El periodista Horacio Verbistky volvió a la carga contra uno de sus némesis. En este caso, quien recibió la embestida fue nuevamente el Papa Francisco, pero para su sorpresa, no directamente por su gestión al mando de la Iglesia Católica o por su presunto rol durante la Dictadura, sino por lo que una serie de Netflix que lo tiene como figura.
En un artículo publicado días atrás en Página/12 llamado "La mala conciencia del pontífice", el columnista criticó la ficcionalización de la vida y obra de Jorge Mario Bergoglio. "La serie falsifica los hechos para presentar al protagonista como un héroe de la resistencia a aquel gobierno (dictatorial). La tergiversación alcanza incluso a los personajes secundarios, con tal de destacar los mejores rasgos en ese retrato del pontífice adolescente", apuntó.
E insistió en uno de sus más firmes argumentos contra el Sumo Pontífice: "El rol de Bergoglio en el secuestro de los sacerdotes jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics es tratado con extrema benevolencia, mediante la alteración cronológica de los hechos".
Y lanzó: "Esa ostensible manipulación orientada o al menos consentida por el biografiado es similar a la que intentó ocultar la colaboración de Pío XII con los regímenes totalitarios de Hitler y Mussolini, y pone en evidencia que esa sombra de la juventud de Bergoglio aún asedia las noches del papa Francisco".
Con posterioridad, Martín Salinas, guionista de la serie “Llámenme Francisco”, que se transmite por la cadena de streaming, analizó en diálogo con la Agencia Paco Urondo las controversias que generó la obra que se centra en Bergoglio y su actuación durante la última dictadura militar, a la luz de los cuestionamientos por parte de Verbistky.
"La producción quería la historia del Papa, pensando en el gran público. A nosotros nos interesaba el aspecto político. Era un desafío poder hacer una serie que entusiasmara al gran público y por otro lado tuviera un fuerte contenido político. Nos interesaba contar la historia de un hombre religioso. Creo que pudimos cumplir con el desafío", introdujo.
Específicamente sobre la nota de Página/12 opinó: "Yo valoro el asunto desde otro lugar. Esto es ficción. No es la primera vez que me toca ficcionalizar una vida. Pienso que el personaje que quisimos contar es una mezcla del verdadero Bergoglio con un Bergoglio que es muy importante en la actualidad, por lo que representa políticamente. Cuando construís eso estás adoptando una posición política que no tiene que ver con la cosa chiquita o personal de si tengo razón o no la tengo, o si él fue malo o no fue malo. Bergoglio canaliza hoy la energía de todo un continente. Tuvimos la posibilidad de reforzar la parte que nos pareció importante. Francisco es un compañero de ruta, está enfrentado a muchas cosas a las que nos enfrentamos muchos de nosotros. Estamos contando sobre un tipo que tiene contradicciones. Respeto que Verbitsky diga lo que diga".
Al buscar una interpretación de la respuesta, la agencia que lo entrevistó lo cuestiona: "Si leo entrelíneas lo que me está diciendo, usted podría aceptar algunos planteos de Verbitsky". A lo que Salinas respondió: "No se trata de aceptar o no aceptar. Lo importante es que hay un ser humano que tiene que tomar decisiones en un momento determinado. No puedo contar todo. Elegimos algunas cosas sobre otras. No creo que haya colaborado con los militares en la medida en que lo hicieron otros. Eso lo señaló Alicia de Olivera y mucha gente respetable. Queda claro qué cosas hizo y qué cosas no hizo. Y también está claro cuál fue el rol de la Iglesia en relación a los 30 mil desaparecidos. No voy a entrar en polémicas porque respeto a Verbitsky como periodista. La nota que ustedes publicaron me pareció más ecuánime, pero es discutible. Puedo estar equivocado".
En este contexto, Verbitsky volvió a la carga contra Bergoglio a partir de esta entrevista a Salinas y retomó su crítica contra las presuntas falencias del guión, en una nota llamada "Un Bergoglio ficticio".
Para el periodista, Salinas "admitió que no todos los hechos que se narran son ciertos ya que se trata de una obra de ficción (...), y que como provincial de los jesuitas Jorge Bergoglio colaboró con la dictadura menos que otros jerarcas católicos". Y agregó: "También explicó que la tergiversación se debe a simpatía política por las posiciones que el ex provincial jesuita Jorge Bergoglio asumió al transfigurarse en papa Francisco".
A continuación enumera una serie de hechos relacionados con el comportamiento de Bergoglio durante la última dictadura que, a interpretación del periodista, Salinas acepta por el sólo hecho de no haberlas mencionado y negado en la entrevista.
Por último -agrega- , "yo también coincido con algunas definiciones conceptuales del Papa pero no admito el blanqueo retrospectivo ni me parece saludable que la política argentina gire en torno de la retrógrada institución eclesiástica y el peregrinaje al Vaticano. A la luz de la conducta previa de Bergoglio me permito dudar de la sinceridad de Francisco y también me pregunto si hay algo más que gestos dirigidos a recuperar alguna credibilidad para la monarquía confesional que conduce, de nefasto rol en nuestra historia", concluyó.