Es una noticia inesperada. Después de treinta años juntos, cuatros hijos, de vivir en todas partes del mundo y sortear los pormenores que traen la fama y el estrellato, se separaron.
Pero hasta las parejas que parecen ser más fuertes terminan, y un matrimonio tiene más de realidad que de romanticismo. Aquel “Irina te amo”, que Gabriel Batistuta le gritó a la cámara el 25 de agosto de 1996, con la camiseta del club en el que hizo historia, Fiorentina, y después de marcarle un gol al poderoso Milan por la Supercopa italiana, marcó un antes y un después en declaraciones románticas. Se habían visto todo tipo de festejos en la cancha, pero ese día Bati pateó el tablero y le dedicó un golazo a su mujer, Irina Fernández, en una jugada histórica.
El tiempo pasó y una cosa es lo que se ve en la pantalla y en las revistas –aunque los Batistuta siempre cultivaron un bajo perfil– y otra lo sucede en la intimidad. Y según informó Crónica, Bati e Irina están oficialmente separados. El ex jugador se mudó de la casa que compartían en Reconquista, Santa Fe, y ella se quedó con Lucas, Joaquín y Shamel, sus tres hijos menores, de 17, 15 y 9 años, respectivamente. Thiago, el mayor, vive en Buenos Aires desde que terminó el colegio: primero probó con el fútbol, luego derivó en la actuación.
La historia de Bati e Irina empezó hace tres décadas en Avellaneda, un pueblito vecino a Reconquista. Él, que siempre fue pintón, la vio por primera vez en un cumpleaños de 15 y quedó obnubilado con sus ojos rasgados y pómulos increíbles. La invitó a bailar, ella se resistió un poco, como indica la costumbre, pero terminó aceptando, y salieron una, dos, tres veces. El resto es historia.
Cuando Bati ya era una estrella en el fútbol local, se casaron, el 28 de diciembre de 1990. A los pocos meses se mudaron a Florencia, donde nacieron los chicos más grandes. Después se mudaron a Roma, que recibió a Bati como un sex symbol absoluto en un fenómeno similar al que hoy vive Pocho Lavezzi.
Ambos cuidaban la intimidad familiar como un tesoro aún en la época que ella tuvo su propio ciclo en la televisión italiana. “No quiero que me muestren como a un tipo rico o que mientan sobre mí; me da un fastidio increíble... No creo que deba mostrar ni decir nada”, decía Gabriel. Tras su paso por un equipo qatarí, regresaron a Reconquista.
Aún se desconocen los motivos de la ruptura, se rumorea que hay una tercera en discordia. Pero la discreción, por ahora, cubre el presente de esta ex pareja.