Acostumbrados a los brindis, los diplomáticos argentinos tendrán una razón menos para levantar las copas en estas fiestas: en 2019, habrá menos plata para los cócteles y, en todo caso, deberán pedir permiso a Buenos Aires antes de destapar el champagne en París o en la ciudad que fuere.
Se viene una segunda tanda de ajustes sobre el funcionamiento de la Cancillería y sus misiones, esta vez focalizada en los denominados gastos de representación. A esto se sumará una condición que puede despertar aún más recelos entre los diplomáticos: la orden de requerir autorización de la Cancillería antes de desembolsar un dólar en la organización de todo evento social. Según pudo averiguar PERFIL, les demandarán que no solo justifiquen la razón del evento sino que transmitan un detallado presupuesto de antemano para recibir la aprobación y los fondos desde Buenos Aires.
Gran parte de las misiones en el extranjero ya sufrieron en 2018 una poda de un 25 por ciento promedio en los dólares que se giran desde Buenos Aires para el funcionamiento cotidiano. Por caso, una misión pequeña que contaba con 24 mil dólares anuales en 2017, tendrá 16 mil dólares disponibles el próximo año, o menos.
“Hay un punto en el que tuvimos que empezar a usar la imaginación”, le contó a PERFIL un diplomático en uno de los destinos clave para el Gobierno que no por preferido se libró de la primera poda. En su caso, resolvió "prestar” la exquisita arquitectura de su sede a fundaciones y demás actores interesados en realizar reuniones a los que les sugiere cierta ambientación “a la argentina” con proveedores confiables.
“Pongo tango fusión de fondo, vino argentino en la mesa y así armé un evento de promoción nacional sin gastar un peso”, se jactó el diplomático que aseguró tener siempre “un moño en la guantera”.
Para muchos, las relaciones públicas forman parte de sus labores y una poda en estos fondos atenta contra su eficiencia. “Allí uno se encuentra con gente predispuesta de otra manera, se conversa de negocios en otro tono”, explicó.
Desde la Asociación Profesional del Servicio Exterior de la Nación (APSEN), la entidad que nuclea a los diplomáticos de carrera, ya manifestaron su desacuerdo con el plan de ahorro que lanzó el canciller Jorge Faurie en junio pasado. Aseguran que es un “desaire” que el Gobierno ni siquiera destine fondos al catering de rigor cuando se realizan reuniones de trabajo con misiones extranjeras en el Palacio San Martín. Desde el otro lado argumentan que el Estado ya se ahorró 600 mil pesos en café solo en el primer semestre de 2018.
En materia de gastos fijos, en la Cancillería redoblarán esfuerzos en 2019 para recortar alquileres. Avanzarán en la fusión de algunas de las 160 representaciones en el exterior, entre embajadas, consulados y oficinas en organismos. Un ejemplo es Roma, donde funcionan la misión argentina ante el Estado italiano y ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para centrarlas en un edificio. “También está la del Vaticano, pero no queremos problemas con Francisco”, deslizó un funcionario del Palacio.
Otras sedes ya empezaron a ser liquidadas mediante remates en Facebook, como la de Santa Lucía. Y en el caso de México, donde se alquila un consulado en Cancún en cada temporada, la Cancillería pretende solicitar al gobierno azteca alguna oficina en comodato.
A mediados de año circuló la orden de estudiar opciones más económicas para el alquiler de algunas residencias. Incluso se rechazaron presupuestos con la orden de buscar alternativas aún más baratas. En la oficina del canciller saben que la implementación es dispar por los vencimientos de los contratos.
Donde podrá sentirse con mayor profundidad el recorte en 2019 será en el personal en el exterior. Allí el ajuste vendría por una disminución en los traslados desde Buenos Aires y en forma mucho más drástica en la reducción del staff local de las misiones, contratados a quienes no se actualizó el salario este año. En enero se estudiarán las nóminas de cada delegación para disminuirlas donde se crea conveniente.
