Veterano del servicio diplomático, el exembajador Eduardo Sadous fue testigo privilegiado de los negocios de la primera etapa del gobierno de Néstor Kirchner con Venezuela, aquella célebre "aduana paralela" que denunció y cuya trama tuvo como eslabones fundamentales eran Claudio Uberti y Julio De Vido, manejándose en forma directa con distintos estamentos del gobierno de Hugo Chávez e ignorando a la embajada argentina.
Los cables internos que Sadous enviaba a la Cancillería sobre las irregularidades que se producían en Venezuela le valieron ser despedido de un plumazo a principios de 2005, al punto que se enteró que Néstor Kirchner lo había echado por una nota del diario Página 12 que anticipaba que Nilda Garré se haría cargo de la embajada en Caracas.
"Lo conocí a Claudio Uberti, vino varias a Venezuela durante mi gestión, la primera vez vino con De Vido y después fue varias veces solo, yo me enteraba que venía por la Cancillería venezolana, por los funcionarios venezolanos, no por el lado argentino, y yo informaba a la Cancillería argentina de esos viajes, pero Uberti se manejaba con absoluta independencia (de la embajada), hacía lo que se le daba la gana y no informaba a la embajada que había negociado...", arrancó señalando Sadous, considerando que "creo que lo de Uberti va a generar nuevos arrepentimientos, por el maltrato que sufrieron muchos, y creo también que el juez debería interrogar al personal de servicio de la Residencia de Olivos y la Casa de Gobierno, porque saben mucho de lo que pasaba", indicando que "en casi 40 años de carrera diplomática nunca vi un sistema igual", al que usó el kirchnerismo en Venezuela.
"Según me han dicho, en un momento el canciller Rafael Bielsa le pide a Kirchner que lo releve de manejar la relación con Venezuela, porque veía que se le iba de las manos, y entonces De Vido se convierte en el verdadero canciller con Venezuela, otra cosa que era absolutamente inusual e irregular", dijo Sadous.
"Hablé un tiempo después que me fui con Alicia Castro y todo seguía absolutamente igual" puntualizó Sadous, contando que "cuando se va Nilda Garré de Venezuela, donde estuvo unos pocos meses, Kirchner quiso nombrarlo a Uberti como embajador, pero en los diarios de Venezuela publicaron que la Argentina quería nombrar como embajador a un acusado de homicidio en la Argentina, por el caso Conarpesa. Entonces ponen violín en bolsa y, ante la insistencia de Chávez, Kirchner la nombra a Alicia Castro".
"Más que diplomacia paralela eran negocios paralelos, todo era un negociado infernal"
"Más que diplomacia paralela eran negocios paralelos, todo era un negociado infernal. Cuando Chávez viene a la Argentina en 2004 crean un fideicomiso, que es cuenta que estaba en Nueva York y la maneja PDVSA, que compraba activos argentinos. Yo en un momento informo a la Cancillería de un negocio en ese fideicomiso, habían sacado 90 millones de dólares de la cuenta en Nueva York, los traen a Caracas, los venden en el mercado paralelo, recompran los 90 millones en el mercado oficial y eso dejó una ganancia de 14 millones de dólares. Yo titulé el cable interno 'Grave corrupción' y eso enfureció a Kirchner, que a los 15 días me echó y me entero por el diario Página/12, que titula 'Garré a Venezuela'".
"Lo notable es que para poder exportar a Venezuela, las empresas argentinas tenían que tener la autorización del Ministerio de Planificación, y ahí es donde las empresas tenían que pagar el 15 o 20 por ciento para poder exportar", señaló Sadous, revelando entretelones de sus últimos meses en la delegación diplomática, "yo puse mi cargo a disposición de la Cancillería porque no era kirchnerista, me dijeron que me quedara que estaban muy contentos con mi trabajo, que estaba confirmado y me quedara en Caracas, pero luego me despidieron sin avisarme. Llamé a Bielsa que nunca me devolvió el llamado, pude hablar con Taiana y me dijo 'el canciller también se enteró por los diarios, fue una decsión del Presidente'".
"Uberti era como todos los personajes que rodearon los Kirchner, personas de muy bajo nivel cultural, casi marginales, pero hay que ver de donde venía Uberti, que acá manejaba las autopistas, toda esa historia de como recaudaba dinero en las estaciones de servicio es una historia casi para hacer una película de algún país bananero, es una historia que parece casi de ciencia ficción y eso pasaba acá", concluyó Sadous.