A Mauricio Macri no solo le preocupa la economía. La Justicia es otro punto clave. A las críticas a los juzgados federales de Comodoro Py ahora se sumó la Corte Suprema. En particular su presidente, Ricardo Lorenzetti, a quien ya el Presidente no ve como un “hombre previsible”. Es más: en su círculo más íntimo Macri apuntó que observa un caos interno en el máximo tribunal y la falta de un liderazgo claro.
Es en este marco que en Olivos, así como en el primer piso de la Casa Rosada, aseguran que hoy el jefe de Estado prefiere que a fin de año haya un recambio en la presidencia de la Corte. Un deseo que coincide plenamente con el de Elisa Carrió, quien la semana pasada amplió su pedido de juicio político contra Lorenzetti. “Mauricio ya no le cree a Lorenzetti ni lo considera un interlocutor de toda la Corte sino de él mismo”, sentencia uno de los cerebros jurídicos del Gobierno. “Dilapidó su capital político en estos dos años”, concluye, y pone como ejemplo dos fallos de la Corte en la que Macri escuchó otra versión de la que finalmente salió. Uno de ellos vinculado a uno de los juicios que tiene por delante Cristina Kirchner y otro para quitarle poder a la Justicia federal de Comodoro Py.
En ese marco, el candidato ideal para el macrismo era Carlos Rosenkratz, un jurista de carácter técnico de diálogo directo con José Torello, amigo y jefe de asesores de Macri, y uno de los dos jueces propuestos por Cambiemos para el máximo tribunal. Sin embargo, Rosenkratz le expresó al Gobierno que no tiene ningún deseo de suceder a Lorenzetti, en particular por la complejidad del manejo administrativo. Otra opción, que deslizó en reuniones privadas de manera personal el ministro de Justicia, Germán Garavano, es que Elena Highton de Nolasco pueda ocupar esa silla antes de retirarse.
Sin embargo, quien asoma como el candidato es Horacio Rosatti, el otro juez propuesto por Macri, y quien tiene diálogo directo con los asesores jurídicos del Presidente y hasta con la líder de la Coalición Cívica, una de las impulsoras de su designación junto al abogado del presidente, Fabián “Pepin” Rodríguez Simón.
En Casa Rosada, a Rosatti lo ven como un “peronista clásico con ambición”, pero temen que en algunas circunstancias juegue con el PJ que anima el senador Miguel Pichetto y los gobernadores no kirchneristas. “Reconocemos que Rosatti tiene dignidad y nunca afectaría la gobernabilidad, y además pasaría sin problemas el filtro de Lilita”, cuenta una fuente oficial a este diario. Paralelamente, en el macrismo juran que jamás hubo un encuentro Macri-Rosatti.
De todos modos, un dato concreto permitirá aventurar hasta dónde el enfado que hoy tiene el jefe de Estado con el titular de la Corte llegará al límite o no.
Se trata del juicio político que sigue impulsando Carrió en el Congreso. Por primera vez, en estos días Macri escuchó de boca de dos de sus asesores de máxima confianza no descartar de plano esa opción. Y, a diferencia del año pasado, cuando aseguraba que se trataba de una iniciativa de “Lilita” en solitario, comenzó a recalcular su estrategia. “No estaría bueno que lo impulsemos, pero lo vemos muy inestable a Lorenzetti”, confía una de las fuentes consultadas. Por lo pronto, Garavano y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, intentarán mantener abierto el vínculo “institucional” con el máximo tribunal.