Entre bromas, un minidesayuno, luego un almuerzo y una sobremesa que duró hasta entrada la tarde, Gabriela Michetti juntó a cincuenta dirigentes de su máxima confianza para un “retiro espiritual” tras la derrota en la campaña electoral. Fue el bautismo de fuego del “michettismo” como línea interna del PRO, y sirvió para dejar una cuestión en claro: harán campaña para Mauricio Macri en lo nacional, y también para Horacio Rodríguez Larreta, el eterno rival, en la Ciudad.
El lugar elegido fue el lujoso Hotel Sofitel Cardales, en Campana, donde la senadora se alojó el viernes por la noche con su novio, el empresario Juan Tonelli.
La idea fue agasajar a su equipo y agradecer, uno por uno, a los asistentes. Relajada, Michetti les transmitió su satisfacción por su trabajo “en sólo dos meses” y aprovechó para trazar un balance de la elección porteña. “Este es un equipo de personas que conforman una corriente de pensamiento y valores dentro del PRO”, les dijo, y agregó: “Hoy el PRO se recibió de partido político”. Además, se debatió sobre cómo colaborar de una manera más efectiva en las campañas nacional y en la local, intentando que todos los votos que sacó la senadora lleguen a Larreta. Aunque no hubo una postura única sobre este tema, cerca de Michetti creen que viene la etapa de discutir espacios de poder y sumar debates sobre temas que le interesan, como el narcotráfico o el juego. Pero coincidieron en que el adversario a enfrentar es Martín Lousteau, quien rivaliza por la misma fuente de votos.
Por lo bajo, uno de los ministros que la acompaña, Guillermo Montenegro (Seguridad) había deslizado que con el 40% de los votos PRO había que negociar cargos y lugares en las listas.
“Ahora tengo un poder propio y un equipo propio. Si Mauricio no se metía, sacábamos 20 puntos más”, les transmitió Michetti a varios asesores.
“Gabriela tiene ganas de ser una alternativa en la política que viene. Quizás con más astucia, menos ingenua”, agregó uno de los comensales.
Menú político. El encuentro comenzó a media mañana con un desayuno. Luego le siguió un almuerzo completo: un buffet de entradas con quesos de todo tipo, fiambres y ensaladas para servirse a gusto. Como primer plato, los “michettistas” podían elegir entre penne rigate con salsa de hongos o bife de chorizo con papas.
Ahora la senadora armará otro encuentro, esta vez un asado, con más de 500 dirigentes que colaboraron en su campaña. La idea, contaron cerca de ella, es realizar eventos con su tropa mensualmente.
Entre los asistentes al Hotel Sofitel estuvieron sus tres ministros: el de Seguridad, Guillermo Montenegro (con jeans azules rotos), el de Desarrollo Urbano, Daniel Chain (con sus clásicos colores vistosos) y el de Cultura, Hernán Lombardi (con varios kilos menos). Faltaba su jefe de campaña, el diputado Federico Pinedo, quien se fue de viaje a Colombia.
También estaba el diputado Jorge Triaca (quien acercó a los gremios del PJ); la radical Silvana Giudici (con pelo muy corto); la vocera de la senadora, Paula Schuster; Andrés Delich (especialista en educación), el titular de Rentas, Carlos Walter; y sus históricos amigos, Alejandro “el Ruso” Rabinovich (quien aseguró que es “momento de acompañar” a Larreta) y Martín Borrelli, recuperado del trabajo de fiscalización.
Varios de ellos decidieron quedarse a dormir y aprovechar las instalaciones. En especial, el “circuito de aguas”.