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MODO FONTEVECCHIA
Empleo informal

Dirigente de la UTEP: "Los que hoy pedalean en Rappi son los cartoneros y trapitos de 2002”

Nicolás Caropresi advirtió que "casi el 60% de la población económicamente activa a nivel global está en condiciones de precariedad" y criticó a las empresas que obtienen "riquezas dolarizadas" de los trabajadores de plataformas.

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Tecnología. El cambio en la mentalidad también se expresa en el trabajo. | Juan Obregón

En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190), Nicolás Caropresi habló sobre el conflicto entre el Municipio de Quilmes y los "trapitos" de la zona por una ordenanza que busca regular el tránsito. El dirigente de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) reclamó un "proceso de formalización" de los cuidacoches y criticó "la privatización" del sistema de estacionamiento. Además, se refirió a las condiciones laborales de los trabajadores de plataformas y aseguró: "Tiene las mismas características del sector de la economía popular".

Nicolás Caropresi es una de las principales voces del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP). Llegó a la ciudad de Buenos Aires hace 20 años para estudiar antropología, pero una vez aquí, creó un modelo de cooperativas de reciclado, junto a los cartoneros del MTE. Su organización puso en marcha un proceso de urbanización de barrios populares. Ha participado de las negociaciones con todos los gobiernos de la última década.

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¿Qué es lo que pasó en Quilmes?

Voy a hacer un poquito de historia para poner en contexto y que se entienda un poco el debate. Hace cinco años, un grupo de cuidacoches, trapitos o como se los reconozca se acercó al movimiento diciendo que ellos querían organizarse para poder ordenar el servicio y empezar a discutir con el municipio la posibilidad de algún tipo de inclusión laboral.

¿Es solo de Quilmes o en general de todo el país?

Lo primero que organizó el MTE fue el movimiento cartonero, que era un movimiento de trabajadores que se inventaron su trabajo y que también eran perseguidos, criminalizados, porque son lo que nosotros llamamos economía popular: son tareas laborales que las personas se inventan cuando no consiguen ningún empleo y que siempre están asociadas a la criminalidad. Pasaba con los cartoneros, pasa con la venta ambulante, pasa con los cuidacoches, pasa con todo.

Nuestro planteo es que nadie de la organización popular está orgulloso de que exista este tipo de trabajo. Ahora, lo que sí creemos que se puede hacer es construir caminos para incluir de alguna manera a esos trabajadores y trabajadoras que no están consiguiendo empleo formal ni ninguna changa, ni nada que les permita sobrevivir, también debido a sus características de exclusión o el lugar donde viven.

Entonces, creemos que se puede organizar, en diálogo con la política y con la dirigencia ejecutiva de los diferentes municipios y estados, una forma de ordenar ese trabajo. Hace cinco años se acercaron estos trabajadores de Quilmes. Se empezó a organizar el trabajo y se empezó a organizar en diálogo directo con el municipio.

¿Qué quiere decir esto? No es que lo empezamos a hacer de manera autónoma y tratar de imponer, sino que llevamos esta propuesta, se empezó a dialogar, se trabajó en un relevamiento de los trabajadores cuidacoche del municipio de Quilmes, se les otorgó pecheras que la rama textil de nuestro movimiento fabricó para que estén identificados con nombre, apellido y con una credencial de registro.

El tema es que en estos cinco años no pudimos avanzar en un proceso de formalización de estos trabajadores con el municipio. Acercamos alguna propuesta de ordenanza o de pliego, donde el municipio pueda incorporarlos, como en el caso de Bariloche y en el caso de Luján. Entendemos que lo que busca el municipio es alguna manera de recaudar en base al ordenamiento del estacionamiento en determinada zona céntrica de la ciudad. Eso tiene varios caminos para hacerlo: o lo hacés directamente con agentes municipales, o lo hacés dándole el negocio a una empresa privada, o lo hacés incluyendo a estos trabajadores que ya vienen realizando esta tarea a través de la cooperativa, generando algún pliego de unificación.

