Un represor que estaba prófugo por crímenes de lesa humanidad se suicidó en Miami. Se trata de el ex subcomisario de la Policía Federal Guillermo Devoto, que se mató con un tiro en la cabeza y se convirtió así en el séptimo represor de la dictadura que decidió quitarse la vida antes que rendir cuentas a la Justicia.
Devoto, acusado de la supuesta apropiación de un hijo de desaparecidos, había huido recientemente a Miami, Estados Unidos, y allí se suicidó, según informó Interpol al juez federal Daniel Rafecas.
Ante la Policía Federal, el ex suboficial había dado como su último domicilio en el país el mismo que tenía una empresa mediante la cual se habrían reducido bienes robados a desaparecidos y que habría conducido el represor de la ESMA Jorge Radice, condenado a perpetua en octubre de 2011, informó DyN.
El año pasado Devoto estuvo en Argentina y el juez Rafecas le prohibió la salida del país a la espera de obtener muestras corporales para cotejarlas con los registros del Banco Nacional de Datos Genéticos, que almacena las muestras de las familias de desaparecidos.
Sin embargo el ex subcomisario burló aquella prohibición de salida y se fugó de Argentina el 1 de julio pasado en un vuelo que partió de Ezeiza con destino a Miami, presentando un certificado judicial falsificado.
El suicidio extingue la persecución penal en su contra, aunque no agota la investigación sobre la supuesta apropiación de un hijo de desaparecidos.
El anterior represor en quitarse la vida fue el ex mayor del Ejército Aldo Carlos Cecchi, de 67 años, que se mató de un pistoletazo en la cabeza antes de ser trasladado de Buenos Aires a Córdoba para el juicio del campo de concentración 'La Perla'.
También lo hizo el ex suboficial policial Miguel Angel Junco, 64 años, apodado 'Ratón', quien se arrojó a las vías del tren justo antes del paso de un convoy. Y el prefecto Héctor Febres ingirió cianuro dentro de la celda, en 2007, sólo 48 horas antes de que lo condenaran por torturador en la Escuela de Mecánica de la Armada.
El teniente coronel Paulo Navone se disparó en la sien un día antes de declarar en el juzgado por el robo de mellizos en 1978 a una prisionera política, que dio a luz en cautiverio y sigue desaparecida.
También el capitán Alfredo Marcó fue encontrado muerto: se disparó un tiro en la sien con un revólver del calibre 38 en su casa de la ciudad de La Rioja. Era sospechoso de haber intervenido en el crimen del obispo riojano Enrique Angelelli, el 4 de agosto de 1976.
El policía retirado Segundo Wenceslao Garro, que actuó en el Departamento de Informaciones D2 de la policía de San Luis y fue sindicado como torturador, se marchó de su casa, en 2009, hacia una zona rural y a un lado de la carretera colocó su pistolón de caza en el corazón y apretó el gatillo.
En 2000, el ex prefecto Juan Antonio Azic se descerrajó un tiro en el mentón, pero falló en el intento -quedó herido- y sobrevivió. Recientemente, fue condenado a cadena perpetua en el juicio "ESMA Dos" y es enjuiciado en "ESMA tres".
Hasta ahora 378 ex uniformados y civiles han sido condenados por delitos contra la Humanidad, mientras que otros 44 enjuiciados han sido absueltos, según la Unidad Fiscal de Coordinación y Seguimiento de las causas por violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante el terrorismo de Estado.
Para 2013 se prevén por lo menos 17 juicios orales -13 ya en curso y cuatro nuevos- en todo el país contra 260 ex uniformados y civiles acusados de diferentes crímenes perpetrados con más de 1.800 víctimas.