POLITICA

Qué plantea El Manifiesto Argentino, la usina K que lidera Mempo Giardinelli

La agrupación de intelectuales pide, entre otras cosas, una "revolución judicial democrática" y una nueva Constitución Popular. El cruce con Garavano.

Manifiesto Argentino.
Manifiesto Argentino. | Facebook

El periodista y escritor Mempo Giardinelli quedó en el centro de la polémica luego de que durante una entrevista hablara sobre El Manifiesto Argentino, una agrupación de intelectuales afines a la expresidenta Cristina Kirchner, que impulsa una nueva Constitución Nacional que incluye, entre otras cosas, una eliminación del Poder Judicial.

Sus dichos generaron una fuerte reacción del ministro de Justicia Germán Garavano quien lo acusó de ser parte de un movimiento kirchnerista antidemocrático que quiere terminar con la división de poderes. Al ser consultado por PERFIL, Giardinelli le achacó a "Garavano y a sus trolls" haber tergiversado sus palabras y aseguró que la agrupación no plantea la eliminación del Poder Judicial, sino "una reforma profunda y popular".

Según relató el periodista, El Manifiesto Argentino es una agrupación de intelectuales y profesionales surgido en enero de 2002 a la luz de la crisis política, social y económica que vivió el país en diciembre de 2001. El grupo estuvo activo hasta 2003, cuando se dispersó para volver a reactivarse en 2015 tras la llegada de Cambiemos al poder.

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Su Junta Ejecutiva Nacional está presidida por Giardinelli, pero también la integran personalidades como Alejandro Mosquera, Graciela Bialet, Pedro Peretti, Rosana Herrera Forgas, Fernando Basso, Carlos Resio y Violeta Burkart Noe.

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Todas sus propuestas están listadas en un "ideario" conformado por 28 puntos entre los que se destacan "la necesidad de una Reforma Constitucional profunda y popular de la que resulte una Nueva Constitución Nacional y una Reforma Judicial absoluta, tendiente a sustituir el corrompido e incorregible Poder Judicial vigente por un Sistema de Justicia transparente y ágil al Servicio de la Nación", que fue la raíz de la polémica con el ministro de Justicia.

"Nadie ha planteado que desaparezca el Poder Judicial, es un disparate que tomaron Garavano y todos sus trolls", explicó Giardinelli en diálogo telefónico con este medio. "Lo que dije es una cuestión que El Manifiesto Argentino tiene planteada desde hace muchos años y es que el sistema judicial actual no tiene remedio. Es patriarcal, arcaico, colonial, corrupto, machista, además de inservible para una Nación como la que quiere ser la Argentina", sostuvo.

En esta línea, el escritor se refirió al punto 7 de su "ideario" donde explica cómo se debería implementar la "revolución judicial democrática". "Es urgencia republicana inmediata que el actual Poder Judicial de la Nación sea declarado en comisión por el Estado Democrático, con un hiato jurídico de entre seis y dieciocho meses durante los cuales se creará una Nueva Judicatura en todo el país y en todos los fueros", plantea.

"A la vez, se pondrá en práctica el sistema de Juicio por Jurados y la nueva Corte Suprema de Justicia será reorganizada con por lo menos 9 miembros elegidos por votación popular y con desempeño de funciones durante un máximo de 10 años, no renovables. La magistratura será sujeto fiscal sin privilegios y pagará impuestos como la ciudadanía toda. La declaración en comisión que postulamos se refiere específicamente al funcionariado superior, en particular jueces y fiscales (no a jefes intermedios o empleados)", sigue.

Y concluye: "La organización, control y eficacia del nuevo Sistema Judicial será supervisado por la nueva Corte Suprema, y el Congreso de la Nación apoyará y controlará esta revolución judicial democrática con leyes y medidas excepcionales para superar la emergencia durante ese lapso y dejar encarrilada una nueva Administración de Justicia. La reorganización total del Sistema Judicial y de la carrera judicial deberá ser aprobada finalmente en plebiscito nacional, previa intensa y pedagógica campaña cívica popular".

Al ser consultado por PERFIL acerca de la viabilidad de una reforma de esas características, el escritor se sinceró: "Somos profundamente idealistas. Cualquier decisión política profunda debe ser necesariamente idealista y difícil de lograr".

MS/ CP