Elisa Carrió sonríe. Apenas una semana después de que Mauricio Macri ganara las elecciones, le había advertido al flamante Presidente que el titular de Boca, Daniel Angelici, se estaba “reuniendo con jueces y fiscales”. Desde la mesa de Mirtha Legrand, le pidió a Macri que lo retirara para garantizar la independencia de la Justicia. Luego subió la apuesta. Desde el sillón de Animales sueltos, la diputada afirmó que “Angelici interviene en la Justicia con el consentimiento de Macri”. Sus palabras motivaron una denuncia en los tribunales de Comodoro Py 2002. Ahora, tras medio año de investigación, el fiscal Federico Delgado pidió la indagatoria del jefe de Boca por tráfico de influencias.
El dictamen al que accedió en exclusiva PERFIL fue presentado ayer en el juzgado de Sebastián Casanello y sostiene que hay indicios suficientes para que Angelici sea llamado a indagatoria por haber presionado al entonces juez Norberto Oyarbide para que renunciara.
Oyarbide fue quien procesó al entonces jefe de Gobierno porteño por la causa de las escuchas ilegales.
“Saber que este señor no va a fallar más nos debe dar una gran tranquilidad a todos”, dijo Macri cuando le aceptó la dimisión al juez.
La historia del alejamiento de Oyarbide comenzó en diciembre con el cambio de Gobierno. En ese momento el juez avisó en Tribunales su voluntad de jubilarse, pero luego habría cambiado de opinión, según surge de la reunión que protagonizó el 7 de abril en el Ministerio de Justicia. Con la carta de renuncia en la mano, Oyarbide intentó en vano seducir a sus interlocutores con las causas contra el kirchnerismo que podía activar si lo dejaban mantenerse en el puesto. Así lo filtraron a la prensa los encargados del encuentro, aunque ninguno lo sostuvo en Tribunales.
“Hacer lo que pida”. Para Delgado, Garavano “fue ambiguo” en su exposición ante la prensa y la causa, pero dejó “una conclusión inequívoca: Oyarbide no quería renunciar” y por ello “se comportó de un modo que resume su trayectoria como juez: ofreció el cargo con el que fue honrado para hacer lo que le pida el Gobierno”.
El fiscal sostuvo que “Angelici gestionó la renuncia”. Y para reforzar su hipótesis encontró una serie de llamadas que vincularían al entonces juez con el jefe de Boca.
Si bien Oyarbide declaró no tener celular, el fiscal analizó “con detenimiento los listados de llamadas entrantes y salientes de los abonados con que el ex juez se comunicaba”, investigó a los dueños de cada línea y detectó dos comunicaciones que le llamaron la atención. Fueron dos llamados que tuvieron lugar el 4 y el 12 de diciembre pasado en celdas cercanas a Comodoro Py, hechas desde el teléfono de la pareja de Oyarbide, Claudio Hernán Blanco, al abonado de Fernando Miguel Pontoriero, “un empleado de Daniel Angelici” en la firma World Games SA, expresó el dictamen.
“Con claridad surge que Angelici utilizó el teléfono que está a nombre de Pontoriero –sostuvo Delgado–. Si bien no podemos conocer el tenor de esas conversaciones, es evidente que constituyen una prueba más que elocuente de la hipótesis que se plantea en este dictamen. Sobre todo por las fechas. Ocurrieron en el momento en que Oyarbide dijo una cosa e intentó otra luego.
En diciembre de 2015 Oyarbide anunció públicamente su intención de jubilarse, que luego intentó revertir ante Garavano y (el secretario de Justicia, Santiago) Otamendi. La mediación en la subjetividad del ex juez está anclada en el comportamiento de Daniel Angelici”. Frente a eso, Delgado pidió la indagatoria de Angelici para “que ejerza, si lo estima conveniente, el derecho de defensa en juicio”.
La decisión de convocarlo la tiene ahora el juez Sebastián Casanello.