La intendenta del municipio bonaerense de La Matanza, Verónica Magario, vivio un incómodo momento este martes cuando asistió a la misa en la iglesia del Obispado de San Justo, en la que se pidió por la salud de la policía baleada en el tiroteo de la comisaría de esa localidad. La mandataria debió retirarse del lugar tras recibir de forma sostenida insultos, gritos y reclamos por la seguridad por parte de varios vecinos.
Magario fue cuestionada por el ataque que sufrió la comisaría de San Justo el domingo pasado a la madrugada, en el que la agente Rocío Villarreal, de 25 años, recibió un tiro en el abdomen. La joven policía permanecía internada en estado reservado en el Centro Médico Fitz Roy, del barrio porteño de Palermo, donde los médicos determinaron que el disparo le ocasionó "lesiones severas en la columna".
La ceremonia religiosa se organizó para pedir por Villarreal, pero cuando Magario se presentó en el lugar fue escrachada por lo que debió retirarse. Mientras salía de la iglesia, fue entrevistada por un móvil del canal de Todo Noticias y fue consultada por el caso de la sargento pero evadió las preguntas: "Los familiares están muy consternados. Iban a venir y no pudieron. Les pido que respetemos el momento de ellos". La jefa comunal precisó que mañana se reunirá con el el ministro Cristian Ritondo para "trabajar juntos".
Mientras respondía las preguntas de la periodista, se escuhaba de fondo los gritos de algunos vecinos que la siguieron cuando se fue de la misa. "¡Dónde está la seguridad!", "Ladrona", "Poné a la policía", "Delincuente", "Mirá cómo matan a la gente", fueron algunos de los reproches que se le hicieron.
Es el segundo cuestionamiento que afronta Magario en el último mes. A mediados de abril, la intendenta fue criticada cuando realizó una conferencia de prensa en la que disparó fuertes críticas a la gobernadora María Eugenia Vidal en el mismo momento en el que velaban los restos de Leandro Miguel Alcaraz, el chofer de la Línea 620 asesinado por dos pasajeros.