Omar Viviani es el sindicalista con los vínculos más aceitados en la Santa Sede. El líder de los peones de taxis e impulsor de la candidatura de Antonio Caló para dirigir la CGT oficial tiene nexos directos con el número tres del Vaticano, el cardenal Leonardo Sandri. Integró la delegación argentina en la asunción de Jorge Bergoglio como papa, y admite que el Gobierno dio un giro ante la noticia.
—¿Usted coincide con otros peronistas en que el Papa es un “compañero”?
—Sí, es peronista. Su rasgo más peronista es su cercanía con la gente, su lucha contra la pobreza, que es la marca registrada del peronismo, la defensa de los trabajadores y de los pobres. El defendió los pilares del peronismo.
—Algunos asistieron a sus misas por Evita en la Catedral...
—Fui en dos oportunidades, cuando dio misa por el aniversario del nacimiento de Evita, que es el 7 de mayo. Como Eva fundó el gremio de los taxistas, ese día es nuestro día también. Al finalizar las misas salió a la calle a bendecir los taxis que estaban estacionados.
—¿Qué resaltaba de Evita en las misas?
—El trabajo fecundado en defensa de los pobres, realizado en un contexto político totalmente distinto al actual. La nombra con gran admiración.
—Viajó con la Presidenta a la asunción del Papa y es un hombre cercano al Gobierno. ¿Cómo explica el giro K con respecto a Bergoglio?
—Creo que es una señal de madurez política de la Presidenta. Es el primer papa latinoamericano y argentino, algo que no creo que se repita en la historia. Antes de conocerse la noticia del nombramiento de Bergoglio, ya estaba resuelto que una delegación argentina iba a viajar a la asunción.
—¿El Gobierno tuvo que “olvidarse” de que se trata de un opositor?
—La relación entre Bergoglio y el Gobierno siempre fue tirante, pero nunca de enemigos.
—¿Cree que el Papa podrá intervenir en la disputa por Malvinas, como le solicitó Cristina?
—Malvinas es una causa de Bergoglio desde antes de ser papa. Cada vez que hacía una homilía por Malvinas, siendo cardenal, reclamaba el diálogo. Eso es una señal, un camino marcado por el Papa. No se instaló ahora por el pedido de la Presidenta. Va a pedir el diálogo.
—¿Cómo definiría la relación del Gobierno con el Vaticano antes de Bergoglio?
—Era una relación muy buena. El 27 de diciembre, antes de que Benedicto XVI presentara su renuncia, el cardenal Sandri estuvo con el nuncio apostólico reunido en la Casa Rosada.
—Usted es amigo de Sandri, considerado el número tres del Vaticano...
—Bueno, número tres hasta ahora. El Papa tiene que confirmar a los prefectos, que serían como sus ministros. Aún no ha elegido a su secretario de Estado, que vendría a ser como su jefe de Gabinete.
—¿Cree que Bergoglio será capaz de combatir la corrupción en el seno del Vaticano?
—Francisco dio tres mensajes claros en este sentido: destituyó al obispo de Boston, pidió a los cardenales caminar y rezar, y llevó una cruz de hierro y se negó a los zapatos de Prada. Para los bien entendidos del Vaticano, son mensajes claros hacia dentro. Debería expulsar de la Iglesia a los curas pedófilos, y no le va a temblar la mano para hacerlo y para combatir la corrupción. Creo que este papa va a quedar en la historia, pero los cambios se darán en el tiempo. No lo van a llevar así nomás. Tiene la paciencia de un jesuita.
—¿El poder de la curia romana lo dejará hacer cambios?
—Hoy la Iglesia necesita ese cambio, y gran parte de los cardenales lo sabe. Dependerá de la fuerza y la voluntad política del Papa.
—¿Cómo incide la elección de Francisco en la Iglesia argentina?
—Donde ganan unos, pierden otros.
Moyano también tiene a sus cristianos
La CGT oficial no es la única con llegada a la Iglesia católica. En la CGT del camionero Hugo Moyano, un grupo de sindicalistas es conocido como “los cristianos” por provenir de la democracia cristiana y por mantener buenos vínculos con la curia. Se trata de Omar Plaini y Juan Carlos Schmid, dos de los principales aliados de Moyano. El grupo también estaba integrado por Horacio Ghilini, dirigente gremial de los docentes privados, pero el año pasado dio un portazo junto con Omar Viviani y se trasladó a la CGT oficial.
Moyano, en cambio, fue criado en la fe evangélica pero tiene muy buena relación con Jorge Bergoglio. Su nexo directo es Gerónimo Venegas, otro sindicalista de altas conexiones con la jerarquía eclesiástica. A través de Venegas, Moyano logró reunirse con Bergoglio en 2012, con quien discutió la situación de los trabajadores. “Se mostró muy preocupado por lo que pasa en los gremios, la falta de unidad de la CGT y la situación de los trabajadores en general”, contó un moyanista a PERFIL. Moyano se mostró emocionado por la asunción de Francisco.