Y Elon Musk lo hizo de nuevo. Un mensaje de 167 caracteres –en inglés por supuesto– en Twitter fueron suficientes para alterar el viernes y el fin de semana al mundo financiero internacional y en especial a los inversionistas de esa red social. “Acuerdo de Twitter suspendido temporalmente a la espera de detalles que respalden el cálculo de que las cuentas falsas/spam (de la red social) representan menos del 5 por ciento de los usuarios”, tuiteó el hombre más rico del mundo. Dos horas después, posteó: “Todavía comprometido con la adquisición”.
Si bien la última frase es positiva y no un adiós a la operación de 44 mil millones de dólares, seguramente en esas dos horas entre los mencionados dos tuits, muchos accionistas vivieron una montaña rusa de emociones y con el celular al rojo vivo. La reacción del mercado financiero fue inmediata y tangible. Al principio las acciones de Twitter llegaron a bajar hasta un 25 por ciento antes de la apertura de la sesión de ayer viernes. Esto es, alcanzaron una cotización de menos de 35 dólares, una cifra muy por debajo de los 54,20 dólares por acción que ofreció Musk por esa red social cuando anunció la compra. Luego la situación se estabilizó: cayeron un 10,6 por ciento en las operaciones previas a la comercialización a 40,30 dólares. Ese porcentaje marcó el mayor descenso en la cotización de dichas acciones desde octubre de 2021.
En caso que desista de comprar Twitter, Musk deberá pagar US$ mil millones
La paja y el trigo. La cuenta personal de Elon Musk tiene unos 92,8 millones de seguidores y a través de ella informó hace unos días su proyecto de armar un modelo de suscripción para Twitter, también mencionó la verificación de todos los usuarios. Por lo visto, es un tema que lo ocupa o con el que distrae. Los usuarios de Twitter que monetizaron contenido en el último trimestre de 2022 son, según un informe de la compañía, unos 229 millones de cuentas. Si se toma ese número como el volumen del que Elon Musk quiere separar falso o spam de verdadero, habría que descartar unas 11.450.000 cuentas.
También hace unos días, el millonario dijo que inversionistas se habían comunicado con él para comprometerse con invertir unos siete mil millones de dólares en nueva financiación para su compra de Twitter, incluso estaba en tratativas para que Jack Dorsey –cofundador de la red– se incorpore al directorio. Dorsey había quedado fuera del mismo hace unos meses –en noviembre de 2021– forzado por un millonario muy conocido en Argentina, Paul Singer, fundador del fondo buitre Elliot Management, y accionista de peso en la red social.
“No estoy seguro si alguno ha escuchado sobre esto, pero he renunciado a Twitter”, escribió Dorsey en la red social. Y allí explicó motivos y presentó con palabras elogiosas a quienes los reemplazaron: Parag Agrawal, como CEO, y Bret Taylor, como presidente del consejo de administración, y él mismo seguiría siendo parte de la junta directiva.
Acciones y despidos. Los tres directivos mencionados, cotizan dentro de la compañía y en caso de que Elon Musk y su equipo decidan reemplazarlos, esas salidas tienen un precio. En el caso de Jack Dorsey –si elige una esbozada invitación a un puesto importante en el directorio–, se estima que deberá cobrar unos 978 millones de dólares por sus 2,4 por ciento de acciones. Parag Agrawal, quien lo reemplazó como CEO, recibiría unos 38,7 millones de dólares, más unos 7 millones adicionales por acciones y compensaciones inherentes a su cargo. En el caso de Bret Taylor –quien pasó de Facebook a Twitter en 2016 a un puesto en el directorio– le corresponden por su porcentaje accionario la “módica” suma de tres millones de dólares. Esos valores se tomaron en base al valor de las acciones de cuando Musk confirmó su propuesta de pagar 44 mil millones de dólares por Twitter. Ayer viernes, durante dos horas, dichas indemnizaciones sufrieron una merma considerable. Hay otro escenario posible que podría afectar esa cifras: Si Musk decide dejar de “estar comprometido con la adquisición”, debería pagar unos mil millones por rescisión de contrato, una cifra mínima para quien como él tiene una fortuna de 220 mil millones de dólares.