La aparición del submarino ARA San Juan en las primeras horas de ayer puso en la mesa de debate la conveniencia o no de reflotar sus restos. En sus primeras declaraciones, algunos familiares insistieron en que se debía avanzar en esta operación. El ministro de Defensa, Oscar Aguad, dijo por su parte: “No tenemos medios para rescatar el ARA San Juan, no teníamos medios ni siquiera para bajar a las profundidades del mar y no tenemos equipamiento para extraer un buque de estas características”.
También dio a entender que sería algo muy difícil y aún se debía confirmar su factibilidad técnica. En tanto, expertos consultados por este medio apuntaron a que es posible recuperar el buque, detectado a 907 metros de profundidad, pero destacaron que sería una operación de alto costo y podría poner en riesgo la integridad del casco. Además, indicaron que había métodos de observación que podrían permitir conocer todos los datos periciales requeridos para saber qué ocurrió, sin reflotar el submarino.
Para el ingeniero naval Martín D’Elía, el reflotamiento del ARA San Juan no es algo imposible. “Sin embargo, hacer esa operación en esa zona del mar es muy complicado. El costo de una tarea de esa magnitud es muy alto. No es algo imposible, pero hay que tener en cuenta si el costo-beneficio se justifica”, puntualizó el especialista naval.
Para D’Elía, desde el punto de vista judicial no cambiaría mucho. “La investigación judicial o pericial se puede hacer en función de un mapeo general en alta resolución recabando información tanto exterior como interior del submarino. En el caso que surja alguna duda o se quiere analizar alguna pieza en particular, se puede extraer a través de un ROV mecanizado que cuente con extracción de piezas, tal como se utilizó en el Titanic”, señaló.
Fernando Morales, perito naval, asegura por su parte que “es una tarea casi imposible de realizar un rescate de este tipo, no solo por la complejidad que conlleva sino también por el elevado costo que implica llevarla a cabo”. También indicó que al reflotarlo “se corre el riesgo de que se quiebre el submarino”. También destacó que el hallazgo puede mostrar que “no fue atacado por el enemigo, que no explotó por la acción de un torpedo o que no se hundió por estar mal armado”. En base a las primeras imágenes difundidas indicó que “el casco central no se partió” y anticipó que en pocas horas se podría “tener elementos que indiquen que fue una situación endógena al submarino, o producido por causas extrañas”. Otro punto que destaca Morales es que el hallazgo confirma que “estuvo en la trayectoria donde debía estar y permite descartar una misión de espionaje en algún lado remoto”.
El ingeniero naval Horacio Tettamanti también coincidió en señalar que “se puede hacer una reproducción bastante clara de los hechos que se fueron produciendo sin reflotarlo”. Desde su perspectiva, una operación para recuperar los restos es una “tarea no prioritaria, más allá del sentimiento de los familiares”. Aclaró que es “posible reflotarlo” pero insistió en que “lo que se tiene que tutelar es la búsqueda de la verdad” y en este sentido evaluó que “todavía queda un largo trecho para recorrer sin reflotarlo”.