En las últimas semanas desfilaron por suelo argentino altos funcionarios de Estados Unidos en un intenso intercambio diplomático que siguió al encuentro de Joe Biden y Alberto Fernández en Washington a fines de marzo. Uno de ellos fue la vicesecretaria de Estado, Wendy Sherman, quien recorrió la capital argentina con un discurso para "fortalecer la democracia" ante el acelerado avance de China en el país.
Dos de las áreas más importantes que tocó la enviada del presidente estadounidense fueron las de cooperación en materia nuclear y militar, en línea con los programas que unen a Argentina y el gigante asiático y que ponen en jaque la influencia de Washington en el Atlántico Sur. Entre ellos, la posible compra de aviones caza chinos JF-17 Thunder negociada por el ministro Jorge Taiana para reforzar la Defensa del país que supo ser potencial regional.
A esto se suma la trabada negociación por la compra de entre 12 y 18 aviones de caza F-18 Hornet y F-16 para reemplazar a los obsoletos Mirage de la Fuerza Aérea. "Hay conversaciones en curso sobre aviones que creo que están yendo en un rumbo positivo pero no está totalmente resuelto", contestó la vicejefa de la diplomacia estadounidense en el Palacio Bosch durante el encuentro con periodistas al que acudió PERFIL.
Sin embargo, en los últimos años las negociaciones se demoraron en línea con el veto británico que impide a Argentina adquirir equipamiento militar que contenga componentes del Reino Unido, una medida que sostienen los británicos desde la guerra de Malvinas y que, según la retórica del gobierno, "condiciona la soberanía argentina".
Las negociaciones por los aviones JF-17 Thunder
A principios de abril los argentinos recibieron a una comitiva de la Administración Estatal para la Ciencia, la Tecnología y la Industria de la Defensa Nacional de China (SASTIND). El número dos de la empresa, Zhan Bin Xu, se reunió con Taiana para indagar en la posibilidad de comprar los aviones de combate de origen sino-pakistaní. En tanto, se espera que en los próximos días China National Aero-Technology Import & Export Corporation (CATIC) haga una oferta formal y que una delegación argentina viaje a ese país para conocer las instalaciones de producción de equipamiento militar.
Mas allá de las implicancias prácticas, la transacción cobra otra dimensión en el marco de la competencia estratégica de Estados Unidos y China y su impacto en la región. A esto se suman las consecuencias geopolíticas que podrían resultar del acuerdo que selle Argentina, considerando que la compra de armas no es neutral sino que representa una "declaración política", según un análisis de Andrei Serbin Pont y Juan Battaleme.
Tras la retirada de la número dos de Antony Blinken, este lunes 17 de abril desembarcó en Buenos Aires la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, encargada de velar por los intereses y al seguridad en Sudamérica. La funcionaria se había reunido casi en la misma fecha en 2022 con la vicepresidenta Cristina Kirchner, quien le había transmitido un mensaje similar respecto a la ayuda estadounidense para modernizar de la Fuerza Aérea argentina y que, de esta forma, quedara bajo la órbita del paraguas de defensa occidental frente a la injerencia china.
La cooperación en materia nuclear
Durante su visita a Argentina, Wendy Sherman se reunió con los ministros Santiago Cafiero y Sergio Massa, pero también con la secretaria de Energía, Flavia Royón, y su par de Minería, Fernanda Ávila. En el cierre de la jornada, dio un discurso en el que habló sobre la cooperación en materia nuclear entre Argentina y la República Popular China (RPC). En ese sentido destacó que si bien Argentina "comprende bien la energía nuclear" respecto a la fabricación de reactores pequeños el país debería "ser cauto" a la hora de acordar con Beijing.
"No les pedimos que elijan entre nosotros y China, aunque creo que nosotros tenemos productos superiores para ofrecer. Pero lo que sí decimos es que tienen que ser cautos, entender qué es lo que están comprando", puntualizó. Entre los motivos destacó la fuerza laboral para la producción de esos insumos y los términos de financiación de los proyectos. "La seguridad y la soberanía argentina ¿se verán protegidas?", se preguntó.
Por su lado, en un gesto de complicidad el gobierno argentino suspendió una serie de programas sino-argentinos que preocupaban al gobierno de EE.UU., entre ellos la instalación de la cuarta central nuclear, con el fin de mostrarse alineado al país cuyo apoyo es fundamental para las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y con el Banco Mundial.
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