En un extenso texto titulado “Cómo salir de la pandemia de modo sostenible”, el ex líder montonero Mario Firmenich analizó esta semana el contexto político y económico en el marco del avance del coronavirus; habló de una "tercera guerra mundial" y de una “eliminación de lo que es ‘población sobrante’”; y aseguró que “sería suicida mantener la cuarentena durante un tiempo indeterminado, paralizando todas las actividades sociales y económicas” en el país.
Firmenich, cuyo nombre volvió a reflotar en la agenda mediática estas semanas tras la publicación del libro “Aramburu” de María O’ Donnel, realizó un análisis publicado en la página web de la Agencia Paco Urondo, con el objetivo de “aportar a una discusión política, ajena a cualquier disputa electoral, entre dirigentes de sectores diversos que hoy no comparten un ámbito común de acción política”.
En la columna, el ex guerrillero se refirió a la cuarentena obligatoria y a las actuales medidas que lleva a cabo el gobierno de Alberto Fernández. “Si bien es cierta la afirmación de que una caída económica se recupera pero una vida perdida no, la afirmación deja de ser cierta cuando no se refiere a la macroeconomía sino a la pequeña actividad de trabajadores autónomos, comercios familiares y microempresas que permiten la subsistencia día a día de millones de personas, porque en estos casos es la ruina familiar y personal, incluyendo la muerte por múltiples motivos de muchos miembros de estas familias desamparadas”, afirmó.
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En este marco, aseveró que “es ingenuo creer que con un subsidio temporal de 10.000 pesos se evitan esos dramas”, y que “la paralización de la economía por la cuarentena ha significado la quiebra de decenas de miles de pequeñas y microempresas y la ruina de trabajadores autónomos, lo que ha hundido en la pobreza nuevas capas sociales de sectores medios y de trabajadores que vivían al día, incrementándose dramáticamente los porcentajes de población necesitados de mendigar un pobre plato de comida en ollas populares financiadas por el Estado para poder subsistir. Todo ello sin que se haya enviado al congreso la ley sobre el Consejo Económico y Social”.
El líder montonero argumentó: “Existe un riesgo evidente: la prolongación indefinida de una cuarentena ruinosa para millones de personas para 'mantener achatada la curva' puede terminar en una rebelión social contra la cuarentena por el estado de necesidad. El resultado sería un contagio masivo con millares de muertes, perdiéndose el logro de minimizar los fallecidos y con una debacle socioeconómica. Es imperioso modificar la estrategia para aprender a convivir con el coronavirus manteniendo una baja tasa de contagios”.
Además, calificó a la cuarentena, como “nueva y efímera coyuntura política”. Sobre este punto, dijo que “la preocupación por la crisis socioeconómica, que amenazaba con la explosión social y el default, quedó sepultada por el temor social al contagio con el virus” y que “la multiplicación de anuncios gubernamentales de reparto gratuito de dinero para financiar niveles de mínima subsistencia ha resultado una compensación económica suficiente ante el terror al contagio”. En este marco, sostuvo que “se ha generado una nueva coyuntura política artificial en la que todo va bien … mientras dure la situación de emergencia”.
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Firmenich se preguntó si el coronavirus “tiene el poder mágico de lograr la unidad nacional” y explicó: “El espíritu de unidad nacional se extendió de la defensa ante la pandemia hasta el respaldo a la propuesta gubernamental para renegociar la deuda externa. ¿Seguirá igualmente sólida la unidad política entre oficialismo y oposición ante algún severo traspiés en el control de la pandemia o en la renegociación de la deuda externa? Suponiendo que la respuesta a estos interrogantes fuera positiva, la actual superación de la ‘grieta es por ahora algo coyuntural”.
Por último, habló de una “III Guerra Mundial” con “dos ejes” de desarrollo: “el clásico enfrentamiento entre potencias por sus áreas de dominio e influencia (que se viene desarrollando a través de guerra económica entre potencias y guerras civiles en las áreas en disputa) y la guerra civil genocida del establishment mundial para reducir la población del planeta en 3.000 o 3.500 millones de personas”.
Sobre “la eliminación de lo que es ‘población sobrante’” advirtió que “el establishment global busca reducir tanto el consumo de recursos escasos como la generación de polución mundial no reciclable por parte de una fuerza laboral no necesaria para ellos, a la vez que implica suprimir a los pueblos del sur como sujetos políticos soberanos de los territorios con recursos naturales que se agotan”.
AB/FeL