La presentación ayer del empresario Sergio Szpolski en los tribunales de Comodoro Py fue la más bochornosa de la causa de los cuadernos de las coimas. Citado a indagatoria por el juez Claudio Bonadio, Szpolski adelantó al llegar que hablaría frente a la Justicia, pero poco después de empezar y cuando todavía faltaban seis horas para que comenzara el Shabat –jornada sagrada de la comunidad judía– alegó que debía interrumpir su declaración por ese motivo. Pidió retomarla el lunes, a lo que el magistrado accedió. En su breve exposición en el juzgado, alcanzó a negar los hechos que se le imputan. No obstante, habría admitido haber recibido el dinero que figuraba como prueba en su contra, pero afirmó que era para imprimir boletas. En tanto que, tras salir de la audiencia, se mostró errático en su exposición, levantó la voz y protagonizó un momento casi bizarro para desentenderse de la situación de sus ex empleados del Grupo 23.
Szpolski está acusado de formar parte de la asociación ilícita que se investiga en el caso, que estalló mediáticamente el 1° de agosto. Su nombre quedó en la mira luego de la declaración de Martín Larraburu, ex secretario de Juan Manuel Abal Medina, y uno de los involucrados en el caso. Además, en un pendrive secuestrado en la casa de Larraburu apareció el nombre de Szpolski junto a la presunta recepción de 200 millones de pesos, en el marco de la campaña del Frente para la Victoria (FpV). Cercano al kirchnerismo, Szpolski fue él mismo candidato a intendente en el municipio bonaerense de Tigre.
El polémico empresario habría admitido que recibió ese monto, pero aseguró que era para imprimir boletas partidarias. Las que, aseguró, mandó a confeccionar en los talleres donde se imprimía Tiempo Argentino, uno de los diarios de su grupo de medios. En ese contexto, mencionó al fallecido dirigente Juan Carlos “Chueco” Mazzón, como quien le entregó el dinero. Negó los cargos que se le imputan y antes de entrar a declarar afirmó a la prensa que nunca pagó retornos.
Tras la interrupción de la presentación y a su salida del juzgado llegó el cruce de Szpolski con los periodistas. Allí se mostró atolondrado y sus titubeos se exacerbaron cuando fue consultado por los desmanejos en sus negocios, que dejaron a cientos de trabajadores en la calle y sin sus aportes realizados. “No me siento responsable de lo que pasó con los trabajadores del Grupo 23”, dijo Szpolski mientras se movía en forma errática y buscaba esquivar a los periodistas mientras esperaba el ascensor.
Allí insistió con la interrupción de su declaración por motivos religiosos, algo que llamó la atención en tribunales porque apenas había pasado el mediodía y el Shabat comienza 18 minutos antes de la puesta del sol del día viernes. En el caso de ayer, estaba previsto a las 18.34, seis horas después de la salida del empresario de tribunales. Entre sus distintos frentes judiciales, que se extienden a la Justicia en lo Penal Económica, Szpolski está acusado por la AFIP de ser el jefe de una asociación ilícita y pidió que se le aplique una pena de prisión efectiva por evasión tributaria.