Los residentes de las islas Malvinas irán mañana a las urnas para ratificar en un referéndum que quieren seguir conservando la nacionalidad británica. La votación afirma la idea de que existe un diálogo de sordos entre el Reino Unido y la Argentina, porque mientras Cristina Kirchner busca sentarse a negociar la soberanía sobre el territorio, Gran Bretaña propone que sean los habitantes de las islas los que decidan a qué pueblo quieren pertenecer.
Para funcionarios oficalistas y dirigentes de la oposición, el referéndum es una burla, porque si depende de la voluntad de los isleños, se conoce de antemano el estatus que pretenden mantener. Los comicios empezarán mañana y terminarán el lunes. Los kelpers –como se denomina a los ciudadanos de Malvinas– esperarán los resultados en Puerto Stanley, donde habrá un cóctel.
El referéndum dictaminará que el archipiélago pertenece a territorio británico de ultramar. Desde la presidencia de Néstor Kirchner, pero más aún bajo el mandato de Cristina, la Argentina reclama una y otra vez ante los foros internacionales que el Reino Unido se siente a negociar, a dialogar, sobre la soberanía del territorio, basándose en una resolución de la ONU que indica que, al menos, el Reino Unido debe escuchar lo que la Argentina tiene para decir.
Alicia Castro, embajadora argentina en Londres, advirtió que el derecho de autodeterminación de los pueblos no se puede utilizar para perpetuar una situación “colonial”. Para el Gobierno, la población de las islas no es autóctona, con lo cual no puede decidir sobre la soberanía del archipiélago.
