Alain Delon subasta toda su colección de arte porque odia los remates póstumos

“Compré mi primer cuadro en 1964, exactamente, en Londres”, declaraba hace poco Alain Delon, quien decidió poner a la venta su colección de arte. “Luego, a lo largo de los años, adquirí dibujos, cuadros y esculturas que supieron emocionarme, hablarme y hasta incluso consolarme. Estas obras me acompañaron durante muchos años y formaron parte de mi vida”. Dado que la casa de remates que la organiza estima el interés que genera el actor –más allá de los bienes que atesoró– organizó una exposición itinerante que se llama “Alain Delon, 60 años de pasión”, y que estará en Estados Unidos, Asia y por supuesto en Europa. 

Aunque alejado del cine hace tiempo, nadie duda que es un mito de cine francés, y a los títulos que cimentaron su carrera internacional, sus películas llevaron a unos 135 millones de espectadores a las salas.

Todo ordenado. Ésta no es la primera vez que Delon pone a la venta parte de su patrimonio. En 2007 vendió sus obras de arte moderno; le siguió el remate de su colección de armas, relojes, vinos; y en 2016, hizo lo mismo con una serie de bronces del escultor italiano Rembrandt Bugatti. El motivo de este “desprendimiento” no es buscar solvencia económica sino que, como lo expresó hace un tiempo el actor, detesta las subastas póstumas, por eso prefiere “liquidar ahora”. Cabe recordar que en 2022, a través de Anthony –el mayor de sus tres hijos–, Delon hizo público su deseo concreto de tener una muerte asistida y que para ello ya había dispuesto lo necesario para que se realice en Suiza, país donde dicho procedimiento está permitido. De hecho, en septiembre del año pasado, el cineasta francés Jean Luc Godard eligió ese método para morir y su familia recién lo comunicó una vez finalizado. 

Qué remata. Pierre Cornette de Saint Cyr, uno de los responsables de Bonhams, casa encargada de esta subasta, dijo sobre el gusto de Alain Delon en lo referente a su gusto por el arte: “Tengo que confiarles un secreto: su verdadera familia artística, sus tres amigos son Délacroix, Géricault y Millet… y les permanece fiel, como siempre…”. Y entre los ochenta objetos que componen el remate que se hará el 22 de junio próximo hay, por supuesto, cuadros de los artistas mencionados. También hay piezas de Véronèse, Beccafumi, Corot, Dufy, Gleizes y otros. 

La colección del actor –según detallan en el catálogo de la casa de rmates– comprende algunos cuadros que por su relevancia podrían generar un interés superlativo. A saber Caballo árabe atado a una estaca, de Eugène Delacroix; cuatro obras firmadas por Jean-François Millet; La playa de Sainte-Adresse, un  óleo de Raoul Dufy que se ofrece con un precio base de entre 600 mil y 800 mil euros; Paisaje, un óleo sobre tela de Albert Gleizes; y un dibujo de Domenico Beccafumi valuado en 50 mil y 80 mil euros; además de algunas rara avis de maestros franceses del siglo XIX.

Delon coleccionista. “Alain Delon es un verdadero, un gran coleccionista. Su ojo instintivo lo guía infaliblemente hacia las obras maestras, de esos primeros dibujos antiguos a los grandes maestros modernos”, describe un entusiasmado y marquetinero Pierre Cornette de Saint Cyr, uno de los titulares de la casa de subastas Bonhams. “Delon hace caso omiso de las modas, no escuchando otra cosa que su emoción, el dialogo íntimo que sucede con esos grandes creadores. Por eso, es también que primero amó los dibujos, la fuerza de la línea pura, la más cercana al pensamiento de los artistas, y de ese estallido creativo. Pacientemente, hizo dialogar, entre ellos, a través de sus elecciones, a los más grandes artistas, los más grandes escultores. Para nosotros es un inmenso honor presentar este sublime conjunto”. Por su parte, Anouchka Delon, la única hija mujer del actor francés, dijo que “estas maravillosas obras que remata mi padre marcaron mi infancia. Hoy, estoy infinitamente feliz que el mundo las descubra, después de todos esos años pasados en la intimidad de la colección de mi padre. Sé que para él fueron compañeras, que le procuraron felicidades inmensas. Hoy, y es el destino de toda obra de arte, van a partir hacia nuevos horizontes, van a formar parte de nuevas colecciones. Deseo de corazón que sean observadas con un amor semejante al que tuvieron de mi padre en estos últimos sesenta años.”

Previsor. Por otro lado y dado lo manifestado por Delon respecto a la decisión que sobre su propia vida –o mejor dicho sobre su muerte– tomó, este sucesivo desprendimiento de sus respectivas colecciones, es una manera de dejar lo más ordanado posible su futura herencia evitando que, como a veces suele suceder, sus tres herederos directos –sus hijos Anthony, Alain Junior y su hija Anouchka– entren en un conflicto innecesario, prolongado, y oneroso. En este contexto resulta interesante el texto que en septiembre de 2021, a días de la muerte de Juan Paul Belmondo, otro actor contemporáneo de Delon, con quien coprotagonizaron Borsalino, un éxito de taquilla cinematográfica. “Me gustaría dar las gracias a todos los que me acompañaron a lo largo de los años y me brindaron un gran apoyo. Espero que los futuros actores puedan encontrar en mí un ejemplo no solo en el lugar de trabajo, sino en la vida cotidiana, entre victorias y derrotas”.

En el nombre del padre

Anthony Delon y Paul Belmondo, sendos primogénitos de Alain Delon y Jean Paul Belmondo, viajaron a Alessandria (Piamonte, Italia) como invitados principales de la apertura del Museo Borsalino. Dicho espacio es obra del icónico sombrerero italiano, llamado también Borsalino. El  motivo de la presencia de los hijos de Delon y de Belmondo es porque en dicho museo se expone el auto que los dos actores franceses utilizaron en 1970, en la película  Borsalino y en el afiche de la misma. La película fue un éxito de taquilla e hizo de ese nombre parte de la leyenda que contribuye a la apertura de ese dicho museo. Durante casi toda la película  François Capella y Roch Siffredi –los personajes que interpretaron Delon y Belmondo– usan un “borsalino”, particular sombrero creado en el norte de Italia en 1857. De hecho se convirtió en la primera marca de lujo en ser título de una película.