Luchar contra el crimen estresa. Así quedó demostrado en Mendoza, cuando después de los examenes de control psicofísico se diagnóstico que 350 de los 7.500 policías con los que cuenta la provincia no podía portar armas por padecer estrés y problemas psicológicos.
Sumado al estrés, los exámenes detectaron problemas de índole familiar y laboral, por lo que se procedió a retirarle sus armas reglamentarias, una Browning 9 milímetros, y ponerlos a disposición de la fuerza para tareas administrativas.
Según informa el diario La Nación, desde el Ministerio de Seguridad mendocino aclararon que esta situación de estrés no afecta la operatividad de la fuerza, porque los que van a hacer trabajo administrativo son reemplazados por los que se desempeñaban en las oficinas".
Quien también siente la presión del estrés policial es el gobernador provincial, Celso Jaque, quien debido a esta situación, y sumada a la falta de personal, no puede cumplir su promesa electoral de reducir la tasa de criminalidad un 30% en sus primeros seis meses de gestión. Hoy la provincia debería contar con 10.000 efectivos, pero sólo cuenta con 7.500, aunque, a partir de ahora, 350 estresados sólo podrán dedicarse a los papeles.