POLITICA
foro mundial

Sin Cristina, Kicillof es el encargado de llevar la pelea contra los buitres al G20

La ausencia presidencial impide concretar contactos bilaterales con otros jefes de Estado durante el encuentro de Australia.

Representante. El ministro participó de las reuniones previas a la cumbre de jefes de Estado.
| AFP

Argentina perderá uno de los elementos políticos más importantes de la reunión de jefes de Estado y Gobierno del G20 en Brisbane, Australia, que se realizará entre el 15 y el 16 de noviembre, por la ausencia de la Presidenta. No se podrán concretar las reuniones bilaterales que la Cancillería gestionó en las últimas semanas, como el encuentro con la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que se realizaría en la próxima cumbre del Mercosur.

También hubo contactos con otros países y se esperaba una agenda fuerte, que contraste con la falta de reuniones bilaterales de Estado que se dio durante el paso de Cristina Kirchner por Naciones Unidas en septiembre.

La representación del país quedará a cargo del ministro de Economía, Axel Kicillof, y del canciller Héctor Timerman. Según confirmaron distintas fuentes diplomáticas extranjeras, los usos y costumbres del foro indican que éste es el reemplazo natural, por lo que no correspondía que asumiera esta responsabilidad el vicepresidente, Amado Boudou.

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La delegación argentina tendrá como principal objetivo lograr introducir el tema de las reestructuraciones de la deuda en la declaración final del grupo, a pesar de que no está entre los temas centrales de la agenda que se elaboró durante el año en distintos encuentros.

En su dura carta a Barack Obama de la semana pasada, con críticas a la funcionaria norteamericana Nancy Soderberg que también trabaja con los fondos buitre, la Presidenta había anunciado que éste era el objetivo principal del país, al indicar que el encuentro del G20 “será una buena oportunidad para trabajar juntos contra los fondos buitre, para fortalecer la reestructuración de deudas soberanas y por la eliminación de las guaridas fiscales”. Estados Unidos eligió no responder a la carta, en línea con lo que ocurrió ante otras embestidas diplomáticas de Cristina Kirchner.

La posición argentina sobre la deuda cuenta con el apoyo de los países en desarrollo que integran el grupo; todos, a excepción de México, votaron a favor de la convención sobre la deuda que impulsó el país en Naciones Unidas.

Pero la clave del éxito está en ganar nuevos aliados. Con este objetivo, Argentina podría sumar más aliados, como es el caso de Francia, que ya secundó esta iniciativa en una reunión anterior del G20, a pesar de que no había apoyado la propuesta en Naciones Unidas en concordancia con la posición de todos los países de la Unión Europea. También hubo guiños desde Italia, que ya se pronunció en favor del país en el caso contra los fondos buitre (en parte, porque el fallo en Nueva York también perjudica a bonistas italianos).

Fuentes de la diplomacia europea explicaron a PERFIL que en Naciones Unidas hay una fuerte coordinación en las votaciones, mientras que los integrantes de la UE cuentan con más flexibilidad en el G20 para expresar posiciones diferentes.

La capacidad de influencia de los países en desarrollo en general, y de la Argentina  en particular, dentro del G20 es un tema de fuerte debate entre los especialistas. PERFIL consultó a una de las académicas más prestigiosas que se especializa en el grupo, la profesora Karoline Postel-Vinay de la universidad Science Po en París, quien afirmó: “Creo que la influencia argentina puede ser significativa, algo que ya fue probado. En primer lugar, el hecho de que integre el grupo habla sobre su influencia potencial porque pudo convencer a los países desarrollados que integraban el G8 para que la incluyan, a pesar de que no es una de las veinte economías más grandes del mundo. Además, junto con Brasil, Argentina logró influir en la agenda de largo plazo del G20, al incluir cuestiones sociales”.