Es el último diciembre del kirchnerismo en el poder y, con las elecciones a la vuelta de la esquina, no son tiempos para andar arriesgando. Quizás por eso tanto el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner como el de Daniel Scioli lograron contener a los sindicatos con medidas que los dirigentes gremiales reclamaban hace años: subir el mínimo no imponible y abrir las paritarias en diciembre.
Es que la exención de ganancias en el medio aguinaldo, anunciada el martes por la Presidenta, funcionó como un golpe de gracia al acercamiento que venían gestando el sindicalismo oficialista de Antonio Caló y la CGT Azopardo, de Hugo Moyano. Ambos pensaban en “paralizar el país” la semana que viene y se ilusionaban con la posibilidad de volver a unir a los gremios: ahora el metalúrgico volvió al discurso K y el camionero se quiere anotar el poroto de haberle torcido el brazo al gobierno como mérito propio.
De la decena de reclamos en los que ambos acordaban, bastó que la mandataria respondiera a una de ellas para que todo vuelva a la normalidad. “Están dadas las condiciones para postergar el paro”, se sinceró el ferroviario Omar Maturano, uno de los tantos dirigentes que se animó a poner en palabras la sensación que tienen hoy los sindicatos. Los gremios del transporte terrestre, aéreo y marítimo ya anunciaron que no serán de la partida para las próximas medidas de fuerza. Y los demás terminarán por cancelar la huelga recién el martes próximo, cuando Moyano y Maturano se reunan con el titular de la UIA, Roberto Fernández.
“No se anunciaría ningún paro luego del gesto de la presidenta", señaló Fernández, que dijo sentirse “sorprendido” por el anuncio. “Esto es muy importante, es lo que pretendíamos", dijo. De esa forma dejó a entrever los años de hostilidad que lleva el kirchnerismo con las centrales sindicales: ninguno se esperaba ser escuchado por la mandataria.
Desde el moyanismo salieron rápidamente a cobrarse el mérito por el anuncio. Tal es así, que el propio Hugo Moyano analizó que “la medida fue producto de la presión que metimos los sindicatos”, de cara al paro de la semana próxima.
Nadie le preguntó a Jorge Capitanich si lo que en verdad temía el gobierno era la reedición de un diciembre sangriento, con el fantasma latente del año pasado, pero en la fría mañana de Olivos, se daba por entendido. De hecho, el funcionario salió a sostener lo contrario: “El anuncio no se debió a una presión de los gremios, si no más bien a un análisis meticuloso”, explicó el jefe de Gabinete.
Todo terminó de quedar claro cuando habló el metalúrgico Antonio Caló. De momento a otro, el dirigente dejó de coquetear con el moyanismo y se volvió a alinear con el discurso oficialista: negó que la inflación anual sea del 40%, tal como enumeraron la oposición y los sindicatos opositores.
"Decir que la inflación es del 40%, es tratar de hacer estallar el país”, dijo Caló, que sacó a relucir sus dotes de sindicalista K. Ante más de 500 industriales, el funcionario nacional estimó que la inflación está en "desaceleración alrededor del 24 por ciento" y argumentó que la economía "no está en recesión, sino que tiene problemas puntuales".
El secretario de la UOCRA, Gerardo Martínez, subrayó que el anuncio de la Presidenta sobre ganancias "elimina motivación para la protesta” pero advirtió que no se trata de “una solución de fondo”. En el ping-pong de declaraciones, el que salió a responderle a Martínez fue el ministro de Trabajo Carlos Tomada. El funcionario prometió que el año que viene habrá una reforma más amplia del impuesto a las ganancias, y aseveró que el Gobierno "nunca" se ha "negado a escuchar las inquietudes de los trabajadores".
Operativo calma. Daniel Scioli sabe que en las próximas elecciones se jugará todo su futuro político. Por eso, puso en marcha una medida que la oposición le reclama desde hace tres años: abrir las paritarias docentes en diciembre para evitar días de paro al comienzo del ciclo lectivo 2015, el año clave.
El encuentro se producirá de manera inédita, ya que no será en febrero, el próximo martes a las 17 en el ministerio de Trabajo. Los sindicatos docentes anticiparon que reclamarán "una recomposición del salario básico y un incremento del haber de bolsillo". A la paritaria fueron citados los cinco sindicatos del Frente Gremial Docente, que integran SUTEBA, FEB, UDA, los técnicos de AMET y los privados de SADOP, y además la Unión de Docentes de Buenos Aires y la representación sectorial de UPCN. Juntos, pararon durante 17 días el último verano.
“Esta convocatoria obedece a una demanda de todos los sectores para ir trabajando en una misma mesa los acuerdos que posibiliten comenzar las clases en tiempo y forma", indicó el jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez.
Scioli sabe que si quiere gobernar el país, tiene que demostrar solvencia en su administración provincial. Por eso, con los ojos puestos en 2015, decidió abrir sus oídos a un viejo reclamo en su último diciembre como gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Habra que esperar para ver si la estrategia resulta.