Algunos usaban ayer la palabra "supermartes". En rigor, a este martes 15 de julio de 2008 se lo recordará, tal vez, como "el caos porteño del Bicentenario". Es que entre los miles de micros que llegarán con gente de municipios y gremios al acto oficialista en Congreso, y los que llegarán de todo el país para la convocatoria agraria en el Monumento a los Españoles, si algo puede anticiparse es que asfixiante realidad calleja porteña se verá colapsada hasta un extremo pocas veces visto. Y como los ingresos a Capital no son tantos (forzosamente se cruzarán partidarios de uno y otro sector) habrá que rogar para que no se produzcan episodios de violencia.
Cuesta creer que una pulseada por 1200 millones de dólares haya llevado a esto, con pérdidas económicas dantescas, y un costo político para el matrimonio Kirchner también enorme, dinamitando sus niveles de popularidad y poniendo en peligro al país entero.
Ayer, decenas operarios trabajaron febrilmente para dejar listos los escenarios. En Palermo ya habían colgado un gran cartel que decía "menos producción, menos recaudación, menos redistribución" y se ultimaban los detalles de organización. La gente del interior empezó con las protestas en las rutas, probó el sabor de las multitudes en Rosario y llega hoy a Capital soñando con otra convocatoria impactante, que haga temblar a los senadores que aún dudan entre su fidelidad al Gobierno (con todas las ventajas que eso implica) o a los coprovincianos que les reclaman que voten en contra. Ya se vio en estos días, luego de apoyar la resolución 125, que muchos diputados tuvieron problemas y ya no pueden caminar por la calle, salir de compras o ir al club que frecuentaron desde siempre.
Por el lado del kirchnerismo, los celulares estaban al rojo, el ministro Florencio Randazzo se encargaba de hacer los números con los micros que llegarían con militantes. En eso trabajaban los intendentes del conurbano (algunos ya empiezan a quejarse de estas obligaciones, que en casos les resultan onerosas), los sindicatos alineados con el oficialismo y las organizaciones sociales, tanto de derechos humanos como de piqueteros. Hugo Moyano, que ayer reasumió en el sillón cegetista anticipando que quiere que se convoque nuevamente al Consejo del Salario porque los acuerdos hechos a principios de año ya no alcanzan, prometió arrimar entre 12 y 15 mil afiliados.
Polarizado, entonces, a un nivel pocas veces visto, el país asistirá hoy a un duelo callejero de rivales formidables: el kirchnerismo, con todo su poder, poniendo al servicio de su causa todos los recursos del Estado sin importar los costos, y el campo, poderoso en la estructura del país, al punto que una Argentina sin exportación de granos y carnes es impensable. Un anticipo multitudinario de la la crucial sesión del Senado el miércoles, donde se jugará la suerte de las retenciones móviles. Ojalá, como decíamos al principio, que la jornada termine sin violencia.