Esta discusión la veníamos llevando hace cinco años con el municipio, con las diferentes interlocuciones y ya no digo nosotros, sino que los mismos cuidacoches organizados en diferentes voceros, que iban hablando con el municipio para tratar de buscar un esquema de funcionamiento que deje contento al municipio, a los vecinos y a los trabajadores.

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¿Qué pasó la semana pasada? Se cortó este diálogo de manera abrupta y unilateral por parte del municipio. Nadie entendía bien por qué. La policía empezó a amedrentar, como lo hacía hace muchos años a los trabajadores cuidacoches. No entendíamos bien qué estaba pasando, no entendíamos si era más una discusión de tipo político que estaba de fondo, no entendíamos bien qué estaba pasando.

Lo que pasó es que nos enteramos el jueves de la semana pasada que se estaba convocando a una sesión extraordinaria del Concejo Deliberante con un único tema para tratar, que era la ordenanza junto al pliego para la adjudicación y la privatización del sistema de estacionamiento medido. No es solo el sistema de estacionamiento medido; también está la parte de pesaje que tiene que ver con los camiones que circulan en Quilmes, sobre todo por Dock Sud. Y también tenía una parte de lo que es el acarreo, que son básicamente las grúas que se llevan los autos.

Entonces, en esa primera instancia, la semana pasada con los compañeros empezamos a tratar de generar una interlocución con el municipio diciendo: "Compañero, compañera, nos parece mal que hayan cortado el diálogo y que la razón por la que lo hayan cortado sea una ordenanza que ni siquiera tenemos acceso a poder verla". El acceso nos lo terminaba dando algún otro concejal, porque de parte del municipio nunca nos acercaron la ordenanza, a pesar de que nos aseguraban que contemplaban el trabajo de los cuidacoches.

Entonces les dijimos que nos parece mal que están avanzando en este sistema y no están estableciendo claramente el rol de los cuidacoches. Nosotros no queremos ser dueños de ningún negocio. Lo que queremos es asegurar que de alguna manera se incorpore a estos trabajadores, como lo hemos hecho en más de cuatro o cinco municipios a lo largo y ancho del país.

Y la respuesta del municipio era: "No, esto ya está encaminado, esto no se discute". Nos prometieron que todos los trabajadores van a tener obra social, vacaciones pagas y todo eso que salieron a decir desde el municipio ayer, pero en concreto eso no está expresado en ningún lugar de la ordenanza ni del pliego.

Quilmes es uno de los tantos municipios. ¿Por qué Quilmes y no van a protestar a todos los otros municipios?

Nosotros hemos ido a protestar en Mar del Plata con la persecución que hace (Guillermo) Montenegro a los vendedores ambulantes, a los cuidacoches, a la gente en situación de calle. Lo hemos hecho en otros municipios como Hurlingham, con la situación de los cartoneros, o en San Nicolás o Varela. Venimos en un diálogo que a veces se tensa, a veces no, pero estamos ahí con el tema de los cartoneros. En Quilmes ayer se tensionó y se tensionó la semana pasada porque están avanzando en una ordenanza cortando un diálogo que se venía construyendo hace años y que va a dejar sin trabajo a 120 familias.

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Entrevisté a Juan Grabois hace 10 años. Era un muchacho que recién emergía. Estaba Mauricio Macri de presidente. Él tenía muy buena relación con el gobierno del PRO en ese momento. Tuvimos una larga conversación sobre el futuro de la UTEP. Coincidimos en que, si él tenía éxito, la UTEP tenía que desaparecer porque para que exista tiene que haber una crisis. "Tu éxito, Juan Grabois, es que vos te quedes sin trabajo", era el planteo. El 8% del total del empleo argentino es de plataformas y baja el desempleo porque aparece este empleo cuentapropista. La salida laboral que en 2001 era cartonear, en 2025 es tener una bicicleta e ir a trabajar en Rappi. ¿Qué reflexión te genera este movimiento de la estructura laboral?

