergio Burstein (él estaba de viaje en Estados Unidos) en la que le avisaban que el teléfono por el cual hablaban con el fiscal Nisman fue pinchado por el Fino Palacios. Y los teléfonos de James y Palacios, nunca fueron cruzados ni intervenidos, pese a que es una causa de escuchas telefónicas. Creo que no se elevó a juicio para evitar un escándalo político", concluyó.

(*) De la redacción de Perfil.com.