PROTAGONISTAS
entre tecnicos y filosofos

El argentino detrás del videojuego Assassin’s Creed

Pablo Toscano nació en Tapiales y se recibió de maestro mayor de obra. Hoy trabaja en Canadá y comandó un millonario proyecto.

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De visita. Toscano estuvo en el Argentina Game Show y dio una charla en la Escuela Da Vinci. | local strike

La industria de los videojuegos genera miles de millones de dólares por año y una enorme cantidad de puestos de trabajo en todo el mundo. En la actualidad es una de las diez más importantes a nivel global y una de las empresas que lidera el mercado es Ubisoft (N. de la R., de origen francesa y valuada en más de US$ 3,2  mil millones) y acaba de lanzar Assassin’s Creed: Odyssey, una nueva versión de su producto estrella. Se necesitaron tres años y medio, 800 personas y hasta historiadores y físicos para crearlo. “Contamos con un presupuesto similar a una gran película de Hollywood”, cuenta a PERFIL el argentino Pablo Toscano, director técnico de animación y quien encabezó el proyecto en Canadá.

—¿Cuál fue tu rol?

—Estuve en todos los sistemas de animación del juego. Nuestro equipo en Quebec lideró el proyecto, y en mi caso fui responsable de atender todos los problemas que surgían con la animación. Para dar una idea, había nueve estudios involucrados; teníamos colaboradores en Rusia, India, Francia, China y Rumania. Cada vez que había un problema me llamaban de cualquier sede y a veces había que levantarse en el medio de la noche para una conference call. Fue todo un desafío, y marca un punto muy importante en mi carrera por el equipo con el que trabajé y la visión que tuvimos del juego. Muchas reseñas dicen que es el mejor de la línea.

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—¿Qué lo caracteriza?

—Se deseaba poder ir más allá. No queríamos que solo hubiera niveles sino que los sistemas interpretaran las decisiones del jugador y que eso impactara en lo que sucede después. Por lo tanto cada jugador genera su propio camino a medida que juega. Es como un “elige tu propia aventura”.

—¿Por qué Grecia?

—Si hay algo que marca este juego es la representación de la Grecia Antigua en el 430 aC. Assassin’s Creed cumple la fantasía de viajar en el tiempo. Y no a cualquier punto sino a los que fueron de inflexión para el ser humano. En ese sentido Grecia era perfecto. Se tomaron cosas del teatro, la tragedia y las leyendas. Lo que es histórico es extremadamente preciso. Las esculturas y los monumentos son calcados. La arquitectura es tan exacta que hasta se representaron a la perfección los colores. Hoy vemos las ruinas blancas pero la ciudad era muy colorida y eso se ve reflejado. Respetamos absolutamente todo. Creo que se logró que al final del juego no solo hubiera entretenimiento sino también conocimiento sobre el lugar y la época.

—¿Cómo consiguieron eso?

—Buscamos que los jugadores pudieran sentir lo mismo que sentían los griegos de entonces. Por eso contamos con la ayuda de un historiador con doctorados en Grecia Antigua. Trabajó a tiempo completo y nos ayudó a entender cómo se saludaba la gente, cómo eran las familias, las reuniones, etc. Hay treinta horas de diálogo en el juego y queríamos que se usaran las mismas palabras que en esa época.

—O sea que hay puestos de trabajo para otras profesiones...

—Totalmente. Filósofos, actores, locutores, guionistas, arquitectos, matemáticos, y puedo seguir agregando. Hasta hubo un doctor en Física que nos ayudó a recrear el movimiento y la densidad del agua. ¡Parece real! Es una industria que está creciendo un montón. Hoy en día me parece normal encontrar a personas con esos conocimientos. Abro las puertas a todo.

En el caso de Pablo, él tampoco comenzó con los videojuegos. Nacido en Tapiales, estudió en colegios industriales y se recibió de maestro mayor de obra. En la adolescencia su hermano le mostró por primera vez un modelo 3D y vio la posibilidad de dibujar elementos y también crearlos. En un primer momento lo utilizó para la arquitectura, pero su pasión lo llevó por otro camino. “Tenía el sueño de trabajar para la empresa que creó el Príncipe de Persia, con el que jugué de chico con mi papá”, explica a PERFIL.

—¿Cómo llegaste a los videojuegos?

—En 2001 empecé a especializarme en animación y en 2003 viajé a Quebec. Primero trabajé en una empresa más chica donde tuve la suerte de empezar a crear personajes. Eso me ayudó mucho porque pude agregar una parte artística a la muy buena formación técnica y de resolución de problemas –porque lo hacemos desde que nos despertamos– que tuve en Argentina. En 2005 apliqué para animador en Ubisoft, entré, pude trabajar en el Príncipe de Persia y cumplir mi sueño.

—¿Crear un juego es como cuando Spielberg hace una película?

—En realidad, podríamos decir que crear un juego es la combinación perfecta de Spielberg y Bill Gates. Es una mezcla de lo que sería la industria del arte cinematográfico con la creación de programas. Además, hay preproducción, conceptos, producción, posproducción, fechas de lanzamiento, trailers y más.

“Competimos con el cine”. A fines de 2016 una versión cinematográfica de Assassin’s Creed llegó a la pantalla grande. El protagonista fue Michael Fassbender (foto) y el director Justin Kurzel. La película tuvo un presupuesto de US$ 125 millones y recaudó 250 millones en todo el mundo. En Argentina, por ejemplo, algo más de US$ 2 millones. Pero en la “pantalla chica”, la recaudación fue diferente. El primer videojuego de la saga salió a la venta hace once años. Durante la última década, según datos de la empresa Ubisoft, se vendieron más de cien millones de copias y solo en el último cuatrimestre de 2017 la edición Origins tuvo ventas por US$ 900 millones. “En la actualidad los videojuegos les compiten a las películas y cuentan con presupuestos similares. De hecho hoy en día la industria de los videojuegos le gana a lo que es Box Office o venta de entradas en cines”, explica Pablo Toscano a PERFIL.