Políticamente las elecciones legislativas terminan siendo leídas como una especie de plebiscito de la gestión. Sin embargo, lo más determinante será definir cómo quedará conformado el Congreso a partir del 10 de diciembre, con las listas de candidatos que se terminaron de definir anoche. Con una mayoría consolidada en el Senado, todas las miradas estarán puestas en si el Frente de Todos consigue llegar al quórum propio en Diputados.
Hoy el oficialismo está formalmente a diez diputados de los 129 que se necesitan para poner en marcha una sesión y así controlar casi sin impedimentos los tiempos y temas a tratar. La ley de reforma del Ministerio Público Fiscal o la ley Pandemia fueron dos ejemplos de cómo le viene costando alcanzar esa cifra. Con la ratificación de que dos aliados como el mendocino Juan Carlos Ramón o el ex randazzista Eduardo “Bali” Bucca avanzaron en acuerdos electorales con el Frente de Todos, ahora esa diferencia se achica cada vez más.
Ese es el enfoque que hacen diputados de la oposición cuando hablan de que el Gobierno está “a solo siete diputados” de tener la mayoría en la Cámara baja. El escenario se vuelve más complejo al analizar que las bancas que se renuevan son las de la elección de 2017, el mejor registro de Cambiemos siendo gobierno y con un peronismo dividido. Eso genera que el oficialismo no necesita hacer una elección descollante, como la de 2019, para llegar a tener un bloque de 129 diputados o, por lo menos, quedar muy cerca y solo necesitar de un par de aliados.
En ese sentido, a pesar de que todas las miradas estarán puestas en la elección bonaerense, provincias de menos peso en Diputados pueden terminar siendo fundamentales para el objetivo oficialista. En la provincia de Buenos Aires, el bloque renueva 16 diputados a los que se le suma Bucca y dos que suelen ser aliados. En 2019, con el 52% de los votos, ganaron 19 escaños, por eso en el Gobierno apuestan a retener 16 o 17. Menos implicaría una pérdida pura en la bancada.
Pero hay otras provincias donde podría recuperar terreno, como la Ciudad de Buenos Aires (renueva tres y podría ganar cuatro), Córdoba (pone en juego uno y podría ganar dos) o Santa Fe (arriesga tres y puede sumar cuatro). También hay distritos como Chaco, donde en 2017 fue dividido el peronismo y eso repartió bancas con la oposición. Formosa, Salta, Tucumán, Santa Cruz, son ejemplos de distritos que podrían llevarse más bancas que las que deben renovar.
Senado. En la Cámara alta, por el contrario, al oficialismo se le va a hacer más difícil aumentar sus 41 miembros que tiene en el bloque. E incluso quedaría más lejos de los dos tercios que necesitaría para avanzar con reformas estructurales o designaciones como nuevos jueces de la Corte Suprema.
Las ocho provincias que renuevan el tercio del Senado este año son Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Tucumán, Chubut, Catamarca, La Pampa y Corrientes. Por lo menos en Santa Fe, Corrientes y Chubut, Juntos por el Cambio podría mejorar su situación. En la primera, el oficialismo tendrá una dura elección en una provincia siempre pareja. En Corrientes, el radicalismo gobierna, y en elecciones legislativas suele garantizar un triunfo, distinto a cuando las presidenciales van pegadas. En Chubut, hoy el peronismo cuenta con tres bancas por haberse presentado divididos en 2015.
Los nombres ya están sobre la mesa. En unas semanas comenzará formalmente la campaña para ver cómo queda el nuevo Congreso. Los discursos, sin embargo, prometen apuntar a la grieta para sumar más votos.