Hay una tendencia del capitalismo, dada su concentración y su tecnificación en base a esa concentración, que lo que está planteando es un problema global del empleo. Nosotros decimos que hay dos mundos en el trabajo. Uno es el mundo del trabajador sin derecho, que es el cuentapropista o el que es víctima de una falsificación de convenio de trabajo colectivo, o una estafa por parte de la patronal. Y después está todo este mundo de la economía popular, que también se autogenera su ingreso. Después hay un mundo que tiene acceso al empleo. Entonces, el trabajo existe, lo que hay es empleo y trabajo sin derecho por un lado.

Hace poco participamos como UTEP en el encuentro de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), donde se ponen de acuerdo gobierno, empresario y sindicato, y se establece que casi el 60% de la población económicamente activa a nivel global está en condiciones de precariedad, de trabajo informal. Las aplicaciones, para mí, vienen a ocupar ese lugar. Ahora hicieron un negocio de la exclusión. Hasta que no logremos conquistar derechos para esos trabajadores que pedalean, que manejan un auto y que hacen todas las tareas que hay a través de las aplicaciones, una empresa privada obtiene riquezas monumentales y dolarizadas del trabajo y del esfuerzo de un montón de trabajadoras y trabajadores.

Muchos me dirán que a esos trabajadores no les interesa discutir los derechos porque trabajan cuando quieren y eligen las vacaciones, pero un trapito, un cartonero, un vendedor ambulante, te dice exactamente lo mismo. El proceso de organización después va generando derechos, como la obra social y las vacaciones pagas. Quizás lo que tenga que discutir el trabajador de plataforma son otras cuestiones, como el algoritmo castiga o no me castiga, cómo accedo a los datos que genero para esta aplicación, qué más extrae esta aplicación de mi trabajo, cuáles son los márgenes de ganancia, y poder discutir en base a eso. Va a ser un proceso largo, pero creo que hoy el trabajador de plataforma tiene las mismas características del sector de la economía popular, solo que con una empresa llenándose de plata. Los que hoy pedalean en Rappi son los cartoneros y trapitos de 2002.

En el sector informal de la economía popular pasaba lo mismo antes de la organización. En el mundo de los cuidacoches suele haber algún vivacho que les cobra por el acceso a determinada calle; en el mundo de la venta ambulante pasa lo mismo; y en el mundo del sector cartonero pasa lo mismo, sobre todo con quien le compra el material de manera clandestina a esos trabajadores y le modifica la balanza, le paga un precio muy por debajo, etcétera. Nadie de nosotros quiere que la gente viva de revolver la basura o de cuidar un auto. Las personas con dignidad, que deciden, en lugar de salir a robar o a vender falopa, generarse un trabajo, son, como dijo Francisco, poetas sociales y héroes de nuestra sociedad. Porque en la exclusión extrema, donde se los criminaliza, donde vemos en redes sociales como se los acusa de mafia, sin saber un poquitito de la vida de esas personas, igual deciden todos los días ir a trabajar, revolviendo la basura, vendiendo un escobillón o buscando la manera.

Por eso nuestra discusión fue organizar un sindicato a estos trabajadores, una herramienta que les permita discutir derechos, y cuando el sistema nos dé la respuesta de inclusión de esos trabajadores, la UTEP va a dejar de existir. Pero para que la UTEP deje de existir tiene que crecer el empleo, no disminuirlo, como está pasando en absolutamente todos los gobiernos recientes. Incluso los que hacen proyecciones económicas y hablan de la inclusión laboral a través de la inversión proyectan una incorporación de no más de 300.000 o 400.000 trabajadores por año, en un crecimiento económico de 3 o 4%, que es lo que en Argentina se dio durante dos años y nunca más.

Hablan de incorporar por año 300.000 trabajadores, que es el crecimiento vegetativo más o menos de la población económicamente activa. Es lo que se incorpora año tras año al mercado laboral. Y nosotros, gracias a las estadísticas que se construyeron durante la pandemia con el ingreso familiar de emergencia y con el relevamiento de trabajadores de la economía popular, hoy podemos decir que hay alrededor de 5 millones y medio de personas que laburan en estas características de trabajo. Porque así como creció hoy Uber, la venta ambulante también ha crecido muchísimo.

TV/ff