Después de varias semanas de especulación, finalmente se concretó algo que se barajaba como una de las posibilidades más fuertes. El ministro Horacio Rosatti fue elegido por sus pares para suceder a Carlos Rosenkrantz y ocupará la presidencia de la Corte Suprema de Justicia hasta 2024. Dueño de un estilo marcado por el "dialoguismo", el abogado especialista en derecho constitucional antes pasó por la política como intendente de Santa Fe y también fue ministro de Justicia de Néstor Kirchner. Su vida, asegura, lo ha llevado a “lugares imprevistos”.
Quienes lo conocen dentro del Poder Judicial y la política le destacan algo que él mismo ha valorado al hablar de su estilo: la capacidad de diálogo. Tal vez por su formación política, su interpretación de la doctrina peronista, por haber formado parte de la vereda de enfrente en sus años como intendente de Santa Fe o como ministro del Poder Ejecutivo Nacional, hoy ese componente pinta cotizado. Y desde el Ejecutivo creen que lo diferenciará de su antecesor y ahora "compañero de fórmula", el vicepresidente Rosenkrantz.
Horacio Rosatti es el nuevo presidente de la Corte Suprema de Justicia
Para Rosatti, que haya conversación entre los poderes del Estado es algo “muy importante”. Pero así como lo valora, no duda en advertir que lo es “siempre y cuando se respeten los límites y no haya injerencia” entre lo que hace uno y lo que hace el otro.
Como se mencionó, en su paso por la actividad política se destaca la intendencia de Santa Fe entre 1995 y 1999. También fue procurador del Tesoro y antes, convencional constituyente.
Su desembarco y posturas en la Corte
Junto con Rosenkrantz, Rosatti desembarcó en la Corte Suprema en 2016 por decreto del entonces presidente Mauricio Macri, que luego fue validado por el Poder Legislativo. Este santafesino dejó en claro el día de su jura como ministro que está a favor de que los jueces y juezas paguen el impuesto a las Ganancias. También se pronunció favorablemente sobre la equidad de género en los cargos judiciales.
La propuesta de sumarse, contó, llegó por medio de la ex vicepresidenta Gabriela Michetti, quien como requisito le exigió “ser un juez independiente”. Cuando fue consultado en varias entrevistas, sostuvo que actuó en consecuencia con ese pedido. El desilusionado fue Macri, que dijo que “hasta ahora siempre ha votado con un sesgo muy anticapitalista”.
Algunas sentencias en las que se pronunció
Hace algunas semanas, por ejemplo, Rosatti votó a favor de dos fallos que fueron un duro revés para el poder empresarial: uno de ellos avala el cobro del Impuesto a las Ganancias sobre los dividendos de Molinos Río de La Plata entre el periodo 2004-2009; el otro obligó a la petrolera Esso a pagarle a la Municipalidad de Quilmes una tasa de seguridad e higiene.
Otro de los fallos más resonantes que firmó desde su llegada a la Corte fue el cómputo del 2x1 a condenados por delitos de Lesa Humanidad. A diferencia de su antecesor y flamante vicepresidente, en un fallo posterior cambió su voto en base a una ley del Congreso que dispuso la no aplicabilidad del cómputo a ese tipo de delitos.
Operación Rosatti: ¿nuevo presidente de la Corte Suprema?
Apenas llegó, Rosatti también acompañó el fallo Cepis que en 2016 frenó el aumento a la tarifa del gas que pretendía imponer el macrismo que no había convocado a una audiencia pública.
Un presidente peronista en la Corte Suprema
A sus 65 años, Rosatti no esconde su filiación justicialista y asegura que las experiencias de compromiso político son “un plus” al llegar a la Corte. “Si uno le pregunta a los estudiantes de Derecho o a los juristas por los jueces más importantes en la historia de la Corte norteamericana, van a decir que cuatro o cinco nombres que tuvieron intensa experiencia política previa”, dijo en una entrevista que le hizo el periodista Diego Genoud en el libro El peronismo de Cristina.
Ahí dijo también que la “lealtad” del peronismo “tiene que ver, dentro de ese partido, con el motivo por el cual uno ingresó” y definió que el Partido Justicialista tiene un acceso “muy libre” a la estructura partidaria y “el liderazgo, la formación, el atributo que se pueda tener, tiene un reconocimiento muy espontáneo”.
En ese marco, fue parte de lo que mediáticamente se llamó “mayoría peronista”, que integró junto a Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda, el juez que lo propuso para ser presidente.
En su nuevo rol, Rosatti está secundado por Rosenkrantz, que hasta ahora representaba una minoría junto con Elena Highton de Nolasco, que lo apoyó en múltiples fallos aunque en algunos se abstuvo de hacerlo. La gran incógnita a esta hora gira en torno a cómo se traducirá la reorganización del tribunal de cortesanos y cómo será el vínculo entre presidente y vice.
En rigor, Rosatti asume a sabiendas de que la presidencia tiene recortadas sus funciones por una decisión que el mismo avaló tiempo atrás y que indica que para decisiones relacionadas al personal y los contratos, por ejemplo, no basta con su mera decisión sino que tiene que tener el acompañamiento de tres votos.
Al respecto, en su entorno dicen que no es un problema. “Sabe dialogar”, apuntan quienes lo miran de cerca y con simpatía.
CP