PROTAGONISTAS
TRAS EL ESCÁNDALO

Caso FIFA: los días difíciles de las mujeres de los prófugos argentinos

Julieta, esposa de Jinkis, y Adriana, ex de Burzaco, se recluyen en sus casas. Tienen bajo perfil y gran apoyo de sus familias. Galería de fotos

Chico Novarro, triste, pero contiene a su hija Julieta.
| Cedoc Perfil

No contestan el teléfono, su círculo íntimo cerró filas y pasaron a moverse entre sombras. Julieta Novarro (37) y Adriana Gardonio (50) tuvieron que modificar sus rutinas luego de que Mariano Jinkis –esposo de la primera– y Alejandro Burzaco –ex de la segunda y padre de sus hijos– , respectivamente, fueran imputados por la Justicia estadounidense por el millonario escándalo de corrupción que sacude a la FIFA y se dieran a la fuga. Desde entonces, ellas se mantienen recluidas.

Sobre todo Julieta, cuya exposición por ser hija del cantante Chico Novarro y hermana del actor Pablo Novak era más notoria. Incluso ella había manifestado un tiempo atrás sus ganas de volver a la actuación, espacio donde siempre utilizó el apellido de su padre.

Hoy ella vive junto a los dos hijos de la pareja, Lola, de 6 años, y Bruno, de 3, recluida en el piso 27 de su departamento en una torre de Palermo. Perdió toda comunicación con su marido y vive una situación económica que comienza a complicarse luego de que la Justicia congelara la cuenta bancaria que compartía con Mariano, y cuyos ingresos provenían de la compañía Full Play. Allí su marido era vicepresidente y, según la Justicia estadounidense, desde allí se pagaban sobornos millonarios para lograr los derechos de transmisión de la Copa América. Razón por la cual Jinkis –y su padre Hugo– tienen pedido de detención, aunque por el momento no se conoce su paradero.

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“No voy a opinar de este tema. Lo único que te voy a decir es que la familia está con Julieta. Tenemos fe”, se limitó a expresar Chico Novarro en diálogo con PERFIL. Y ante la insistencia de este medio, remarcó sin perder su habitual tono cortés pero determinante: “Estamos con ella”.

Hoy son sus padres, Chico Novarro y María Cristina, sus grandes sostenes. Nadie de su círculo quiere hablar al respecto: ninguno contesta sobre, por ejemplo, qué impresión tuvieron cuando se enteraron de la noticia, y ella hasta cerró su cuenta de Twitter.

El hermetismo, apenas abierto por su padre, es total. Y no es casualidad que haya sido Chico el que hablara. El cantante y compositor, que respondió muy amablemente la consulta de PERFIL, fue quien le presentó su hija a Mariano Jinkis. En una entrevista que la actriz dio hace un tiempo –en la que posaba en la chacra de Jinkis en Punta del Este–, Julieta contó: “Mariano y yo nos conocimos por medio de nuestros padres. Al principio yo le huía al encuentro porque no hay nada menos erótico que tu mamá te ‘recomiende’ a un chico. Lo conocí finalmente el 1º de enero de 2007. Y me sorprendí gratamente. En ese entonces yo estaba de novia, a punto de terminar una relación, y no lo miré con ojos de seducción, me parecía como alguien de la familia. Nos hicimos amigos, hasta que un día me escribió una carta diciéndome que quería que compartiera la vida con él”. A los dos meses estaban viviendo juntos, y al año, en 2008, se casaron en Punta del Este. Cuatro meses más tarde quedó embarazada de su primera hija, y decía que estaban superengachandos y felices. Hoy la situación es otra. Y ella, dicen, está desconsolada y sin contacto con su esposo.

Mientras tanto, el abogado de Mariano Jinkis, Jorge Anzorreguy, se encuentra curiosamente de viaje en el exterior por un cumpleaños, según explicaron a PERFIL desde su estudio.

“Lo único que voy a decir es que la familia está con Julieta”, dijo Chico Novarro.

Anonimato. La vida de Adriana Gardonio también cambió. Nadie de su círculo quiere responder las consultas, y se niegan a hablar con la prensa. De ella sólo se sabe que tiene 50 años, que es oriunda de Avellaneda –localidad que vio crecer a Grondona– y que es arquitecta, ingeniera y hace asesoramientos. Y si bien está separada desde hace un año de Alejandro Burzaco, mantiene una excelente relación con el padre de sus hijos. Incluso, uno de los hermanos de Adriana utilizaba un palco de Burzaco en la cancha de Independiente aun después de la separación.

Como en el caso de Julieta, la familia política de Burzaco también prefiere un bajo perfil estricto. Adriana y Alejandro estaban en proceso de regularizar ante la Justicia su divorcio justo antes de que cayera sobre el empresario el pedido de captura internacional por estar acusado de sobornos, lavado de activos y asociación ilícita. Aunque el empresario había ofertado una cifra algo menor a la demandada por su ex esposa, esa situación distaba mucho de tornar el proceso en algo complicado.

El abogado de Burzaco, Hernán Jáuregui Lorda, tampoco responde consultas desde que se libró el pedido de captura de Interpol. Desde su estudio pidieron que se le enviara un mail, que hasta el momento del cierre de esta edición no había sido respondido.

Quien también mantiene bajo perfil es Eugenio, hermano de Alejandro. El ex ministro de Seguridad de Macri está desde hace poco más de un mes de licencia como jefe de Seguridad de River para volver al ruedo en la política con el macrismo. Y con la Fundación Pensar –la usina de ideas del PRO– estaba dando charlas sobre seguridad por el país.