La Historia nunca queda del todo en el pasado. Tampoco permanece quieta en el lugar en que sucedieron los hechos. Por eso, quienes entran hoy al edificio de la Editorial Perfil, en la calle Chacabuco 271, en pleno corazón de la ciudad de Buenos Aires, tienen la posibilidad de encontrarse con parte del muro que dividió en dos la ciudad de Berlín hasta hace 20 años.
Este retazo de la historia de Alemania que estuvo emplazado en la Postdamer Platz (Plaza de Postadam), muy cerca de la emblemática puerta de Brandemburgo, tiene a la vez su propia historia, que comenzó a escribirse cuando el estrépito de la caída del Muro de Berlín se escuchó en todo el mundo y que culmina cuando parte de los enormes bloques, llegaron a la Argentina y se emplazaron en el hall de entrada de la Editorial por iniciativa de la Fundación Perfil.
Para traer a la Argentina 20 metros de los más de 100 kilómetros del muro original fue necesario un equipo integrado por más de 100 operarios, además de arquitectos, técnicos, historiadores, periodistas, fotógrafos y especialistas en transporte y cargas de alto riesgo. En total, el operativo demandó 500 días.
Las primeras gestiones para el traslado se iniciaron en junio de 1991 y no fueron menos arduas que el traslado mismo. Las comunicaciones no tenían la rapidez de hoy, mucho menos en la ex RDA, donde el fax no era un instrumento de uso habitual, lo que obligaba a que los giros bancarios se hicieran a través de Alemania Occidental por un sistema de triangulación.
De Berlín a Buenos Aires. Una vez que se pudieron salvar los obstáculos de tipo administrativo, comenzó el traslado de los 20 bloques. Cada uno medía 3,60 por 2,10 y pesaban más de 2,5 toneladas. Fueron despachados en dos tandas.
Los primeros ocho fueron trasladados desde Berlín hasta el puerto de Hamburgo en dos containers. El 17 de agosto de 1991 salieron rumbo al puerto de Buenos Aires a bordo del vapor Kostroma. Un mes después, fue necesario emplear dos camiones de 20 toneladas cada uno y varias grúas para retirarlos del puerto.
Junto con los primeros bloques llegaron también otros testimonios históricos, como el único auto que se construyó íntegramente en la RDA, el Trabant P 601 y uniformes de soldados del ejército encargados de custodiar el muro.
Para realizar el envío de Berlín a Hamburgo de los 12 bloques restantes fue necesario utilizar tres containers que fueron embarcados el 1º de diciembre de 1991 a bordo del vapor Irina. Dado que el tipo de importación no tenía antecedentes en la historia argentina, el trámite aduanero demandó consultas y asesoramientos especiales. Los históricos bloques ingresaron al país como “objetos de colección, con interés histórico, arqueológico, paleontológico...”.
Fueron trasladados a la planta de Perfil en el barrio de Barracas. Habían recorrido 2.000 kilómetros por tierra y 13.000 por mar para instalarse muy lejos de su lugar de origen como testimonio de una época que había quedado definitivamente atrás.
América '92. Entre el 1º de octubre y fines de diciembre tuvo lugar en Buenos Aires la Feria-Exposición Internacional América '92, que conmemoraba los 500 años del descubrimiento de América. Entre sus mayores atractivos contó con una réplica de tamaño natural de una de las carabelas de Colón, la Santa María, y los bloques del Muro de Berlín traídos a Buenos Aires por la Fundación Perfil.
Con la ambientación adecuada, los históricos bloques se convirtieron en el centro de un show-movie espectacular. Por debajo de dos de ellos sostenidos por grúas se reprodujo un túnel de fuga por el que podía pasar el público. Sobre un muro escenográfico se colocaron maniquíes con los trajes y armas originales de los guardias alemanes. Los 20 metros del muro original aparecían ante el público en una segunda etapa del recorrido, al correrse un gran telón sobre el que previamente se había proyectado un video documental sobre la historia de su construcción.
El Muro y Noticias. La edición 830 de la revista NOTICIAS, del 22 de noviembre de 1992, tuvo un regalo especial para sus lectores: una pequeña piedra del Muro de Berlín, un pedacito de historia.
Poco antes, el 4 de ese mes, dos obreros de una empresa argentina especializada en demoliciones, Alejandro Ojeda y José Ortiz, reducían a escombros uno de los bloques de “canto rodado blanco, granito gris y molienda de distintos materiales amasados con cemento” que había sido exhibido en Expo América '92.
La autenticidad de la procedencia de cada piedra obtenida a partir de esa demolición fue verificada por el escribano público Adolfo Serrano, titular del Registro 148 de la Capital Federal, quien certificó: “Conste que he tenido a la vista una fracción del Muro de Berlín según documentación que se reproduce en esta revista y que corresponde a bloques adquiridos por Fundación Perfil. Asimismo, el autorizante constató en la fecha su demolición para distribuir con la revista Noticias”.
La nota del editor de ese número histórico que coincidía con el tercer aniversario de la revista, consignaba: “No es este un regalo convencional. Pero sabemos que nuestros lectores lo valorarán en su justa medida. ¿Quién no ha sentido en algún momento que estaba detrás de un muro de Berlín? Y esta piedra no representa sólo el poder capaz de levantar una pared, sino, y especialmente, a quienes arriesgaron su vida por trasponerla. Que esta pequeña piedra sea un amuleto contra la falta de libertad”.
Cuando terminó la muestra América '92, los bloques se emplazaron en la ubicación que tienen actualmente, en la planta baja de la Editorial, separando el hall de entrada de la librería contigua que pertenece a Perfil y que se llama, precisamente, Librería del Muro. En ese lugar, los enormes bloques de piedra sobre los que hay todo tipo de grafitti guardan en Buenos Aires la memoria de un momento fundamental de la historia del mundo.
(*) Editora de Cultura de la Revista Noticias