Ricardo Lorenzetti deberá acostumbrarse en el transcurso de 2018 a recibir cada vez más embestidas de Elisa Carrió. Es que lejos de detenerse después de la ampliación del pedido de juicio político que presentará mañana, la diputada ya tiene una idea en la cabeza: prolongarle el martirio al presidente de la Corte Suprema.
No es algo nuevo. Lorenzetti sufre cada vez que Lilita lo tiene en la mira. Pero ahora, después de un año de relativa calma (¿negociada entre Mauricio Macri y Carrió?), la líder de la Coalición Cívica planea volver a la carga. El objetivo de mínima, aunque no lo confiesa públicamente, es lograr que el cortesano deje la presidencia del máximo tribunal y no busque un nuevo período, algo que Lorenzetti volvería a intentar (ver página 4). A fin de año vence su mandato y cumplirá casi doce años como titular del cuerpo. Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, los dos jueces supremos más nuevos, suenan como eventuales sucesores.
El objetivo de máxima es avanzar en el juicio político, aunque sabe que eso está todavía muy lejano. “La idea es ir generando consensos”, explican en su entorno. Marcos Peña, esta semana, fue claro al decir que la denuncia era “una cuestión personal” de Carrió, pero también dijo que se estaba hablando de un “mecanismo institucional que se podrá analizar”. ¿Dejó una puerta abierta? El Gobierno no quiere un enfrentamiento abierto con Lorenzetti; sabe que nadie sale ganando. Pero los funcionarios empezaron a sentir un desgaste en esa relación. “A Macri le han mentido. Dos años tardó, pero se dio cuenta”, resumió Carrió ante los micrófonos, guiñando un ojo. Cree que ahora sí están en la misma sintonía con el Presidente respecto a la figura de Lorenzetti. “Hay un juego psicológico de Lilita, sin dudas”, explica alguien que la conoce bien.
Transparencia. Es el eje principal al que van a apuntar Lilita y su equipo en la estrategia de seguir prolongando los padecimientos de Lorenzetti. Con dos aspectos principales: su situación patrimonial y el manejo del Poder Judicial.
Carrió ya lo denunció por enriquecimiento ilícito, causa que fue desestimada. Sin embargo, en su equipo seguirán reclamando que haga públicas sus declaraciones juradas. Solo recibieron la de 2014, y según sostienen, en un formato de AFIP y no la que se presenta según la Ley de Etica Pública.
Precisamente, en el debate de la reforma de esa ley –que se presentará en el corto plazo– los lilitos ya tienen previsto embestir de nuevo contra Lorenzetti. Plantearán que sea el Congreso el que regule la implementación de esa ley en los tres poderes del Estado y harán hincapié en lo que denuncian como una falta de transparencia en el Poder Judicial.
Presiones. Lorenzetti, hacia afuera, intenta mostrarse ajeno a las balas de Carrió. Dice –y hace decir– que no le preocupa la presentación y que la Justicia hasta ahora viene dándole la razón en cada investigación que se inició (y se cerró rápidamente).
Sin embargo, Lilita incluyó un apartado en su proyecto de juicio político en el que habla de las presiones ejercidas por el presidente de la Corte para que desista de insistir con el juicio político. “Inapropiada e intimidatoria injerencia sobre los otros dos poderes”, dice el texto que mañana ingresará en Diputados.
En la presentación cita notas periodísticas, incluso una de PERFIL, que daban cuenta de llamados de Lorenzetti a Macri y sus funcionarios para convencer a Carrió de que levante el pedido de juicio político. Pero en reserva enumera anécdotas que le cuentan funcionarios que dan cuenta de esos contactos, muchas veces con tonos que no se le conocen al juez en público. Incluso cuenta que llegó a llamar a un amigo de ella para que interceda.
“Nos faltan Echegaray, Aníbal y él, mal no nos fue”, se ufanan cerca de Carrió, dejando en claro en qué categoría lo tienen a Lorenzetti y porque se le viene un calvario permanente.
Un encono de años
Un comentario llegó a los oídos de Elisa Carrió y fue determinante para avanzar en la ampliación del pedido de juicio político contra Ricardo Lorenzetti. Le dijeron que el propio juez estaba realizando gestiones para que la causa que investiga abusos a jugadores de la inferiores de Independiente pasara a la Justicia Federal. Más precisamente al juzgado de Luis Armella, de Quilmes, un hombre al que le asignan ser “de Lorenzetti”.
¿Por qué el juez de la Corte estaría interesado en eso? “Para condicionar o enchastrar a un montón de gente”, especulan en la Coalición Cívica. Por eso mismo Carrió llegó a decir que Lorenzetti podía estar detrás de la operación que expuso Natacha Jaitt, mencionando a diferentes personalidades.
Carrió le desconfía a Lorenzetti desde 2013. Primero denunció que negoció con Cristina Kirchner conservar el manejo de la caja judicial en el debate por la democratización de la Justicia. Y para fin de ese año dijo que negoció a dos puntas, con Clarín y con el Gobierno, el fallo por la constitucionalidad de la Ley de Medios.