Tras el pésimo resultado en las PASO, la gobernadora María Eugenia Vidal encaró en las últimas el “Operativo anti-desánimo” para intentar contener, a futuro, a diputados nacionales y provinciales, intendentes, dirigentes y hasta figuras de la oposición.
“Tenemos que jugar para ganar”, es la arenga que más repite la gobernadora en sus encuentros. Por caso, esta semana estuvo con 30 intendentes y candidatos en Capitán Sarmiento. Pero no solo eso, en privado, Vidal comenzó a llamar, a solas, a todo tipo de dirigentes.
La tropa bonaerense había quedado muy golpeadas tras las primarias y, no pocos candidatos, expresaban su poco ánimo de “dar la pelea” o incluso hacer campaña. Este mismo clima también se podía percibir en las reuniones que se daban los martes a la tarde en el despacho del jefe de Gabinete, Federico Salvai, en el el segundo piso del Museo Ferroviario, en Retiro.
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En su recorridas lo siente. Muchos, que se sacan fotos y la abrazan, le dan también el pésame: le regalan flores (en una cena en Escobar esta semana se llevó un ramo que casi no le entraba en el auto) y le piden que siga adelante. Ella se va reconfortada: el nuevo diseño de la campaña con la “cercanía” como base y recorridas casi sin asesores le dieron un aire fresco, tras las PASO, que no había podido tener. Incluso le mejoró mucho el humor día a día.
Uno de los primeros en proponer ese nuevo diseño de campaña fue Joaquín de la Torre, el ministro de Gobierno bonaerense, quien fue validado por Salvai y el equipo proselitista al que se suman Gustavo Ferrari (Justicia), Fabián Perechodnik (secretario General), Cristian Ritondo (Seguridad y candidato a diputado nacional), Alex Campbell (candidato a diputado provincial y el funcionario que más acompaña a Vidal en sus recorridas) y, en varias ocasiones, el senador Esteban Bullrich, entre otros.
Acaso por ello, la gobernadora comenzó a transmitir que quiere “sumar” mirando al 2021 y también al 2023, y busca evitar fugas hacia el peronismo kirchnerista, en particular si se repite el resultado de las primarias y Axel Kicillof se transforma en gobernador.
Por ello, busca sumar voluntades de todo tipo, no solo de la política, también empresarios, dirigentes sociales y legisladores con los que tuvo escaso vínculo. En definitiva: cosechar adhesiones del círculo rojo que la vio crecer desde que ganó las elecciones de 2015.
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Entre otras cuestiones, Vidal confiesa que pretende sostener un armado con los radicales (con el candidato a vicegobernador, Daniel Salvador, y el diputado provincial, Maximiliano Abad a la cabeza), los macristas puros, el PJ PRO y rearmar Juntos por el Cambio. Es una incógnita aún si Elisa Carrió es parte de su esquema de poder a futuro.
Pero la gobernadora tiene claro que, de perder, quiere ser la líder de la oposición en la Provincia en un armado transversal y sentarse en la discusión nacional sin padrinos ya con su propio capital político, según la escucharon deslizar.
“Antes nos sentábamos en una mesa rectangular con Mauricio (Macri) en la punta, ahora es el momento de una mesa hexagonal”, le dijo la gobernadora a uno de sus interlocutores, con la mira en el posmacrismo.
En esa mesa no habrá lugar para el jefe de Gabinete, Marcos Peña ni para sus laderos más cercanos. Pero sí estarán desde Horacio Rodríguez Larreta (su amigo y ex jefe), los radicales Alfredo Cornejo y Gerardo Morales (gobernador de Jujuy), el futuro senador Martín Lousteau y Rogelio Frigerio. También habría un lugar para Emilio Monzó, quien a pesar de que aún no se reconcilió con Vidal, será un jugador con “pase libre” desde diciembre. Eso sí, entre Frigerio y Monzó tendrá un bloque propio de entre 10 y 13 diputados nacionales.
A ellos podrían sumarse peronistas que no cierren con Alberto Fernández. No serán muchos, dado el esquema de poder que traza el albertismo.
En este marco, en la agenda de la mandataria bonaerense del últimos mes, post PASO, aparecen nombres de la talla de Juan Manuel Urtubey (el gobernador de Salta, con quien estuvo en estricta reserva), Margarita Stolbizer y Graciela Fernández Meijide. Con las últimas dos suele juntarse, al menos, dos veces por año. Con Stolbizer coincidieron, allá por 2013 cuando Vidal era vicejefa porteña, en la misma peluquería de Castelar varios sábados a la tarde. Luego construyeron un vínculo sin intermediarios. A Fernández Meijide, por su lado, le gusta escucharla en lo que refiere a la mirada global de la situación política.
Urtubey es una pieza cercana: estuvo en el cumpleaños de Monzó el jueves 26 de septiembre pasado y habla con Frigerio. Rechazó ser vice de Macri y, pasadas las elecciones, buscará un lugar.
Como sea, en lo que refiere a su vida personal Vidal no pierde su sonrisa. “En las derrotas es donde más se aprende”, transmite a sus interlocutores. Sus más de 10 años de terapia la siguen ayudando a pasar este momento particular.
Sin ahorros, más que la mitad de la casa que había comprado – con un crédito del Banco Ciudad en 2008 – en Morón con su ex, Ramiro Tagliaferro, y un poco de dinero extra, la gobernadora ya avisó que pasará unas semanas en la casa de sus padres, en Castelar.
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Se trata de la casa donde se recibió de politóloga a los 24 años y donde vivió antes de casarse con Tagliaferro en diciembre de 1998. Alrededor de la mesa del comedor caminaba durante horas, a viva voz, repitiendo el material de estudio. Sus padres, José Luis y Norma, nunca dejaron de recibir a su hija los domingos para compartir un asado con su hermano Nicolás y su mujer.
Sin embargo, intentará dejar la casa rápido: dejó trascender que quiere un departamento en la Ciudad – quizás en Palermo – para vivir. Pero entre sus asesores la alertaron: no sería la mejor imagen si quiere ser la jefe política de la oposición bonaerense. Aún no decidió. Pero, al menos, buscará un crédito hipotecario para concretar la compra de un techo propio.
Su círculo más cercano, por su parte, espera que Vidal acuerde con Larreta el desembarco de un grupo de funcionarios en la Ciudad. Y algunos de ellos se imaginan en la Fundación que ya dio el aval para que avance, tal como adelantó PERFIL. Muchos funcionarios de su entorno no conocen el sector privado. La gobernadora prepara una cuidadosa selección de quiénes deberán preparar el CV por primera vez en los últimos 12 años.
ES EA