Kristalina Georgieva llegó puntual a la cita en la embajada argentina en Rusia, en donde esperó a Alberto Fernández, que llegó demorado al encuentro por las cinco reuniones bilaterales que mantuvo en el marco de la cumbre del G20. El encuentro, que duró noventa minutos, fue leído como positivo para las dos delegaciones.
Antes de pisar suelo romano, el Presidente aseguraba en la intimidad que en el encuentro le diría a la titular del Fondo Monetario Internacional lo que repite desde que es candidato a presidente. Esto, en palabras del jefe de Estado, significa que Argentina se hará cargo de la firma de Macri pero que el FMI debe hacerse cargo de la responsabilidad de Lagarde en un crédito otorgado “desde la Casa Blanca”.
Ayer, en su primer discurso en la sesión “Economía global y salud global”, en la que los líderes de la cumbre tuvieron tres minutos para hablar, Fernández planteó que “el actual sistema, que prioriza la especulación por sobre el desarrollo de los pueblos, debe cambiar”. “La deuda externa que mi gobierno heredó con el Fondo Monetario Internacional y que hoy estamos afrontando es un claro ejemplo de lo que está mal: única en la historia por su monto y por sus condiciones de repago, aprobada para favorecer a un gobierno en la coyuntura, acaba condenando a generaciones que miran impávidas el destino que les ha sido impuesto”, aseveró.
El jefe de Estado llevó su voz sobre la negociación con el organismo internacional a cada una de las reuniones que tuvo. El objetivo es que en el documento final que emitan mañana los líderes del G20 haya un párrafo dedicado a las deudas que distintos países mantienen con el FMI. El canciller Santiago Cafiero confirmó que la palabra “sobrecargo” figura en el borrador que ya circula.
Esto significa que la cumbre podría ir en el mismo sentido que el encuentro que mantuvieron los ministros de Economía de estos países, en el que aconsejaron al FMI analizar una baja en las sobrecargas. Si los líderes mundiales se expresan en este sentido, al directorio del organismo no le quedaría otra alternativa que tratar el tema en la próxima reunión de directorio, que sería en diciembre.
Tal como adelantó PERFIL, antes de aterrizar en Roma el Presidente se planteó dos objetivos para esta gira. El primero tiene que ver con lograr un acuerdo para alcanzar una baja de las sobretasas que tiene nuestro país por tomar un crédito superior a la cuota que le corresponde como socio del FMI. Si se logra bajar ese monto del 3% al 1%, significaría para la Argentina un ahorro anual de 900 millones de dólares. En los diez años en que se debería pagar la deuda, el ahorro sería de 9 mil millones de dólares.
El segundo objetivo implica el apoyo del G20 a la incorporación de una cláusula que detalle que si las condiciones de préstamos del organismo internacional mejoran en cuanto a plazos e intereses, Argentina podrá ingresar en ese sistema.
“Buen encuentro con la directora gerenta del FMI, Kristalina Georgieva, para avanzar en negociaciones que nos permitan salir del lugar social y económicamente insostenible en donde el gobierno que me precedió dejó a nuestra amada Argentina. Negociar con firmeza es recuperar soberanía”, dijo Alberto Fernández sobre la reunión con Georgieva.
Después de los noventa minutos de charla, desde el Gobierno informaron que “ambas partes coincidieron en que “fue una buena reunión”. De esta forma se sigue negociando para alcanzar un acuerdo que permita a la Argentina repagar la deuda heredada de la gestión anterior. En los próximos días habrá reuniones técnicas con el staff para continuar el proceso”.
Después del primer día en Roma, el clima en la comitiva presidencial era de optimismo. Tiene que ver con que esperan volver a la Argentina con el respaldo de los líderes de las veinte potencias del mundo que concentran el 80% de la riqueza y el 60% de la población. Este apoyo iría más allá de las charlas bilaterales ya que esta vez estará plasmado en el documento final que se dará a conocer este domingo. Llevará la firma de Joe Biden, presidente de Estados Unidos, país que tiene el 16,74% de las acciones en el FMI. “Eso es mucho más importante que la charla casual que tuvo con Alberto Fernández en la Cumbre. Si Estados Unidos firma y ya conseguimos el apoyo de Alemania, que tiene el 6% de las acciones, y otros países como España, Francia y Rusia nos acompañan, el FMI está obligado a avanzar en bajar las sobrecargas. Es una negociación dura y vamos a salir fortalecidos de ella”, evaluaron desde la comitiva de Roma.
Agenda paralela de Fabiola
Mientras Alberto Fernández participaba de la cumbre del G20 y mantenía cinco reuniones bilaterales, Fabiola Yañez mantuvo su propia agenda en Roma. La primera dama mantuvo ayer un encuentro en la residencia del embajador de la FAO.
Allí fue recibida por el embajador ante los Organismos de las Naciones Unidas en Roma, Jorge Cherniak, y la directora regional del FIDA, Rossana Polastri.
“Esta tarde acompañé a la consulesa argentina en Roma, Ana de la Paz Tito, y a Mónica Monterotti, esposa del embajador argentino, Roberto Carlés, en la inauguración de la Sala y Lactario Amigable para las infancias”, escribió en sus redes sociales.
El sábado por la noche, el Presidente y su pareja compartieron la cena de gala que ofreció Sergio Mattarella para los líderes de las veinte potencias del mundo.
*Enviada especial a Roma.