POLITICA
Elecciones 2019

Mauricio Macri y su dilema post shock: candidato o presidente de transición

Mauricio Macri enfrenta por estas horas no sólo el peor momento de su carrera política sino que debe evitar que la Argentina entre en zona de convulsiones varias.

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El abrazo de Mauricio Macri y Horacio Rodrìguez Larreta, luego del reconocimiento de la "mala elección" | Juan Obregón

Golpeado por la bofetada electoral que enterró su sueño de la reelección, Mauricio Macri enfrenta por estas horas no sólo el peor momento de su carrera política sino que, sobre todo, debe definir en horas, más que en días, decisiones clave para intentar evitar que la Argentina entre en zona de convulsiones varias. De acuerdo a esas actitudes, reflejará si tomó nota de que ya es un presidente con fecha de vencimiento 9 de diciembre o insistirá en comportarse como un candidato que se juega todo el resto a un milagro el 27 de octubre.

Los primeros indicios de las últimas horas del domingo 10 y las primeras del lunes 11 no fueron demasiado halagadoras en relación a asumir el nítido mensaje de las urnas.

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Desde Costa Salguero, en público el Presidente dio la señal de que va a intentar remontar la cuesta, parecida a una expedición al Everest, en estos dos meses y medio que faltan para las elecciones generales. Queda la anécdota de mandar a dormir a los militantes que oyeron sus palabras medidamente dolidas cuando todavía no se había dado a difusión ni un dato oficial del escrutinio. Pero también que respondiera a un periodista con dos contundentes "No" antes de que el profesional terminara su pregunta sobre si se había contactado ya con el triunfador Alberto Fernández.

Mientras sus allegados, entre ellos algunos ministros, debatían si presentaban las renuncias en masa, también estaban quienes le sugerían a Macri tender puentes urgentes con quien lo sucederá en el cargo el 10 de diciembre. Sabido era a esa altura de la noche que los mercados iban a reaccionar como lo hicieron y lo seguirán haciendo, al menos hasta que reciban señales de cordura y responsabilidad. Esas que faltaron, por caso, cuando el viernes, determinados piratas de los sondeos difundieron números que daban paridad y hasta triunfo oficialista. Algunos de esos porcentajes ficticios llegaban con asiduidad al escritorio presidencial y del todavía jefe de Gabinete, Marcos Peña.

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No es sencilla la dicotomía que enfrenta Macri. A 75 días de la elección general y a 120 días de la entrega del poder, deberá evaluar cuál es el mal menor. Mantenerse en la carrera hacia una ya utópica reelección le puede permitir escaparle al síndrome del pato rengo aunque con enormes riesgos de gobernabilidad. Asumir que se inició ahora una gestión de transición hacia la sucesión también pone en riesgo la gobernabilidad, en especial con la crueldad histórica de los finales presidenciales no peronistas, pero daría la chance de activar mecanismos de acuerdos con la oposición, que será oficialismo desde diciembre, para evitar convulsiones peores.