No sólo la moda se le da a Juliana Awada con naturalidad por integrar una familia que hizo de lo textil un emporio que aglutina varias marcas, además de la que lleva el nombre paterno. También la cocina –o la gastronomía– es parte de ese mundo. De familia árabe, tanto ellas como sus dos hermanas y varias de sus sobrinas aprendieron que la mesa con comida casera es también una demostración de afecto para propios y ajenos. Y también una actividad lúdica para compartir con los hijos.
Basta ver el instagram de Juliana Awada para descubrir un posteo donde ella, en la cocina de la Quinta Presidencial, le cuenta que le enseñó a Antonia hacer hummus. E incluso un posteo sobre una clase que, en ese mismo espacio, tomaron ella y las mujeres Awada con la cocinera Juliana López May. También posteó una ensalada verde con semillas de zapallo horneadas.
En los días previos a la elección, al receta que Juliana Awada explicó por Instagram de cómo hacer un budín de mandarina rivalizó con cualquiera de las oscuras noticias económicas de la gestión de su marido y presidente. Incluso las notas que se desprendieron de ese posteo acerca del precio de la harina de almendra que exigía la receta también sobrepasó a los por entonces olvidables exabruptos violentos de Elisa Carrió y Miguel Pichetto.
Y ahora Juliana Awada, en camino a dejar ´traje de primera dama', se ubica en la cocina para ofrecer la receta del jugo detox que prepara a la mañana y que podría llamarse el Juli-Juice. Este jugo más verde que los dólares que volaron de la reserva del Banco Central se consigue combinando “espinaca, pepino, apio, limón, jengibre, manzana verde y kiwi.”
Del hummus, al budín de mandarina y ahora al Juli-Juice, el reperfilamiento de Juliana Awada la ubica más cerca de una espacio gastronómico que de una mesa de diseño.
